Título: La historia del Halcón y su Omega
Fandom: Vengadores (Avengers), Thor Pareja: Clint Barton (Ojo de Halcón) x Loki
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Alfa/Omega
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (2 de 5)
Resumen: Loki ha sido detenido tras su intento de conquistar la Tierra y Thor está a punto de llevárselo a Asgard para castigarlo. Clint acaba de despertar, libre al fin del control mental que Loki ejercía sobre él, pero ha perdido todos sus recuerdos del tiempo que pasó como su siervo. Aparte de enfrentarse a su propia gente y matar a sus compañeros, ¿hizo algo más?
Capítulo 2
Después
del primer shock, Clint fue capaz de controlarse un poco mejor. Unos minutos
después estaban en medio de una plaza rodeados por los Vengadores. Natasha le
dedicó una última mirada de preocupación, pero tan cerca de su omega no era
capaz de prestarle atención. Con sus manos sobre las de Loki, Clint experimentó
la sensación más vertiginosa de toda su vida. Un viaje a otro planeta no era
cosa de risa, sintió como si todo su cuerpo se desintegrara y volviera a
reordenarse, miles de veces consecutivas y todas a la vez. Cuando sus pies
tocaron suelo, se encontraba mareado y tenía náuseas. Le costó un momento -y
ver a su omega arrastrado por otro alfa- recuperarse.
Fue
difícil asimilar que aquello no era un sueño, que aquel enorme palacio dorado
de estructura imposible era real, que aquel cielo de impresionantes estrellas,
galaxias y planetas no era una obra de arte, que aquel esbelto y orgulloso
cuerpo era el de su omega. Sí, estaba en un planeta diferente y fascinante,
rodeado de extraterrestres y cosas nuevas a cada paso que daba, quizá debería
haber prestado un poco más de atención, pero solo podía seguir el aroma de su
omega como un niño al flautista, acercándose tanto que a veces chocaba con él.
Loki no hacía nada, solo le miraba soberbio, burlándose de él con sus ojos como
si dijera «No tienes autocontrol», y ciertamente no lo tenía.
Cuando
al fin se detuvieron, se dio cuenta de que estaban frente a un enorme trono
dorado, un hombre de barba blanca y traje extraño -debería dejar de llamarlos
extraños ya que todos allí vestían así- sentado en él. Aquel hombre se levantó
de su asiento privilegiado y Thor se arrodilló, obligando a su hermano a
arrodillarse a su lado. Clint decidió hacer lo mismo, unos pasos por detrás de
los hermanos, suponiendo que era parte del protocolo.
—Padre
de Todos, he traído de vuelta a mi hermano—anunció Thor solemne.
—Loki...
Tus caprichos infantiles y pataletas han ido demasiado lejos.
Aquel
hombre parecía furioso y también cansado mientras le echaba la bronca a su
hijo. La energía que irradiaba ese poderoso alfa conseguía que mantuviera la
rodilla hincada en el suelo. Ni siquiera Furia podía igualarlo y, cuando le
mencionó a él tras un largo discurso, todo su cuerpo se congeló.
—Y
además ese humano... ¿Cómo has podido emparejarte con un humano corriente?
¡Eres príncipe de Asgard!
Por
su expresión, Loki claramente quería replicar, pero aún tenía la mordaza
puesta. Clint también habría replicado de no ser porque sentía que en cualquier
momento aquel hombre gritaría «¡Que le corten la cabeza!». Mejor esperar a ver
qué sucedía.
—Padre,
lo he traído porque pensé que su presencia podría ser buena para Loki, quizás
le haga más sumiso y mejore su comportamiento.
—Es
un alfa débil, sin presencia. No es digno de ser la pareja del príncipe de
Asgard.
—Si
me permite, Padre, tal vez por eso sea apropiado. El carácter de Loki chocaría
con un alfa más dominante. Y aunque su presencia no sea fuerte, le aseguro que
no es débil. Es un guerrero de Midgard, un arquero. Tener poca presencia es
importante para su trabajo.
Sí,
padre e hijo estaban hablando como si ninguno de los dos estuvieran allí y
Clint empezaba a molestarse.
—Hum...
Nada de eso importa igualmente, ya está hecho, sin mi permiso. Debo pensar en
ello, por ahora no se celebrará la ceremonia oficial. Loki, permanecerás en una
celda hasta que yo lo crea oportuno, hasta que cumplas tu castigo por los
delitos que has cometido. Tu alfa podrá quedarse aquí como nuestro invitado, al
menos hasta que tome una decisión al respecto. Marchaos—ordenó, agitando la
mano y volviendo a sentarse en su trono.
Clint
se levantó únicamente cuando los dos hermanos lo hicieron y les siguió fuera de
la sala del trono. No era agradable ser tratado de aquel modo, pero se
concentró en que podría estar cerca de su omega.
Siguió
a los dos hermanos y a varios guardias hasta las mazmorras, escuchando los
murmullos de los habitantes del castillo según pasaban a su lado. No estaba seguro
de cuál era lo más comentado, si que el hijo de Odín fuera encarcelado o que un
príncipe de Asgard hubiera tomado como su Alfa a un hombre de Midgard. En aquel
momento empezó a ser consciente de que jamás encajaría allí. Había decidido ir
a vivir a Asgard para estar con su omega como debía ser, pero, aunque lo
intentara, nunca podría formar parte de aquella sociedad. El aislamiento no era
algo que le preocupara especialmente, pero estar aislado en un mundo que no era
el suyo, en el que no podría moverse con libertad y del que no conocía nada,
probablemente iba a resultarle difícil.
Loki
fue encerrado en una celda, tal vez la más privilegiada de todas, aunque solo
fuera por situarse en una esquina y tener dos paredes abiertas. Era una sala
blanca y luminosa, vacía, de unos 40 m2 como mucho y sin barrotes,
solo una especie de malla dorada que se volvía casi transparente cubriendo
ambos lados abiertos.
—Espero
que tu tiempo aquí te permita recapacitar sobre lo que has hecho—le dijo Thor,
con la mordaza que le acababa de quitar aún en la mano. Quizás aún albergaba la
esperanza de que su hermano pudiera cambiar, muy, muy en el fondo—. Vámonos.
—Me
gustaría hablar un momento con Loki si no te importa—le pidió Clint.
—Por
supuesto, te esperaré arriba. Pero, arquero, no te fíes de sus palabras, mi
hermano es un maestro del engaño—le advirtió seriamente, lanzando una mirada de
reojo al prisionero.
Clint
vio marcharse a Thor seguido por los guardias y se volvió hacia la celda.
—Eres
patético.
Escuchó
la voz de Loki por primera vez. Le recordó al siseo de una serpiente y le
resultó sensual -tal vez solo porque su olor, aunque ya no podía percibirlo,
seguía flotando en el aire y pegado a su ropa-. Dejando de lado las que su
cerebro no lograba recordar, aquellas fueron las primeras palabras que le
escuchaba decir, intencionadamente hirientes. Loki le miraba de pie en el
centro de la celda, con las manos a la espalda y la cabeza levantada,
orgulloso.
—Permites
que encierren a tu omega en una celda—continuó viendo la falta de respuesta del
arquero—. Eres una vergüenza como alfa. Veo que me equivoqué al escogerte.
—Has
hecho mucho daño en la Tierra, esto es lo que te mereces. No puedes librarte de
esto por ser un omega.
—Ni
lo pretendo. He dicho que tú eres
patético por permitir que tu omega sufra de este modo. Has fallado estrepitosamente
en tu deber como alfa. Ningún omega te aceptaría sabiendo que ni siquiera
alzarás la voz por ellos—sonreía burlón y sus palabras se hundían más profunda
y dolorosamente de lo que podía imaginar, a pesar de que el rostro de Clint ni
se inmutaba.
—Si
así es como me ves, ¿por qué me escogiste a mí?
Loki
se encogió de hombros.
—Quieres
saberlo, ¿verdad? Pues no te lo diré, hoy no.
Había
esperado, o deseado, conseguir alguna respuesta, un atisbo al menos, pero solo
consiguió más dudas y una sola certeza: que aquel hombre iba a jugar con él
tanto como pudiera. Ahora era su único entretenimiento en aquella celda.
Clint
le dio la espalda sin decir más y salió de las mazmorras. No quería marcharse,
su instinto le decía que debía quedarse con su omega, pero, como Loki había
dicho, no era un buen alfa, lo sabía.
—Agente
Barton.
—Por
favor, omite lo de «agente», ya no soy nada de eso.
—Un
guerrero es siempre un guerrero—Clint sonrió tristemente ante su seriedad—. Voy
a acompañarte a tus aposentos si te parece bien.
—Um,
claro.
Clint
acompañó a Thor por los pasillos, subiendo, subiendo y subiendo más. Se
encontró en una habitación más grande que su propio piso. A la izquierda,
frente a un balcón, un sofá y un par de sillones blancos con una mesita en
medio; en el centro, una cama enorme con dosel y cabecero tallado; a la
derecha, junto a una gran ventana, un escritorio y varias estanterías vacías a
lo largo de la pared, entre las cuales estaba la puerta al cuarto de baño, con
una bañera que casi parecía una piscina y un vestidor igual de grande. Vestido
de negro integral, Clint se sentía completamente fuera de lugar en aquella
habitación en tonos blancos y pastel con dorado (dorado y más dorado) por todas
partes. Ni los escenarios de Disney eran tan pomposos.
—Pediré
que te traigan ropa apropiada—Clint se sobresaltó, sintiendo que le había leído
la mente—. Eres libre de ir a donde quieras; si quieres que alguien te acompañe
y te guíe solo tienes que decirlo. Cualquier cosa que necesites puedes
pedírsela a las sirvientas.
Sin
decir más, sin una sola palabra de ánimo y sin despedirse siquiera, Thor se
marchó. Aunque le había apoyado frente a su padre, Clint sentía que no le
agradaba, que no le gustaba que se hubiera convertido en el alfa de su hermano.
Estaba bastante seguro de que solo estaba allí por el cariño que el Dios del
Trueno aún le tenía a Loki. Estaría agradecido por ello de todos modos.
Sabía
que aquella iba a ser su habitación (no quería pensar que por el resto de su
vida), pero no era capaz de ponerse cómodo allí, no se sentía con derecho a
tocar nada, como si con un simple roce pudiera ensuciarlo todo. Se acercó al
balcón y su corazón latió contento al encontrarse en las alturas. Las vistas eran
asombrosas. Sin duda se encontraba en lo más cercano que podría haber al
paraíso, al menos como se describía en libros y cuadros. Pero no era su paraíso y se avergonzaba siquiera de
pensar que aquel lugar no le gustaba. Esperaba que en algún momento las sensaciones
desagradables se detuvieran. Tal vez solo era cuestión de adaptarse, tenía que
pensar en positivo.
Salió
de la habitación y bajó de nuevo hacia las mazmorras, topándose con Thor casi
en la entrada. Necesitaba hablar con Loki, sacar algo bueno de él, recordar la
razón por la que había ido allí.
—Thor,
iba a ver a Loki.
—No
puedes—respondió interponiéndose en su camino.
—¿Por
qué no?—preguntó extrañado.
—Solo
tienes permitida una visita a la semana, durante una hora.
—Eso
no es-
—Padre
solo quería permitirte verlo durante el celo, pero nuestra madre consiguió
convencerle de permitirte una hora semanal ya que es un omega recién emparejado—le
explicó con lo que le pareció algo de soberbia y enfado.
Clint
no pudo evitar oír en su cabeza «Padre y yo». Tal vez fueran solo ideas suyas,
quizás esa era simplemente la forma habitual de hablar de Thor o solo tenía un
complejo algo excesivo de hermano.
—Entonces
tendré que agradecérselo cuando la conozca—se despidió inclinando levemente la
cabeza y se marchó mientras Thor permanecía allí como una estatua guardando la
entrada a las mazmorras.
No
tuvo que esperar mucho para conocer a la reina, la mujer le estaba esperando en
la entrada de su habitación cuando regresó. Supo que era ella nada más verla,
con un sobrio vestido azul y el pelo dorado recogido, con un largo mechón
cayendo sobre su hombro izquierdo.
—Bienvenido
a Asgard—le dijo con una sincera sonrisa—. Soy Frigga, la madre de Loki. ¿Te
parece bien si hablamos un momento?
—Ah...
Por supuesto—abrió la puerta de la habitación y la invitó a pasar.
La
mujer, una omega, se dirigió directamente hacia el sofá y se sentó a un lado,
indicándole que se sentara junto a ella. Clint lo hizo y se sintió
repentinamente relajado. El olor de aquella mujer, que en parte le recordaba al
de su omega, parecía un bálsamo, casi como un sedante suave. Por primera vez
sintió que realmente era bienvenido allí. Su mirada directa le decía que no le
veía como a un bicho raro ni como a un indeseable. Y su conversación posterior
se lo confirmó.
—¿Puedes
decirme tu nombre?—le pidió, sentada con la espalda recta y las manos unidas
sobre su regazo, elegante pero para nada intimidante.
—Clint
Barton, puede llamarme Clint—estaba seguro de que Thor y el rey solo se habían
referido a él como «el arquero» y «el humano».
—Clint,
pareces un buen hombre y me alegro de que mi hijo al fin encontrara a un buen
alfa para tener a su lado. Lamento mucho que haya sido en estas circunstancias—su
voz se notaba dolida al tiempo que esperanzada. Clint se prometió que
conseguiría que Loki se disculpara con ella por hacerla sufrir.
—Yo
le agradezco que haya intervenido por mí para que pueda ver a Loki al menos una
vez a la semana.
Frigga
suspiró, bajando la mirada a sus manos.
—Me
habría gustado conseguir mucho más, pero mi esposo es un cabezota. Entiendo que
mi hijo debe pagar por sus delitos, pero él no ve que mantenerlo aislado no le
hará ningún bien.
Tal
vez no era bueno el aislamiento, pero Clint tampoco estaba seguro de que Loki
quisiera verle a menudo aun pudiendo.
—¿Qué
sucede?—preguntó preocupada. Creía haberlo disimulado, pero la mujer pudo ver
la inquietud en su rostro.
—Um...
Lo cierto es que no recuerdo nada. Sé
que estamos emparejados, pero no recuerdo cómo sucedió, no recuerdo...
—Si
fue tu voluntad o te manipuló. Sí, conozco los métodos de mi hijo. Me temo que
a eso solo podrá responder él, aunque tampoco puedo asegurarte que te diga la
verdad. Solo me gustaría que... que le dieras una oportunidad. Y que él te la dé
a ti. Esta podría ser su oportunidad de ser feliz.
—No
importa si me manipuló o no, he decidido aceptar mi responsabilidad. Es mi
omega y haré todo lo que pueda como su alfa.
La
reina le miró en silencio durante un momento, tal vez intentando sopesar la
veracidad de sus palabras, y finalmente sonrió amablemente.
—Me
alegra que estés aquí. Si necesitas algo no dudes en acudir a mí.
Levantándose
con elegancia y rozando levemente su hombro con la mano, Frigga se marchó de la
habitación. Clint suspiró aliviado, al menos tenía un aliado en aquel mundo
extranjero.
Ahora
a Clint solo le quedaba esperar, esperar a que la semana pasara, esperar a que
las cosas no fueran tan malas como imaginaba.
No
le quedó otra opción que usar la ropa que le dieron. Escogió lo más sencillo,
unos pantalones y una túnica corta de manga larga, ambos negros, y una especie
de chaleco cruzado verde oscuro -pensó que era el color apropiado-. Solamente
se quedó con sus botas y evitó todos los adornos.
Rehuyó
ir al comedor donde veía que todos se reunían para las tres comidas, no le
apetecía ser el centro de todos los cotilleos. En su lugar, pidió comer en su
propia habitación y no se lo negaron. Tenía que admitir que lo mejor de aquel
lugar era la comida; siempre le servían en exceso y sobraba comida, pero estaba
todo delicioso.
Sin
otra cosa que hacer, pasó esa primera semana dando vueltas por el castillo,
sobre todo por las plantas altas, siempre en las alturas. Su entretenimiento
principal consistía en memorizar cada detalle, cada estatua, cada adorno
dorado, cada cuadro de cada pasillo y de las salas a las que podía entrar. No
había otra cosa que hacer.
Cuando
la semana pasó, bajó a las mazmorras. Los guardias le dejaron pasar sin decir
palabra. La celda de Loki estaba nada más entrar así que pudo observarlo antes
de bajar las escaleras. La pequeña sala ya no estaba vacía, ahora tenía una
cama con sábanas negras, una pequeña mesa con algo de comida y bebida, una
silla de terciopelo negro con un reposapiés, un atril y varias decenas de
libros en un rincón. La madera oscura de todos los muebles se veía fuera de
lugar entre las paredes blancas. Loki se veía fuera de lugar. No debería estar
allí. Ya no vestía su llamativo traje, ahora llevaba una túnica sencilla cruzada
de color verde oscuro, un chaleco marrón con bordes de cuero y unos pantalones
y zapatos grises oscuros.
—¿Cuánto
tiempo piensas permanecer ahí?—preguntó Loki, sentado con la espalda recta
contra la columna de la esquina exterior y las piernas estiradas a lo largo de
uno de los lados abiertos mientras sostenía un libro en las manos.
Probablemente
sabía que estaba ahí desde que se había presentado frente a los guardias,
quizás incluso antes. Bajó las últimas escaleras y se puso frente a él. Estaban
separados por menos de un metro y una malla casi transparente, y por la falta
de olor. Aun así lo recordaba, su olor, más difuso cada día por la falta de
sentimientos apegados a él. El perfil de Loki era hermoso, soberbio aun
mientras leía, siempre soberbio. De un modo un tanto infantil.
—¿Cómo
estás?
—¿Te
importa? Supuse que ya te habías olvidado de mí, después de una semana sin dar
la cara—dijo con tono sarcástico sin apartar la vista del libro.
—Solo
me tienen permitido venir una vez a la semana. Si hubiera podido, te aseguro
que habría venido cada día—pareció desesperado porque le creyera. ¿No se lo
habían dicho? ¿Le habían dejado creer que no le visitaba porque no quería? No,
la sonrisa maliciosa de Loki le indicó que lo sabía, que solo se estaba
burlando de él.
—¿Y
cómo le está yendo al arquero humano en Asgard?
—¿De
verdad te interesa?
—No,
solo quiero saber si lo estás pasando tan mal como yo—por primera vez le echó
un breve vistazo de reojo.
—Supongo
que te alegrará saber que sí.
—Sí,
me alegra—sonrió hasta mostrar los dientes. Clint sintió un nudo en el estómago—.
Ya puedes irte.
—Ah.
Yo...
—¿Qué?
¿Quieres que charlemos? Ni siquiera aquí tengo tiempo que perder con eso.
Se
levantó grácilmente del suelo, tomó una fruta del cuenco de la mesa y se sentó
en la silla, de espaldas a él.
Clint
apretó los dientes. No tenía ninguna intención de marcharse tan rápido después
de haber esperado una semana para verle. Dio la vuelta a la celda hasta el otro
lado abierto para poder verle al menos de perfil. Las expresiones de su rostro
decían más que sus palabras.
—Aún
no recuerdo nada. ¿Será algo permanente o recuperaré la memoria?
Loki
se encogió de hombros.
—Quién
sabe, los efectos varían en cada persona.
—¿Es
eso o hiciste algo para que no la recuperara?
—Quién
sabe—una sonrisa maliciosa bailó en sus labios—. ¿Pero por qué no preguntas lo
que realmente quieres saber?
—¿Me
emparejé contigo por mi propia voluntad o me estabas controlando?—de verdad, de
verdad necesitaba una respuesta. No iba a cambiar nada, seguiría viviendo allí,
visitando cada semana a su omega porque era su deber, pero necesitaba saberlo.
—¿Tú
qué crees?—se levantó de la silla, caminando de un lado a otro relajadamente,
con un brazo a la espalda y jugando con la fruta en la otra mano.
—No
lo sé, no lo recuerdo.
—Apuesto
a que será tortuoso para ti no saber si fuiste obligado a emparejarte de por
vida con alguien como yo o si de algún modo te enamoraste de mí. Dime, ¿qué
sería peor? Si fuiste obligado al menos tendrías una excusa, pero si lo hiciste
voluntariamente sería imperdonable. Emparejarte con el dios que intentó
gobernar Midgard, tus amigos no te lo perdonarían.
—No
eres un dios.
—Minucias.
—¿Vas
a responderme?
—Respóndeme
tú primero—se detuvo frente a él, mirándole fijamente con aquellos afilados
ojos—. ¿Qué sería peor?
Clint
se quedó en silencio, incapaz de responder. No conocía la respuesta. Si le
había controlado, como decía Loki, tendría una excusa, pero al mismo tiempo se
habría emparejado de por vida en contra de su voluntad. Si lo había hecho por
su propia voluntad, no tendría perdón por haberse enamorado de aquel criminal,
pero si estaba enamorado entonces eso no importaría. Ya ni siquiera estaba
seguro de querer saber la respuesta. Loki suspiró con expresión de
aburrimiento. Se dio la vuelta y volvió a sentarse en la silla.
—Ya
puedes irte.
Esta
vez Clint no replicó, bajó la mirada y se marchó. En la entrada de la mazmorra
giró la cabeza y observó la figura de su omega un último momento. Sentía un
nudo en su pecho, pero era incapaz de identificar exactamente qué clase de
sentimiento era.
Al
día siguiente, cuando Clint regresó a su habitación tras dar vueltas toda la
mañana, se encontró una docena de libros sobre el escritorio. Algunos eran en
inglés, otros en un idioma con unos símbolos desconocidos y tres de ellos
combinaban ambos idiomas. Diccionario
Inglés/Asgardiano, Aprende asgardiano
I y II. Así que aquellos símbolos
eran asgardiano. Puede que se escribiera diferente, pero sonaban igual. O eso
pensaba. Cuando la sirvienta le llevó la comida, le preguntó por los libros. No
sabía quién se los había llevado, pero le explicó que inglés y asgardiano no
eran lo mismo; él podía entenderlos porque los asgardianos tenían el poder de
hacerse entender en cualquier lengua, pero eran idiomas completamente
diferentes. Tal vez esa era una buena forma de pasar el tiempo aparte de dar
paseos.
Así,
entre paseos y libros, aún sin recordar nada, pasó la siguiente semana. Sin
esperanza de que fuera mejor que la última vez, la visita semanal a la mazmorra
era lo único que podía sacarle de la aburrida rutina sin nada que hacer.
—Buenos
días, Loki—le saludó cuando el hombre no reaccionó a su presencia.
Estaba
sentado en su silla, con las piernas sobre el reposapiés y un libro en las
manos. Clint reconoció la portada marrón: Los
mitos de la magia, título en asgardiano que había podido descifrar con su
diccionario. Tenía ese libro en su habitación, era uno de los que le habían
llevado, pero estaba en asgardiano y aún no tenía conocimientos suficientes
para poder leerlo sin tardar media hora con cada frase. Se preguntó si era Loki
quien le había enviado aquellos libros, pero dudaba que se lo hubieran
permitido. Probablemente era cosa de Frigga, la única que se había interesado
por él, en un intento de acercarlo un poco más a su hijo.
Loki
no reconoció su presencia hasta que terminó de leer el capítulo en el que
estaba varios minutos después. A Clint no le importó esperar pacientemente en
silencio. Señaló la página, cerró el libro y lo dejó en la mesa a su lado.
—¿En
qué puedo ayudarte?—preguntó sin mirarle, reposando las manos sobre su regazo
en un gesto que le recordó al de su madre cuando habían hablado en su
habitación.
—¿Cómo
te encuentras?
—Maravillosamente,
esto es un paraíso, tengo tantas cosas que hacer. ¿Alguna otra pregunta obvia?—hoy
Loki no estaba para bromas, hoy estaba enfadado. Clint supuso que se debía a
las dos semanas que llevaba ya en aquella celda. Era el proceso de
aclimatación, apenas ahora era realmente consciente de lo que significaba estar
encerrado.
—¿Qué
estás leyendo?
Loki
le miró por primera vez, con una ceja levantada.
—Nada
interesante. ¿Tan aburrido estás que prefieres estar aquí preguntándome qué
leo? ¿Es que mi querido hermano no te entretiene con sus relatos de grandiosas
batallas? Tenéis mucho en común, él tiene un hermano indeseable y tú un omega
indeseado. Tendréis mucho de qué hablar.
—No
hablo con él, de hecho no he hablado con nadie desde el primer día, más allá de
darle las gracias a las sirvientas cuando me llevan la comida o arreglan la
habitación.
—Huh...—Loki
soltó lo que parecía una risa burlona y se levantó de la silla, acercándose a
él—. No puedo decir que me sorprenda. ¿Te has aislado por tu cuenta o es que
nadie te quiere cerca? Un simple humano emparejado con un traidor. ¿Murmuran
cuando pasas a su lado?
—Sí—contestó
con sinceridad—. Pero tampoco es un gran problema, nunca he sido muy sociable.
—¿Te
aburres?
—Mucho.
Estoy aprendiendo asgardiano.
Loki
rió.
—Sí
que te aburres. Consuela saber que no soy el único. ¿Pero sabes la diferencia
entre nosotros? Que tú te aburres porque quieres—su mirada se tornó seria y
fría—. Estás en un mundo nuevo y maravilloso y decides quedarte en este castillo aburriéndote, decides aislarte. Yo he sido forzado al aislamiento y al
aburrimiento. Me pones enfermo—su voz siseante le atravesó venenosa.
Clint
tragó saliva. Tenía razón, lo estaba haciendo por propia voluntad, no tenía
derecho a quejarse. Mucho menos con él, teniendo en cuenta lo que estaba
pasando.
—Disculpa...
tienes razón, no-
—Suficiente,
márchate—le dio la espalda y volvió a sentarse en la silla con su libro.
Asintió
con la cabeza aunque ya no le miraba y salió de las mazmorras. Tenía una hora y
apenas era capaz de pasar unos minutos con él. No era un buen alfa y aquel
omega no ayudaba.
Pensó
en socializar, en buscar algo con lo que entretenerse o explorar aquel mundo,
pero sintió que no era justo, no con su omega encerrado. Siguió pasando los
días dando vueltas por el castillo y estudiando asgardiano. Ya había memorizado
las plantas altas del castillo y traducía para sí mismo Los mitos de la magia, lentamente y con ayuda constante del
diccionario y los otros libros para aprender asgardiano.
Esta
vez no fue una semana.
Cinco
días después de su visita a las mazmorras, llamaron a la puerta de su
habitación a primera hora de la mañana. Thor entró como una tormenta en cuanto
le dio permiso. Parecía enfadado o molesto.
—¿Qué
sucede?—preguntó Clint, preparado para cualquier cosa.
—Arquero,
Loki está en celo, tienes que ir a su celda—vale, para eso no estaba preparado.
—Q-qué...
No puede ser, no han pasado más de tres semanas o un mes como mucho.
—Ese
es el ciclo de mi hermano.
—Ah.
Yo...
—Ve
ahora mismo a las mazmorras, podrás entrar a su celda—y del mismo modo que llegó
se marchó, dejando la puerta de la habitación abierta.
Clint
no estaba preparado para aquello, en absoluto. Aún pensaba que tendría otros
dos meses para acostumbrarse, quizás recuperar la memoria y tal vez hasta
llegar a buenos términos con Loki. Esto había llegado demasiado rápido. Pero,
venga, su omega estaba en celo, no podía dejarle sufrir, para eso había ido
allí. Tenía que actuar como un buen alfa por una vez. Respiró hondo y salió de
la habitación.
El
omega estaba tumbado en la cama boca arriba. La mayor parte de su ropa estaba
tirada junto a la cama, solo llevaba una camiseta negra sin mangas y los
pantalones. Se cubría el rostro con los brazos y su respiración era algo
pesada, pero parecía tranquilo. Si hubiera sido cualquier otra persona, no
habría sabido que estaba en celo solo por aquello, pero tal y como había visto
a Loki los últimos días, estaba claro que algo le pasaba. Algo en su interior
se revolvió al ver a su omega en aquel estado. Su parte alfa quería despertar y
ya se estaba poniendo duro.
—Loki...—le
llamó, acercándose a la celda.
—Lárgate,
no estoy de humor para ti—respondió con un gruñido.
—Sé
que estás en celo.
—¡¿Y
qué?!—la cama se sacudió cuando se incorporó golpeando el colchón con ambos
puños—. ¿Piensas entrar aquí y violarme otra vez hasta que se me pase?
Se
quedó petrificado. Las palabras resonaron acusadoras en su cabeza. Violarme, violarme, violarme... «Otra
vez», eso significaba que ya lo había hecho antes. Así que eso era lo que había
pasado, por eso Loki le detestaba (y con razón). Le había violado durante su
último celo. No se había emparejado con él porque Loki le estuviera
controlando, ni siquiera por amor, simplemente le había violado y quizás se le
había ido de las manos y no había podido detenerse antes de anudarlo. No podía
creerlo, había hecho cosas malas en su vida pero nunca nada tan terrible, tan
inhumano. Era él quien debía estar en esa celda y no Loki.
—¡Lárgate
de aquí, no te quiero cerca!—gritó, volviendo a tumbarse en la cama dándole la
espalda.
Durante
un momento no fue capaz de moverse, sentía como si su alma hubiera abandonado
su cuerpo. Y tal vez así era, desde el día en que había violado a Loki.
Retrocedió con los pies arrastrando por el suelo, apenas pudiendo subir las
escaleras. Se encerró en su habitación y se hundió junto a la misma puerta.
Sentía
náuseas. Fue tambaleándose al baño y vomitó varias veces hasta que su cuerpo
quedó tembloroso en el suelo, sentado en un rincón. Lo que había hecho era
imperdonable, haberlo olvidado aún más. Ahora entendía por qué no recordaba
nada, su mente lo estaba protegiendo de aquellos hechos tan terribles. Una
protección que no merecía mientras su omega los seguía sufriendo. ¿Y ahora qué?
Por supuesto debía ir a la cárcel por ello. Violación y emparejamiento forzoso.
Pero no quería permanecer en Asgard, no quería que Loki tuviera que seguir
soportando su presencia. Más náuseas y un terrible dolor de cabeza. Solo quería
encogerse sobre sí mismo y desaparecer. En ese momento desearía ser Stark para
poder simplemente arrancarse la placa magnética de su pecho y dejar que la
metralla le atravesara el corazón. Una forma fácil y rápida de acabar con
aquello, aunque tampoco se merecía un final tan compasivo.
Continuará...
Hola!!!
ResponderEliminarWow si que me sorprendiste con lo de la violacion de Loki, ahh quien lo diria de Barton, pero hasta ahora se ha visto que no tiene autocontrol ;)
Gracias por subir un nuevo cap, me gusto mucho XD
Esperare el proximo cap con muchas ansias, porque escribes muy genial y se esta poniendo muy interesante el fic, ahora que hara Clint?