Título: La historia del Halcón y su Omega
Fandom: Vengadores (Avengers), Thor Pareja: Clint Barton (Ojo de Halcón) x Loki
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Alfa/Omega
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (1 de 5)
Resumen: Loki ha sido detenido tras su intento de conquistar la Tierra y Thor está a punto de llevárselo a Asgard para castigarlo. Clint acaba de despertar, libre al fin del control mental que Loki ejercía sobre él, pero ha perdido todos sus recuerdos del tiempo que pasó como su siervo. Aparte de enfrentarse a su propia gente y matar a sus compañeros, ¿hizo algo más?
Capítulo 1
Clint
es un alfa, aunque nadie lo diría. A primera vista, muchos pensaban que era el
omega de Natasha porque ella sí es una fuerte y dominante alfa. Sin embargo, al
estudiarlo más de cerca, se percataban del tenue y sutil olor a alfa que
desprendía el arquero, con lo que la Viuda Negra y él no eran compatibles. Pero
por culpa de ese débil olor y apariencia de alfa, no muchos omegas se sentían
atraídos a él, no le veían como un alfa que pudiera cuidar de ellos. Eso
tampoco le preocupaba mucho a Clint, nunca había encontrado a un omega de su
interés. Hasta que llegó él. Nada más
aparecer, su olor a omega a punto de entrar en celo inundó la sala. Era lo más
intenso que había olido nunca y olfateó el aire dejando que llenara sus fosas
nasales. Su entrepierna palpitó, se estaba poniendo duro solo con olerlo. Pero
excitarse con el olor de un omega no significaba que luego este le gustara.
Sacudió la cabeza, intentando aclarar su mente. Fue inútil. En cuanto el hombre
se le acercó, tras haber mandado por los aires a algunos de sus compañeros, toda
su energía se fue en contener su cuerpo, en no lanzarse a su cuello para
marcarlo. Si hubiera podido pensar, se habría sorprendido de su reacción alfa;
su naturaleza nunca se había manifestado de forma tan intensa, nunca había
reaccionado de ese modo ante un omega, ni siquiera uno en celo.
—Tienes
buen corazón—le susurró el hombre a un paso de él, con aquella lanza brillante
acercándose a su pecho.
Y
entonces todo se quedó en blanco.
Cuando
volvió a abrir los ojos, Clint estaba en una habitación en penumbra, con las
luces integradas en el techo a media intensidad, de paredes de hormigón y
vacía, a excepción de la simple cama hecha sobre la que estaba tumbado. Llevaba
su uniforme, pero no tenía ninguna de sus armas. Se incorporó y se sentó al
borde de la cama. Por un momento pensó que estaba en una celda, pero para eso
al menos faltaba el inodoro. La puerta, con cristal translúcido, tampoco
parecía la de una celda, adivinó que ni siquiera estaba cerrada con llave.
¿Dónde
se encontraba?
…
No
era capaz de adivinarlo. Lo último que recordaba era estar en un centro de
investigación de SHIELD, vigilando mientras el Dr. Selvig trabajaba con el
Tesseracto. Sin motivo aparente, el Tesseracto se activó y comenzó la
evacuación. Desde ahí, los recuerdos estaban algo borrosos. Una intensa luz
azul, un hombre con un traje extraño y un cetro con esa misma luz, y… omega omega omega omega omega. Eso era
lo último que quedaba en su cabeza, más claro que cualquier otro recuerdo, el
olor de un omega a punto de entrar en celo, el olor más delicioso que había
percibido nunca.
Suspiró
y abrió los ojos (no recordaba haberlos cerrado). Lo que le resultó más extraño
fue que aún sentía rastros de aquel olor sobre él.
Apartó
ese pensamiento de su cabeza, no era momento de distraerse. Se levantó de la
cama y se acercó a la puerta. Esperó un momento en silencio y, tras no escuchar
nada al otro lado, la abrió lentamente. Se encontró en un largo pasillo de
paredes también de hormigón y luces en el techo, con varias puertas a ambos lados
que probablemente daban a habitaciones como la suya, que se encontraba casi a
los pies de las escaleras que bajaban a ese pasillo. Subió por ellas con
precaución, preparado para pelear por si se encontraba en una base enemiga,
Hydra, pero dudaba que fuera así, no le habrían dejado tanta libertad. Antes de
llegar arriba escuchó una voz familiar y se detuvo.
—¿No
entiendes que no puedes llevártelo? No puedes separar a un omega de su alfa,
mucho menos cuando su unión es tan reciente. ¿Imaginas cuánto va a sufrir el
omega? Ni siquiera él se merece eso—Natasha estaba discutiendo con alguien y
parecía muy enfadada. Era extraño porque no solía perder la compostura.
—No
puede permanecer aquí, no es seguro. Me da igual lo que digáis, me lo llevaré
conmigo—esa voz no la reconocía. Era un hombre y también parecía enfadado, o
más bien exasperado.
—Entonces
míralo desde el lado del alfa. Si fueras tú, ¿qué sentirías o qué harías si te
intentaran arrebatar a tu omega?—preguntó Natasha, viendo que era demasiado
obtuso para ponerse en la piel de un omega.
—Mataría
a quien le pusiera las manos encima—respondió tajante.
—Bien,
pues eso es lo que sentirá Barton.
¿Barton? ¿Yo?
Le
extrañaba que aquella conversación fuera sobre él. ¿Quién era ese hombre con el
que hablaba Natasha? ¿Y ese omega que mencionaban? Él no tenía ningún omega,
nunca se había emparejado con nadie.
Terminó
de subir las escaleras y entonces se hizo el silencio. Natasha y el desconocido
(un tipo enorme y rubio al que recordaba haber visto hacía tiempo) no eran los
únicos que estaban allí; el director Furia también estaba allí, con los brazos
cruzados frente al pecho y la cabeza inclinada pensativo. El aire entre los
tres alfas estaba tenso y parecía peligroso acercarse.
—¡Clint!—exclamó
Natasha, intentando hacer como si nada—. ¿Cómo te encuentras?
—Um…
Bien, supongo. ¿Qué ha pasado? ¿Y quién…?—miró analítico al gran tipo vestido
con ropa extraña que le miraba con el ceño fruncido. Si las miradas mataran...
—No
recuerdas nada, ¿verdad? Ah… Los demás tampoco—suspiró con expresión
preocupada.
—¿Los
demás? ¿Qué ha pasado?—repitió, aún
más confuso.
—Es
largo de contar, venga por aquí—Furia, interviniendo por primera vez, le rodeó
los hombros con un brazo y lo llevó consigo.
Sentados
en una sala de reuniones, Furia le hizo un resumen muy resumido: Loki, hermano
de Thor (el tipo grande y rubio), había llegado a través del Tesseracto con la
intención de someter a la Tierra y convertirse en rey de la humanidad. Le había
controlado con sus poderes y le había utilizado como a una marioneta para
cumplir sus objetivos (más tarde preguntaría qué había hecho exactamente, pero
nunca se perdonaría haber colaborado con el enemigo, aunque estuviera
controlando su mente). Habían reunido a los Vengadores para derrotarlo y, tras
una breve invasión extraterrestre, habían vencido y ahora ese tal Loki estaba
encerrado en una celda en aquella base de SHIELD en la que se encontraban.
—¿Y
qué es eso que estaban discutiendo Natasha y… Thor? ¿Algo sobre un omega?
—Sí…
ese tema… Supongo que tampoco recuerda nada de eso.
—¿Recordar
el qué?
Furia
se le quedó mirando largo rato pensativo. Aquello no era una buena señal.
Parecía un tema serio y, si no se lo decía directamente, tal vez estuviera
planeando ocultarle algo. Clint se sentía más inquieto a cada segundo.
—Está
bien, acompáñeme—dijo al fin con un suspiro.
Se
levantó de su silla y salió de la sala seguido de inmediato por Clint.
Recorrieron de nuevo los pasillos hasta un ascensor y bajaron, bajaron y bajaron
hasta llegar a las celdas. Aquella era una base recién construida así que las
celdas (unas habitaciones no muy diferentes a en la que había despertado, con
puerta de cristal esmerilado ultraresistente) estaban vacías, salvo una. Furia
se colocó a un lado, dejando que Clint se pusiera frente a la puerta. El
arquero intentó contener el hormigueo que sentía en el estómago, no podía negar
que estaba nervioso. No sabía quién estaba allí dentro (probablemente ese Loki
del que le había hablado), no era capaz de oler nada, pero parecía algo
importante. Furia presionó uno de los botones que había en un panel táctil
junto a la puerta y el cristal se volvió transparente.
De
pie, apoyado contra la pared del fondo, justo frente a la puerta, había un
hombre de pelo negro y ropa extraña. Lo reconocía, era el hombre que había
salido del portal que había creado el Tesseracto. Supuso que, efectivamente,
era Loki, pero no recordaba más. Aquel hombre, con una mordaza metálica y
esposas a pesar de estar en la celda, parecía del todo despreocupado, reclinado
contra la pared con las piernas cruzadas y la cabeza ladeada, mirando al techo
-al parecer él no podía verlos, no había reaccionado a su llegada-. Casi
parecía más bien estar aburrido. Si era el culpable de todo aquello que le
había contado Furia, se encontraba en serios problemas y aun así parecía no
importarle. Clint sintió su miembro palpitar en los ajustados pantalones. Se
estaba empezando a poner duro. Le sorprendió que su propio cuerpo reaccionara
de ese modo solo con ver a ese hombre, para él no era más que un desconocido,
no sentía nada.
—¿Lo
reconoce?—le preguntó Furia tras un momento.
—Es
el tipo que cruzó a través del Tesseracto, ¿no?
—Correcto.
¿No recuerda nada más?—le miraba fijamente con su único ojo, escrutando su
rostro para no perderse la mínima microexpresión.
—No.
¿Qué debería recordar?—había
escuchado lo suficiente para figurarse qué estaba pasando, pero necesitaba que
se lo dijeran, esperando que no fuera tan terrible como lo que tenía en su
cabeza.
—Humm…—Furia
miró de reojo al prisionero y volvió a pulsar el botón que cambiaba la
transparencia del cristal y este se tornó opaco—. Nada, volvamos.
—No,
¿cómo que nada? Director, si hay algo importante que deba saber, quiero saberlo—no era propio de él exigir
nada a su jefe, pero haber olvidado los últimos días -en los cuales la Tierra
había sido invadida por extraterrestres, había estado a punto de ser dominada
por los mismos y él había colaborado a dicho propósito- convertía aquello en
una situación excepcional.
—Está
por encima de su nivel—fue la respuesta de Furia, la que probablemente era su
respuesta más habitual.
—No
puede estar por encima de mi nivel si tiene que ver directamente conmigo.
—Lo
está. Ahora vaya a hacerse un chequeo médico, agente Barton, y en cuanto le den
el visto bueno podrá marcharse—le hizo subir al ascensor y él mismo pulsó un
botón.
Las
puertas se cerraron y el ascensor subió. Cuando las puertas volvieron a
abrirse, había una mujer con bata blanca esperándolo. Análisis de diversos
fluidos corporales, pruebas en diferentes máquinas y variados e incómodos
exámenes físicos y psicológicos. Tras varias horas, al fin tuvo el visto bueno.
Un enfermero le acompañó hasta el ascensor. Parecía querer asegurarse de que se
marchaba a casa así que Clint pulsó el botón que decía Vestíbulo. Cuando las
puertas se cerraron, pulsó el último botón, que llevaba a las celdas.
Normalmente
acataba las órdenes sin preguntar y si estaba fuera de su nivel lo respetaba,
pero en esta ocasión eso no era posible.
Llegó
frente a la celda de Loki y respiró hondo. Tenía que aplacar el hormigueo que
sentía en su estómago antes de verlo. Pulsó el botón en el panel para que el
cristal se hiciera transparente. Allí estaba Loki, en el mismo lugar en el que
lo había dejado, pero esta vez sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y
la espalda recta en una posición casi de meditación. Tenía los ojos abiertos,
mirando hacia la puerta. Sintió que le miraba a él pero sabía que no era así.
Se dio unos momentos para observarle. Su cuerpo ya estaba reaccionando, los
pantalones se sentían muy apretados. Admitía que era un tipo atractivo (aunque
no pudiera ver la mitad inferior de su rostro por la mordaza); una nariz
perfecta, unos pómulos marcados, unos cabellos brillantes y sedosos y la mirada
más intensa que había visto nunca. También era alto y tenía un buen cuerpo, por
lo que distinguía con esa ropa. Pero no sentía nada por él. Solo era un
desconocido del que tenía un fugaz recuerdo.
Echó
un vistazo al panel junto a la puerta.
En
un botón ponía «Espejo ON». Supuso que lo que Loki veía al otro lado de la
puerta era su propio reflejo como en los espejos de las salas de
interrogatorios. Había otro botón con un altavoz tachado. Loki no podía oírle.
Presionó el botón del espejo y Loki dio un respingo. Le miró sorprendido, con
los ojos muy abiertos. En un movimiento inhumano, imposible con las manos
esposadas, el dios se levantó como una pantera y avanzó hasta quedar a un paso
de la puerta. Clint estuvo a punto de retroceder, pero consiguió controlarse y
mantenerse en el sitio. No fue capaz de descifrar la expresión en el rostro de
Loki. ¿Solo estaba sorprendido o también enfadado? ¿Quería golpearlo o
abrazarlo?
El
cuerpo de Clint estaba tenso, alerta, pero no sentía lo mismo que cuando estaba
frente a un enemigo. Pulsó el botón del altavoz.
—Loki...—tragó
saliva. Estaba a punto de preguntar algo que quizás no quisiera saber—. ¿Es
cierto que estamos emparejados? ¿Eres... mi omega?—cuando le miraba ni siquiera
pensaba que aquel hombre, evidentemente orgulloso, pudiera ser un omega.
Loki
siguió mirándole fijamente. ¿Era una sonrisa lo que veía en sus ojos? ¿O era
enfado? Levantó sus manos esposadas y las llevó al cuello de su
lo-que-fuera-aquello. Lo bajó, descubriendo su piel. Allí estaba, roja,
reciente, la marca de un alfa.
Su marca.
No
recordaba haberla hecho, pero la parte alfa de su cerebro la reconoció y rugió
con orgullo. Había reclamado como suyo a un dios (o un extraterrestre), a un
omega que había puesto en jaque a toda la humanidad, al que incluso todos los
Vengadores juntos habían tenido dificultades para derrotar. Oh, sí, su parte
alfa estaba muy orgullosa de que aquel fuera su omega. Aunque su parte racional no sentía nada, solo estaba
preocupada por el futuro.
Apretó
los dientes ante el deseo de volver a morder sobre esa marca y hacerla más
clara y profunda.
Apartó
la mirada por primera vez del fino cuello y volvió a presionar todos los
botones del panel. Altavoz apagado, espejo encendido y cristal esmerilado. Se
quedó allí durante un momento, mirando la puerta de la celda imaginando que
Loki aún estaba de pie al otro lado. Realmente tenía un omega. Se había
emparejado. No lograba hacerse a la idea, nunca había pensado en tomar un
omega. Nunca se había sentido especialmente atraído a ninguno, hombre o mujer;
y tampoco se consideraba un alfa apropiado para ningún omega. Darle un hogar,
cuidar de él, protegerlo, proveer y estar con él durante sus días de celo, y
todo eso sin contar tener hijos. No, con su trabajo todo eso era imposible,
apenas sería capaz de verle y solo le haría sufrir. Vale, sí, había pensado en
ello, y lo había descartado por completo. Pero emparejarse con un hombre como
aquel ni siquiera se le había pasado por la imaginación, no sabía qué pensar.
Clint
respiró hondo y volvió al ascensor. Cuando salió en el vestíbulo, se encontró a
Natasha, que intentó disimular no estar esperándole.
—¿Qué
tal ha ido todo?—preguntó casualmente con una sonrisa.
—Estoy
perfectamente. Dicen que recuperaré la memoria con el tiempo.
—Me
alegro. ¿Quieres que vayamos a comer algo?
—Me
encantaría.
En
lugar de salir fuera como esperaba, Natasha le llevó a una cafetería en la
primera planta. No había mucha gente, aún no tenían muchos trabajadores en
aquel edificio. Se sentaron en una mesa de un rincón, frente a la primera
ventana que veía en todo el día. Había una amplia extensión de suelo de
hormigón rodeando el edificio, con un gran aparcamiento y un muro alto, y más
allá algunos edificios de pocas alturas y aspecto descuidado. Estaban en las
afueras de alguna ciudad, no se le había ocurrido preguntar cuál. Y ya era de
noche.
—¿Cómo
te encuentras? Aparte de estar bien físicamente—le preguntó mientras esperaban
a que la camarera les llevara su pedido.
—Es
desagradable haberlo olvidado todo. Sé que he hecho cosas horribles, pero no
poder recordarlo es lo peor de todo.
—No
puedes culparte por lo sucedido, no tenías control de tus actos.
—Eso
no cambia lo que hice.
—Clint-
La
camarera llegó y les sirvió los platos de pescado que habían pedido.
—Sé
lo de Loki—dijo cuando la empleada se marchó.
Natasha
se quedó mirándole en silencio, con una expresión que le pareció de lástima.
—¿Lo
has recordado?
—No,
os oí hablar, cuando subí las escaleras, y con lo que me contó Furia después
era bastante para juntar las piezas. Cuando nos hemos encontrado, venía de ir a
ver a Loki para confirmarlo.
—¿Te
lo ha confirmado?
—Me
enseñó la marca, fue suficiente.
Natasha
asintió con la cabeza y comenzó con su plato, evitando hablar por un rato.
Clint solo daba vueltas al suyo, sentía el estómago cerrado.
—Thor
quiere llevarse a Loki, ¿verdad?—rompió el silencio cuando ya no podía esperar
más.
—Sí,
quiere llevárselo a Asgard. No cree que sea seguro tenerlo aquí.
—Pero
es un omega recién emparejado. Sufrirá.
Natasha
asintió con la cabeza, sin levantar la vista del plato. El arquero comenzaba a
molestarse, no estaba siendo de mucha ayuda.
—¿Hasta
qué punto?—insistió, sabiendo que ella conocía mejor a los omegas.
—No
sé cómo será para él, no sé si su biología es diferente, pero un omega
humano... ¡no puede separarse de su alfa! Siendo un omega recién emparejado
sufrirá simplemente estando lejos de su alfa, pero lo peor será cuando le
llegue el celo. Será lo más doloroso que haya sufrido nunca, una tortura que nadie
se merece. Algunos... algunos han intentado suicidarse, o lo han conseguido.
Por eso durante el celo se les permite estar con sus alfas, aunque estos estén
en la cárcel o incluso sean condenados a muerte—suspiró tras haber soltado
aquello sin apenas respirar. Su repentina energía sorprendió a su compañero,
parecía realmente preocupada—. Y si tú recordaras, o cuando recuerdes vuestra
unión, también sufrirás.
—Lo
sé, pero por cómo sonaba, no parece que Thor vaya a permitirle quedarse aquí.
—No,
ya se ha decidido, mañana por la mañana se marcharán.
—Supongo
que no tengo opción entonces.
No
creía estar preocupado por Loki como tal, había cometido un gran crimen
(decenas, en realidad) y merecía un castigo. Tampoco estaba preocupado por sí
mismo, sabía que sufriría cuando recordara su unión pero podría soportarlo
-quería soportarlo como castigo a sus propias acciones-. Ni siquiera tenía
sentimientos de ninguna clase hacia él, seguía viéndolo como un desconocido.
Probablemente estaba haciendo aquello por la responsabilidad que sentía como
alfa. Se había emparejado con un omega, aún no sabía en qué condiciones, y
ahora era responsable de él. Por mucho daño que hubiera hecho a la Tierra, no
podía permitir como alfa que su omega sufriera por su culpa.
—No
tiene por qué hacerlo, agente Barton.
—Director,
entiendo que quisiera ocultármelo por mi propio bien, pero debo aceptar mi
responsabilidad.
Thor,
Furia, cinco agentes armados y Clint se encontraban frente a la celda de Loki.
El cristal estaba transparente en ambos sentidos y el altavoz encendido.
—Loki,
es hora de irnos, más vale que no hagas ninguna tontería—le advirtió su
hermano.
Furia
suspiró aún mirando preocupado a Clint y finalmente abrió la puerta de la
celda.
Omega omega
omega pareja pareja pareja mío mío mío mío mío MI OMEGA.
El
olor fue un golpe contundente contra su cabeza desmemoriada. No lo recordó
todo, pero recordó lo más importante. Ese omega era suyo, su omega, su pareja,
estaban emparejados, sí, y habían tenido sexo, muchas veces, había pasado el
celo junto a él, llenándolo con su verga y anudándolo, tantas veces como sexo
habían tenido. No recordaba exactamente cómo había sido, pero recordaba que lo
había hecho, y recordaba el sonido de su voz, sus gemidos vibrando por todo su
cuerpo, su calor y la humedad de su interior y su sabor, su olor a paraíso, a
divinidad, y el olor de ambos mezclados que iba más allá de lo descriptible. Suyo, suyo, era suyo, su omega, con su marca no solo en su cuello sino en
todo su cuerpo. Todo el que lo oliera podría saber que era suyo, suyo, suyo. Y el olor penetraba intenso por su
nariz y envolvía su cerebro como una potente droga, lo diluía y lo reducía a su
nivel más básico, más animal, a un alfa que quería reclamar una vez más a su
omega, mío mío mío mío mío mío...
El
sabor a sangre consiguió que al fin reaccionara. Tenía a Loki sujeto contra la
pared del fondo con todo su cuerpo. Su colmillo estaba hundido en su carne
justo sobre la marca que ya tenía. Podía saborear la sangre, tan increíblemente
deliciosa con su sabor metálico y salado. Solo deliciosa porque era de su
omega. Y estaba duro, dolorosamente duro, y podía notar que Loki también.
—Mi...
omega...—jadeó, intentando recuperar la cordura en sus pensamientos.
Notó
la vibración en el pecho de Loki. Se estaba riendo aunque no pudiera emitir
ningún sonido con la mordaza. Apartó el rostro de su cuello, solo lo suficiente
para poder mirarle a la cara, y relamió las gotas de sangre que manchaban sus
labios. Ahora sí, estaba seguro de que Loki estaba sonriendo tras esa máscara.
—¡Agente
Barton!—la potente voz de Furia resonó en la celda. Probablemente le había
estado llamando docenas de veces.
Clint
al fin se separó de Loki y se apartó a un lado de la celda.
—Lo...
lo siento, señor.
—Thor,
llévatelo, iremos enseguida—le pidió Furia, algo más calmado.
Thor
agarró a su hermano por el brazo y lo arrastró consigo fuera de la celda. Clint
sintió un terrible deseo de golpearlo por tocar a su omega, pero esta vez pudo
controlar a su parte alfa.
—Agente
Barton, le repito que-
—Quiero
ir—el arquero le miró decidido—. Quiero ir.
«Ni
siquiera tenía sentimientos de ninguna clase hacia él... Probablemente estaba
haciendo aquello por la responsabilidad que sentía como alfa... Se había
emparejado con un omega y ahora era responsable de él... No podía permitir como
alfa que su omega sufriera por su culpa...», a la mierda las excusas. Quería a ese omega, desnudo a ser
posible y debajo de él (o encima, tampoco iba a ser exigente con eso), y no
pensaba dejar que lo alejaran de él. Mataría a quien lo intentara y ningún
tribunal lo condenaría porque era su omega, SUYO.
Continuará...
Continuará...
Es la primera vez que leo algo de los Vengadores. La premisa me ha gustado, también la pareja. Gracias por compartir esperaré la continuación.
ResponderEliminarWow! es la primera vez que leo un fanfic de esta pareja y me ha encantado, escribes realmente genial, esperare la continuación con muchas ansias XD
ResponderEliminarMe encantó
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