Título: El Demonio Castigado y el Íncubo 3
Tercer Libro: "La Sangre de los Kuroichi"
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Hageshii ♥ Konome y muchas más...
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Acción, Aventura, Romance, Sobrenatural
Clasificación: +18
Advertencias: Incesto, Lemon, SM, Violencia
Capítulos: 13 (de 19)
Resumen: Los cuatro habitantes de la Casa de Té reciben una aterradora visita inesperada. El padre de Hageshii aparece exigiéndole que encuentre a su hermano, el cual se ha escapado de casa por un amor humano. Pero las cosas no son como parecen, el hermano de Hageshii esconde un secreto que arrastrará a Hageshii a luchar a través de los mundos.
Konome, Takashi y Katsuragi son personajes de Dr.Ten, el resto son originales míos.
Capítulo 13
Hageshii
apareció directamente en el hall del castillo. Respiraba
pesadamente, su corazón latía fuerte y mordía sus labios hasta
hacerlos sangrar, al igual que sangraban sus manos por lo fuerte que
apretaba los puños.
—¡¡¡MALDITO
CABRÓN!!!—golpeó con gran fuerza la pared del castillo,
provocando que trozos de piedra se desprendieran de ella y del techo,
cayendo a su alrededor.
—Te
pediría que no destruyeras mi castillo, Hageshii—le dijo Hades,
quien apareció con su elegante figura frente a él.
—No
me toques las narices...—seguía estando tan cabreado que no podía
controlar el volumen de su voz.
—¿Qué
ha ocurrido para que estés tan enfadado? ¿Qué es lo que puede
haberte alterado tanto?—le preguntó acercándose cautelosamente a
él, con una voz suave para no alterarlo más.
—Ese...
maldito exorcista... ha puesto sus podridas manos... sobre mi
hermano...—susurró temblando de furia.
—Entiendo—con
un único paso llegó frente a él y rodeó su cintura con un brazo—.
Has visto una imagen hermosa y la excitación también se ha vuelto
ira, ¿me equivoco? Yo haré que canalices toda esa energía negativa
en una mejor dirección.
El
demonio no dijo nada, necesitaba aquello. Tenía que borrar de su
cabeza la imagen de su hermano en aquel estado o sustituirla por
otra, y por desgracia no tenía al íncubo junto a él. Aceptó el
beso del Dios, que hizo vibrar todo su ser de pies a cabeza. Como el
pequeño ya no estaba en aquel castillo no tenía que preocuparse por
perder la concentración. Hades deslizó sus frías manos bajo la
camiseta del pelirrojo, cuyo cuerpo fue recorrido por intensos
escalofríos.
—Tu
cuerpo está muy caliente... me pregunto cuánto más podré
calentarlo...—le susurró bajando sus pantalones.
—Mi
amante es muy bueno en el sexo, ¿podrás darme más placer que
él?—le retó, esperando que así se entregara más a fondo,
dándole ya igual todo lo demás.
—¡Huh!
Ningún demonio podría superarme, recuerda que soy un Dios, mis
poderes están más allá de los vuestros y los puedo usar de muchas
formas—en el suelo de la sala comenzó a surgir una siseante y
gelatinosa masa negra que parecía tener vida propia.
—¿Otra
vez esto? La última vez lo usaron para torturarme—le dijo al mayor
mientras el plasma se deslizaba por sus piernas y tronco.
—Pues
esta vez te aseguro que te hará disfrutar.
El
plasma desgarró todas las ropas del pelirrojo dejando apenas unas
tiras por aquí y por allá. Era una sensación extraña para el
demonio, tener aquella masa negra recorriendo su cuerpo por primera
vez con buenas intenciones. El Dios se quitó tranquilamente su
túnica sin dejar de observar las hermosas expresiones que comenzaban
a aparecer en el rostro del pelirrojo. Hageshii miraba con curiosidad
el cuerpo de Hades, deseando saber lo que se ocultaba bajo sus
ropajes. Con las verdes luces que había sobre ellos, por un momento
le pareció una estatua de mármol, piel blanca y pulcra sin una sola
imperfección, una delgadez que en cualquier otro hombre habría
parecido enfermiza, pero sin embargo en él era realmente hermosa. El
Dios se quedó solo con su ropa interior y se acercó de nuevo al
demonio.
—Parece
que esto te está gustando—acarició su miembro cada vez más duro
con la punta de los dedos—. Creo que va a ser muy divertido, mi
pequeño sobrino.
—Mi
Señora, su hijo ha regresado ya—dijo una voz en una de las
habitaciones del gran castillo.
—¿Está
con Hades?—preguntó una mujer en las sobras, que observaba
fijamente el paisaje del Inframundo.
—Así
es, mi Señora.
No
hubo respuesta de la mujer, tan solo se levantó y salió de la
habitación.
—¿Así
que Kuroichi podrá liberar sus poderes?—preguntó Katsuragi al
íncubo mientras este tomaba una taza de té.
—Sip,
eso es lo que dijo Hades, y también dijo algo de que podría verla,
aunque no sé a qué se refería.
—Probablemente
quería decir que podría ver a su madre—Reitan bajó las
escaleras, con la cara aún sonrojada y andando de forma un tanto
extraña.
—¿La
mamá de Hagii? Jo... yo quería verla... pero no quiero regresar a
ese lugar, da mucho miedo—Konome todavía podía recordar el terror
que le había provocado aquel castillo y que solo su amante había
podido calmar.
—Me
pregunto cómo se sentirá. Hageshii nunca ha conocido a su madre y
la verdad es que no sé si alguna vez lo ha deseado, aunque supongo
que sí—decía pensativo el demonio.
—Por
cierto, ¿y Shinohara?—preguntó Katsuragi al no verlo bajar
también.
—Ese
idiota debe de estar retorciéndose de dolor todavía. Se lo tiene
merecido—bufó Reitan girando la cabeza con soberbia.
—Ya
veo... pobre Shinohara, va a sufrir la ira de los dos hermanos.
Podéis torturarlo todo lo que queráis pero, por favor, tened
cuidado y no lo matéis—le pidió el ojiverde.
—¿Y
eso por qué?
—Este
local se mantiene abierto gracias al dinero de los alquileres de
Kuroichi y de Shinohara. Si pierdo los 500 mensuales de Shinohara me
iría a la ruina—explicó el joven.
—¿Así
que solo es por el dinero? ¿Si no fuera por eso no te importaría la
vida de Takashi?—le preguntó el íncubo sorprendido.
—No—una
respuesta directa y sincera que no dudó ni un segundo.
—Ha-Hades...
más dentro... ¡Um! Ve más de-ntro... ¡¡Ah!!
—Tu
interior me está aprisionando... y absorbe cada vez más...—le
decía el Dios, penetrándole con más fuerza a cada segundo.
—Se
siente... tan bien...—Hageshii no podía dejar de gemir. El plasma
recorría todo su cuerpo, apretando y acariciando los puntos
sorprendentemente exactos—. Esta cosa... es- ¡Ah! Sorprendente...
¡¡Nhn!!
—¿Es
así? Me alegra que te guste... Yo controlo cada uno de sus
movimientos... y puedo sentir todo lo que toca...
El
plasma envolvía el miembro del Dios, retorciéndose en el interior
del demonio y también se deslizaba por el falo de Hageshii,
introduciéndose finamente en él. No había ni un rincón del cuerpo
del demonio que quedara sin el roce sensual del plasma, ya sea de su
interior o exterior.
—Me...
corro... ¡Uh! ¡¡Mn!!—el pelirrojo derramó todo su líquido
sobre su vientre y el de Hades por tercera vez consecutiva.
—¡Huh!
Eso ha sido intenso—rió el Dios, lamiendo los labios del joven,
bebiendo la saliva que caía por ellos.
—¡¡Más!!
Quiero más... ¡Hades...! ¡¡Ah!!—aún más plasma penetró en su
interior y las embestidas del Dios siguieron intensas mientras sus
manos recorrían su cuerpo como si estuvieran examinándolo.
—No
esperaba encontrarme algo así—la voz de una mujer se escuchó al
otro lado de la sala.
—Vaya
hermana, hubiera sido mejor que esperaras en tu cuarto hasta que te
avisara—respondió Hades sonriendo.
—¿Her...
mana?—el corazón de Hageshii se paralizó por un instante.
Quiso
ver el rostro de la mujer pero el cuerpo del Dios se lo impedía.
—¿Podrías
quitar las manos de encima de mi hijo?—le dijo la mujer acercándose
a ellos.
—Por
supuesto, aunque era él quien lo deseaba—respondió el Dios
mirando pícaramente a su sobrino.
Hades
sacó su miembro del interior del demonio e hizo que el plasma
liberara su cuerpo dejándolo en el suelo mientras se ponía su ropa.
Hageshii mantenía su rostro gacho y la mirada fija en el suelo. Su
corazón latía rápido, deseaba tanto ver a su madre, conocer su
rostro... pero a la vez sentía mucho miedo, no sabía por qué.
—Hageshii...
¿no saludas a tu madre?
El
demonio se levantó con todo su cuerpo temblando, desnudo por
completo y con fluidos tanto del Dios como propios recubriendo su
piel. Alzó despacio la cabeza y miró con ojos acuosos a la figura
de la mujer. Era algo más baja que él, con unos largos cabellos
como los de su hermano pero de un color blanco brillante; el resto de
su cuerpo, al igual que las facciones de su rostro, eran casi iguales
a las de Hades aunque menos elegantes. En su semblante había una
expresión sumamente triste como nunca había visto Hageshii.
—Ho-hola...
—Mi...
pequeño... hijo mío...—se acercó a Hageshii y adelantó su mano
para acariciar su rostro. El demonio retrocedió unos pasos, de algún
modo sentía recelo hacia esa mujer—. Ah... entiendo... me odias
¿verdad? Es lógico... te abandoné... Una madre que abandona a su
hijo... no merece siquiera perdón...—la mujer estaba encogida
sobre sí misma, y parecía que ya no tenía lágrimas para derramar.
—No
es que te odie—respondió el demonio con una mirada fría—,
simplemente esperaba algo diferente. Eres tan pequeña y frágil...
No pareces una Diosa—se apartó de ella y se acercó a Hades,
quitándole de las manos la última prenda de su vestimenta que iba a
ponerse y se la echó por encima cubriendo su desnudez.
—No
deberías tratar así a tu madre—le dijo el Dios sin dejar de
sonreír.
—Esa
mujer... es realmente débil. No puedo verla como a mi
madre—respondió el demonio sin volverse a mirarle.
—No
fue ella quien quiso separarse de ti, fui yo quien la obligó a
entregarte a tu padre. Tuve que arrebatarte de sus brazos y quedó
muy afectada por ello. Desde entonces no ha vuelto a ser la que era
antes—se explicó Hades, acercándose a su hermana que temblaba
ahora de rodillas en el suelo.
—Eso
no me importa, para mí es pasado. No me parezco en nada a esta mujer
y si no ha sido capaz de superarlo tampoco quiero parecerme. Yo
también perdí a alguien muy importante para mí pero lo he
superado. Supongo que en parte debo darte las gracias porque me
apartaras de un ser tan débil—en su rostro no parecía haber
tristeza, simplemente un alivio por haber solucionado una parte de su
pasado.
—Hm,
nunca pensé que esto me agradaría pero... te pareces mucho a
mí—Hades le sonrió, al parecer a él tampoco le importaba mucho
el estado de su hermana.
—¿Cuándo
vas a liberar mis poderes?—preguntó Hageshii, queriendo dejar de
lado ya ese asunto.
—¿Tienes
mucha prisa? ¿No quieres pasar un rato más conmigo?—preguntó
sensualmente, acercándose hasta él y rodeando su cintura con un
brazo.
—Solo
quiero regresar a casa con Konome, el sexo contigo es bueno pero lo
prefiero a él. Ahora libera mis poderes—más que una petición
sonó a una exigencia.
—De
acuerdo, acompáñame—comenzaron a caminar en dirección al hall.
—Ha...
geshii... mi... pequeño...—gimió la mujer, pero ninguno de los
dos le hizo caso.
Continuará...
Ya me vi las otras dos... Y este cap... :U: pobre de su madre ;_; en serio... U.U vas muy bien. Sigue así.
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