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Desagradables Recuerdos de Impotencia


Título: Desagradables Recuerdos de Impotencia
Categoría: Katekyo Hitman Reborn!    Personajes: Mukuro X Hibari
Género: Yaoi
Clasificación: +18 años   Advertencias: Lemon, S&M
Capítulos: One-shot
Resumen: Hibari ha perdido en su primera pelea con Mukuro, pero esa no es la única humillación que ha sufrido. En aquel rato antes de que llegaran los demás Vongola, Mukuro liberó todos sus sádicos deseos sobre el malherido Hibari.

Aún puedo sentir sus dedos sobre mi piel magullada, el peso de su cuerpo sobre el mío, la punta de sus cabellos rozándome ligeramente, su aliento cálido recorriendo mi pecho al mismo tiempo que su lengua creaba caminos de saliva desde mis pezones hasta el cierre del pantalón. Aún recuerdo su risita cuando me estremecí más de lo que hubiera deseado al contacto de sus labios con el glande de mi pene erecto.
Aquel momento, tras la pelea en la que perdí miserablemente, no deja de repetirse en mi mente, atormentándome en sueños, distrayéndome de mis tareas. Más que la humillación de haber caído derrotado ante ese tipo despreciable, lo que me enferma profundamente son los hechos que le acontecieron.

— ¿Qué es esto? ¿Tanto te has excitado con unos cuantos besos? Eres más sensible de lo que esperaba, Hibari Kyoya.
—Maldito bastardo ¿Por qué haces esto? No te basta con haberme ve-... v-.
—Vamos, no es tan difícil de decir. “Me has vencido” Venga, repite conmigo: “Me has ven-ci-do.”
— ¡Voy a golpearte hasta la muerte!
— ¡Kufufu! Eres realmente adorable—mientras se reía recorrió con la punta de un dedo de arriba a bajo toda la longitud de mi miembro.
— ¿Adorable? ¿Cómo puedes llamar adorable a otro hombre? ¡Estás enfermo!
—Qué chico más recto, no te gusta incumplir las normas ¿verdad? Quieres ser una persona ejemplar...—su lengua envolvió mi miembro y dio un pequeño mordisco a la punta—. Lástima que tu cuerpo no esté de acuerdo contigo.
Las múltiples heridas recorriendo mi cuerpo me impedían moverme siendo poca la resistencia que podía oponer. Y por mucho que me moleste admitirlo, sus palabras eran bastante acertadas. Mi cuerpo reaccionaba inevitablemente a cada endemoniado toque suyo. Unos extraños escalofríos que nunca había sentido antes me sacudían y el hecho de que fuera ese proyecto fallido de humano el que los provocaba me cabreaba más que nada.
—Parece que esto te está gustando, ya estás casi a punto—dijo sacando tras unos minutos mi miembro de su boca—aunque no puedo dejar que te corras tan rápido.
Una especie de enredadera rodeó mi miembro por la base apretándolo desagradablemente y una flor blanca de aspecto estrambótico apareció en la parte superior de la planta.
—Q-q-q-qué... ¡¿Qué broma es esta?!—grité entre molesto, sorprendido y asqueado.
—Tranquilo, tan solo es una ilusión pero servirá para que no te corras antes de tiempo—creó otra flor igual en su mano y la colocó en mi cabello.
— ¡¿Y no podías haber hecho aparecer una correa de cuero como alguien normal en lugar de ponerme una flor en la polla?!—estaba más avergonzado que nunca, sintiendo cómo mi cara ardía posiblemente más roja que un tomate.
— ¡¿Cuero?! ¿No me digas que te van ese tipo de cosas?—exclamó abriendo los ojos como platos muy sorprendido— ¡Kufufu! Pues en ese caso cumpliré tus fantasías.
— ¡¡N-no!! ¡No quería decir eso! ¡Solo que es más norm- nm- m~!—una mordaza de cuero con una bola de agujeros fucsia me acalló.
—Para serte sincero, no pensé que te gustaran ese tipo de cosas. Creí que eras más tradicional, pero ya veo que las apariencias engañan.
—“¡Bastardo! ¡Te he dicho que no es así!”—pero por mucho que intentaba gritar lo único que se oían eran quejidos.
—Tranquilo, tranquilo, ahora mismo te doy más—unas correas de suave cuero envolvieron mi cuerpo, atando mis manos a mis tobillos torturando aún más mis heridas. Otra correa fina rodeó mi cuello apretando ligeramente con una tira suelta como la del collarín de un perro y un par más no dejaban de girar alrededor de mi pecho rozando mis pezones—. Esto está mejor ¿verdad? Pero aún falta algo...
De pronto una densa niebla rodeó a Mukuro. Tragué saliva aterrorizado de lo que aparecería, pero no podría haberme esperado o preparado para lo que surgió. Cuando la niebla se disipó me quedé de piedra con una emoción que ni aun ahora puedo describir. Su cuerpo de pálida piel estaba recubierto de brillante cuero negro de arriba a bajo. Unos pantalones ajustados marcando su prominente erección y extremadamente cortos, un corsé que ni siquiera ocultaba sus pezones, unos guantes sin dedos hasta el hombro con correas envolviéndolos, botas hasta las rodillas también envueltas en correas con tacones de más de 10 cm y una gargantilla de cuero trenzado en su esbelto cuello. En sus manos chasqueaba una delgada fusta de jockey. Pero lo peor era la perversa sonrisa en su rostro y el brillo pervertido en sus ojos.
— ¿Qué? Te gusta, ¿verdad? ¡Soy la reina del S&M!
Siento no poder comentar esto, no pude hacerlo entonces y sigo sin poder hacerlo ahora, tan solo diré que el trauma que me produjo aquella estampa jamás desaparecerá de mi mente, ni con siglos de terapia con el mejor loquero.
—Creo que ya podemos continuar con lo que estábamos. Y además parece que estás más duro que antes—golpeó mi miembro con la fusta y mi cuerpo se sacudió—. ¡Kufufu! Sin duda adorable.
Algo tan humillante no me podía estar pasando a mí, no a mí. Realmente quería patearle el trasero a ese tipo pero mi cuerpo estaba aun más inmovilizado por las correas de cuero. Me sentía totalmente impotente ante aquello, ante aquel ser tan repugnante. Mukuro se inclinó sobre mí, presionando su erección contra la mía que seguía siendo estrangulada por la enredadera. Agarró la correa de mi cuello tirando ligeramente hacia él, lamió mis labios separados por la mordaza y besó varias veces con extraña dulzura mi mejilla, llegando hasta mi oreja.
—Esto comienza ahora...—me susurró con una sensual voz, que por un momento me pareció que temblaba de emoción.
Mientras se apartaba de mí, sentí que algo comenzaba a rozar el agujero de mi ano, abriéndose paso poco a poco hacia mi interior.
— ¡Mn! ¿Mmn?—no podía ver lo que era, pero la mano de Mukuro estaba empujando algo alargado y con tacto suave mientras lamía los bordes lubricándome.
—Relájate, tan solo te estoy abriendo para meter algo más gordo después—mientras lo metía hasta el fondo golpeó con la fusta mis pezones, que ya estaban lo suficientemente rojos siendo rozados por las correas. El objeto de mi interior comenzó a vibrar bruscamente, tanto que del shock golpeé mi cabeza contra el suelo.
—Kufufu, no te exaltes tanto Hibari, tan solo quiero que tengas las heridas que yo te haga. Si te quedas inconsciente no sería divertido.
Mientras el aparato seguía vibrando en mi interior y sentía como si mi pene fuera a estallar, las manos de Mukuro recorrían mi cuerpo con algo que me molesta llamar gentileza, haciéndome estremecer.
—Vamos a probar algunos juguetitos más... —hizo aparecer en la palma de su mano unos pequeños vibradores con forma de huevo, sujetó un par a mis pezones y otros dos a la punta y la base de mi miembro. Tras una de sus risas chasqueó los dedos y los cuatro vibradores comenzaron a funcionar a la vez—. ¿Qué tal? ¿Te gustan estos chiquitines?... Um... no es tan divertido si no me gritas y te quejas.
La mordaza de mi boca desapareció al instante, dejándome al fin encajar las mandíbulas.
— ¡¿Qué?! ¿No vas a decirme nada?—preguntó con rostro sonriente.
Sabía que cualquier cosa que dijera le satisfaría pero simplemente no pude contenerme.
— ¡Voy a golpearte hasta la muerte!
— ¡¡Sí!! Ya decía yo que algo estaba mal. Escuchando tu preciosa y soberbia voz me excito mucho más—acarició sensualmente su entrepierna cada vez más abultada mientras lamía la punta de la fusta.
Por un momento muy, muy, MUY corto, aquella escena me pareció un poco sexy pero al sentir su pie aplastando mi erección se me pasó el delirio.
— ¡Maldito hijo de perra, desátame ahora mismo de todo esto! O al menos deja que me corra—me avergüenza decirlo pero ya estaba desesperado y aunque siguiera con aquello necesitaba correrme ya, o me volvería loco.
—Kufufu, pidiéndome eso... sí que debe ser duro. En ese caso te lo quitaré... después de que me lo supliques como es debido—azotó mi miembro y tuve que morderme el labio para no gritar, casi habría preferido seguir con la mordaza.
—Ni lo... sueñes... antes reviento que suplicarte a ti—decía eso pero... ya estaba casi en mi límite.
—Muy bien, pues en ese caso...—hizo desaparecer sus pequeños pantalones y se arrodilló sobre mí—. Vamos a ver si algo rico te hace reventar o suplicar.
Comenzó a introducir mi miembro por su agujero que no había sido abierto antes, lubricado tan solo por los pocos fluidos seminales que podían salir de mí. Era tan estrecho y caliente que me sentía derretir, con la sangre de sus desgarros cubriendo mi miembro y el vibrador apretando entre ambos. Ya no podía más, era una sensación tan increíble cuando comenzó a moverse cada vez más rápido que ya no podía contener gemidos de placer indeseados, aunque ninguno tan intenso como los que salían de la boca de Mukuro. En su rostro había una expresión que no había visto antes, al menos en persona y menos en un hombre. Sus mejillas sonrojadas, casi hasta las orejas; sus ojos algo llorosos y entrecerrados; y su boca abierta con hilos de saliva deslizándose por sus comisuras dejando salir aquellos sonidos tan dulces e intensos. De no ser por la ropa que llevaba, podría haber dicho que aquel chico se veía incluso lindo. Y por un momento no me importó que hiciera aquello... pero ese momento pasó fugazmente como una lluvia de estrellas. El aparato que vibraba en mi interior desapareció y en la mano de Mukuro apareció otro de tamaño considerablemente más grande y con unos bultos en la superficie además de un color verde brillante dándole el aspecto de un cactus.
—Q-... ¡¡¿Qué cojones es eso?!!—grité mirándolo fijamente.
—Voy a darte... algo más gordo a ti también, ¡Umn! A ver si así al fin suplicas...—contestó él entre gemidos, comenzando a introducirlo en mi interior.
— ¡Para! ¡No! ¡Ni se te ocurra meter esa cosa!—intenté resistirme pero fue inútil, esa cosa verde comenzó a entrar dolorosamente en mí.
—Si quieres que pare... mn... ya sabes lo que tienes... que decir... Umh... ¡ah! No es tan difícil... ah... di “Mukuro-sama... te lo suplico, deja que me corra... ¡Nm! Hazme gozar más... ¡hi! Házmelo duro...” ¡Ah! ¡Mn! Nn...—era incapaz de seguir hablando, la velocidad de sus movimientos había aumentado y estaba a punto de correrse.
—Je... parece que tú... estás más al límite que yo...—aunque no era del todo cierto, estaba a punto de ser absorbido por la locura. Un minuto más con aquella demoníaca ligadura en mi miembro y acabaría haciendo lo peor que podía, suplicar.
—Vamos, suplícame y nos correremos juntos... ah...—el aparato verde entró por completo y comenzó a vibrar a máxima potencia.
— ¡Ah! ¡Basta! ¡No más! No puedo... ¡¡Hya!!—Aquel aparato estaba tocando un punto muy sensible y ya no podía más, por primera vez mi orgullo desapareció por completo—Desátalo por favor.
—“Te lo suplico, Mukuro-sama”—me susurró al oído, dándome un mordisco en la oreja.
—Te lo... supli-... su-... supli-... —no podía seguir, me estaba muriendo por dentro al decir esas palabras tan humillantes, pero el cada vez más apretado trasero de ese demonio soltó mi lengua—. Mukuro-sama... te lo suplico...
—Kufufu... buen chico... parece que esto realmente funciona... ah...
La enredadera y la flor que envolvían mi miembro además de la de mi cabello desaparecieron y tras un único movimiento de Mukuro, me corrí abundante y desatadamente en su interior, al mismo tiempo que él lo hacía sobre mi pecho hasta mi rostro, mientras nuestros gemidos se mezclaban en uno inundando la habitación.
—Ah... ah... Hibari... eres increíble... Me has llenado por completo... Maravilloso... Cuánto semen... Puedo sentirlo en mi interior... tan caliente...—jadeaba con una sonrisa llena de locura y satisfacción en su rostro.
Soy incapaz de describir aquel placer que jamás antes había sentido y que me llenó por completo, dejándome en shock durante unos minutos, sintiéndome como flotando entre las nubes hasta que el cuerpo de Mukuro se separó del mío regresándome a la realidad.
—Querría seguir haciéndolo hasta que nos desmayáramos pero me temo que ya no podemos, tenemos visitas—comenzó a hacer desaparecer las correas y los vibradores—. Además, tu cuerpo ya está al límite después de la pelea y de todo esto...—sus ropas de reina del S&M también desaparecieron volviendo a las normales—. Pero no te preocupes, repetiremos esto alguna vez. Ha sido demasiado maravilloso como para ser la última vez.
Me dio un beso “inocente” en los labios y, sin nada más, me dejó allí tirado desnudo, casi incapaz de moverme y con su semen recubriendo mi pecho y mi rostro, pero sobretodo odiándome a mí mismo por haber disfrutado de aquel demonio siendo incapaz de detenerlo. Aún puedo sentir esa terrible impotencia y el profundo odio por ese ser que no debería haber salido de las profundidades del infierno.

FIN

9 comentarios:

  1. Muy buen escrito, consigue que las imágenes fluyan solas en la mente.

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  2. Es un gustazo leer tus fics x33

    A pesar de que practicmanete no conozco a reborn me ha encantado x3

    Que sexy *¬*

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  3. me encanto XD esta sensual sexy y divertido podrias poner algo asi como una continuacion? si se puede que sea mukuroXtsuna

    felicidades esta buenisimo tu blog

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  4. me encanto XD esta sensual sexy y divertido podrias poner algo asi como una continuacion? si se puede que sea mukuroXtsuna

    jaja habia olvidado la contraseña de mi cuenta

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  5. magnifico....me encanto....te adoro.

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  6. OMG!!! que intenso, hace que te los imagines!!! muy bueno!!!! So Hot!!

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  7. me encanto ♥ es raro ver algo tan bien escrito ui te ame xd adios :L

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  8. demasiado bueno...etooo.. >//////< me hiciste llegar a imaginar cosas muy ...... en fin! I LOVE YAOI!

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  9. muy buena para ser un yaoi exelente me gusto.
    me encanto es entretenida esta bueniiiissssiiimmmmaaaaa y muy divertida FELICIDADES¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
    me gustaria que hubiera continuacion (pero casi me traumo) jajajajajajajaja

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