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Encerrados en la Escuela

Título: Encerrados en la Escuela
Categoría: Yugi-oh    Personajes: Seto x Yugi
Género: Yaoi
Clasificación: +18 años    Advertencias: lemon
Capítulos: One-shot
Resumen: Yugi se queda dormido en clase, quedándose encerrado en la escuela sin ninguna salida, pero sorprendentemente no era el único.

—Vaya mierda ¿Cómo me ha podido pasar esto? Me quedé dormido en clase cuando me fui a cambiar ¿Cómo salgo ahora de aquí? Todo está cerrado.
Yugi caminaba por los pasillos oscuros de su colegio. Apenas había pegado ojo en toda la noche así que después de cambiarse de ropa tras la clase de gimnasia se había quedado dormido en el aula y ahora estaba encerrado en el colegio. Todo estaba en tinieblas, las luces no funcionaban y apenas estaban las de emergencia.
—Uwa~ —de pronto, al girar en una esquina chocó con algo grande que lo tiró al suelo.
— ¡Mira por donde vas!
— ¿Eh? ¿Kaiba? ¿Tú también te has quedado encerrado?—le preguntó extrañado.
—No es de tu incumbencia—se dio la vuelta y regresó por el mismo camino.
— ¡Hey espera! Ya que estamos aquí solos vamos juntos—le dijo Yugi alcanzándole.
— ¿Acaso le tienes miedo a la oscuridad Yugi Moto?—preguntó riendo.
— ¡Claro que no! Es solo que si encontramos la salida estaremos juntos para salir los dos—era verdad pero tampoco le agradaba la idea de quedarse solo.
—Haz lo que quieras pero no me molestes—le dijo caminando rápido.
—Tan desagradable como siempre—masculló Yugi esforzándose para seguirle el paso.
El silencio entre ellos era absoluto y su distancia como mínimo de un metro mientras caminaban por los pasillos en busca de la salida. Yugi miraba a Kaiba desde atrás preguntándose cómo se había quedado allí encerrado, dudaba mucho que se hubiera quedado dormido como él.
— ¿No tienes un móvil para llamar a tus guardias o algo?—preguntó Yugi cansado de dar vueltas.
— ¿Crees que seguiría aquí si lo tuviera?—contestó a la ridícula pregunta.
— ¿No tenía otra forma de contestar?—masculló cansado de esas respuestas.
De pronto en el pasillo por el que iban se vio un destello azulado.
—Kya~ ¿Qué ha sido eso?—gritó Yugi muy asustado.
—Solo ha sido una luz de la calle—le contestó Kaiba apretando los dientes.
— ¿Oh sí? Que susto, je-je—dijo algo avergonzado.
— ¿Te importaría soltarte ya?—del miedo Yugi se había abrazado a la cintura de Kaiba y seguía aferrado a él.
— ¿Eh? Ah! ¡Lo siento mucho! ¡Ha sido un impulso, lo siento!—se disculpó retrocediendo una gran distancia.
—Suficiente, sigamos.
Yugi pensaba por primera vez que era una suerte estar a oscuras, así Kaiba no podría ver su rostro rojo como un tomate. Había sido solo un impulso abrazarse a Kaiba, lo habría hecho con cualquier otro, sin embargo había sido una sensación muy agradable de protección.

Ya habían comprobado todas las salidas y ninguna estaba abierta. Fueron a su clase y allí se sentaron en esquinas opuestas.
—Oye Kaiba, ¿no tendrás algo de comer?—preguntó Yugi escuchando como su estomago le rugía.
— ¿Por qué demonios iba a tener yo comida?—él también tenía mucha hambre.
Kaiba se levantó y se dirigió a uno de los pupitres. Sacó de él dos bollos de chocolate y uno se lo lanzó a Yugi.
— ¿Uh? ¿De dónde has sacado eso?—preguntó abriéndolo rápidamente.
—La mesa de Wheeler, sabía que él tendría algo—contestó comiendo el suyo.
—Gracias—Yugi le dedicó una gran sonrisa.
Kaiba le ignoró mirando hacia otro lado. Al poco rato Yugi quedó dormido sobre la mesa apoyando la cabeza sobre los brazos.
—“Estúpido niño, va a coger un resfriado si se queda así”—pensó Kaiba.
Se levantó y se acercó al pequeño. Le miró desde arriba y por un momento su corazón latió más rápido. Se quitó la chaqueta y se la puso por encima a Yugi. Sin saber porqué adelantó la mano hacia el rostro del joven, acaricio su mejilla con la punta de los dedos y siguió hasta sus labios.
—“Son suaves”—pensó contemplándole embobado—“¿Por qué será tan idiota? Si no lo fuera…”
Se agachó despacio y juntó sus labios a los de Yugi, esperando no despertarle. Era un beso secreto que el pequeño nunca conocería. De pronto un brazo rodeo su cuello y el beso se intensificó.
—No está bien besar a la gente mientras duerme—le susurró el pequeño cuando se separaron un poco.
Kaiba retrocedió bruscamente chocando contra la mesa que tenía a la espalda, la tiró al suelo y cayó con ella. Yugi había cambiado a su otro aspecto más adulto y tenía una picara sonrisa en el rostro. Se acercó al moreno y se sentó sobre él con una rodilla a cada costado.
— ¿Qué estás haciendo?—preguntó Kaiba poniéndose tenso.
—Eso debería preguntártelo yo. Tú eres quien me ha besado mientras dormía.
—Ugh… eso…—Yugi le silencio con un beso, aunque tampoco habría sabido que decir.
El menor invadió la boca del moreno, lamiendo cada rincón, haciéndole estremecer. No entendía porqué sucedía eso pero se estaba dejando llevar, tal vez por el ambiente que había o porque llevaba sintiendo curiosidad por aquello mucho tiempo. Desabrochó la camisa del mayor y comenzó a besar y lamer su pecho. La excitación de Kaiba iba en aumento, Yugi parecía un experto en eso. No pudo aguantar más y decidió entrar en acción. Lo levantó y lo tumbó sobre la mesa del profesor, se deshizo rápidamente del molesto uniforme y comenzó a besar la blanca piel, dejando evidentes marcas rojas a su paso.
—Mañana tengo gimnasia otra vez ¿Cómo voy a cambiarme delante de todos si sigues haciéndome eso?—preguntó Yugi preocupado por las señales.
— ¿A caso crees que me importa?—le dio un fuerte mordisco en uno de los pezones hasta casi hacerle sangrar, escuchando el fuerte gemido que salió de su boca.
Cuando se cansó de la parte superior de su cuerpo, le quitó los pantalones junto a los calzoncillos y sin prestar atención a su creciente erección comenzó a meter los dedos en su entrada.
—Ah! ¡Kaiba duele! Se más gentil—pidió Yugi sintiendo la brusca invasión.
—Hasta que esto acabe eres mío y haré lo que quiera contigo, no me importa si te duele o no—le contestó metiendo rápidamente otro dedo.
—Nn! ¡Eres muy cruel!—a pesar de sus palabras en su rostro se podía ver el placer.
Kaiba no podía más, estaba perdiendo el control como nunca antes en toda su vida. Sacó los dedos del caliente cuerpo de Yugi y rápidamente los sustituyó por su miembro completamente erecto. Lo metió sin delicadeza en la cavidad estrecha y con una fuerte embestida llegó hasta el fondo. Yugi gritó y se retorció y las lágrimas comenzaron a caer por su rostro. Kaiba se quedó un momento sin moverse, observando su rostro.
—Me pregunto quién más habrá visto esto rostro tan indefenso—le dijo acariciando las lágrimas.
—Nadie más, tú fuiste el primero—le contestó rodeándole los hombros con los brazos.
— ¿Fui? ¿A qué te refieres?—preguntó extrañado.
—En el pasado también fuiste tú el primero y el único—besó sus labios tiernamente.
Kaiba no lo entendía muy bien pero de algún modo aquello le gustaba, le hacía sentir que aquel chico era suyo. Su miembro estaba palpitando en el estrecho y caliente interior del pequeño que lo aprisionaba de un modo que le resultaba extrañamente familiar, tal vez se relacionaba con lo que le había dicho sobre el pasado. Comenzó a moverse esta vez con algo de cuidado, intentando controlarse. Pero era prácticamente imposible, aquello era demasiado delicioso. Le penetró duro desgarrando su interior, Yugi sentía un gran placer con aquella invasión, lo hacía temblar y vibrar, como si el mundo entero a su alrededor desapareciera. Cuando estaban llegando al clímax Kaiba comenzó a masturbar el miembro de Yugi que hasta ese momento había estado desatendido. Nunca había tocado de ese modo a otro hombre pero en aquel momento lo único que deseaba era fusionarse con él.
—Ah! ¡Kaiba más!... ¡Me vengo!—gimió con todo su cuerpo alterado, a punto de estallar.
Yugi se vino entre sus vientres contrayendo su entrada, provocando que el moreno también se corriera en su interior, experimentando la mejor sensación de toda su vida. Se quedaron un momento sin separarse, Kaiba tenía el rostro enterrado en el cuello del menor disfrutando aun ese ardiente calor. Cuando Yugi fue a acariciar sus cabellos, el mayor se apartó bruscamente y salió rápido de su interior. Se arregló el uniforme siendo observado atónitamente por el otro.
—Kaiba…
—Esto no volverá a pasar nunca—le dijo habiendo regresado a la realidad.
— ¡¿Qué?! ¿Por qué no? Has disfrutado ¿verdad? ¿Entonces por qué te comportas así de nuevo?—gritó sintiendo un fuerte dolor en el pecho.
—Vuelve a la realidad Yugi Moto ¿en serio crees que podríamos tener algo? Esto no ha sido más que un desliz, no ha debido pasar y nunca se repetirá. Somos enemigos y siempre lo seremos.
—Pero Kaiba yo…—quería contarle todos sus sentimientos, que lo entendiera de una vez.
— ¡Calla! No quiero escucharte. Olvida todo lo que ha sucedido—parecía realmente enfadado pero no lo estaba con Yugi sino consigo mismo.
— ¡No! Si no quieres escucharme no puedo hacer nada pero no pienso olvidarlo. Este será el recuerdo más importante para mí y eso no puedes evitarlo.
Kaiba no pudo decir más, su mente estaba demasiado confusa. Se marchó de aquel aula y no volvieron a verse en toda la noche. A la mañana siguiente, cuando abrieron la escuela y llegaron los alumnos, la relación entre Seto Kaiba y Yugi Moto volvió a ser la de siempre como si nada hubiera pasado, a pesar de que a ambos les había afectado en lo más profundo.
Cuando todos ya se habían ido a casa Yugi aun permanecían en su aula, con una pequeña esperanza en su corazón. La puerta de la clase se abrió y Kaiba entró dudoso sabiendo que aquello era aun error. Antes de que se echara para atrás Yugi se comenzó a quitar el uniforme quedando enseguida medio desnudo. La tentación que le producía a Kaiba aquel cuerpo era superior a sus fuerzas. Se acercó al joven y acarició su delgada cintura mientras su corazón comenzaba a acelerarse y su respiración se volvía pesada.
—Aquí seremos personas diferentes y haremos estas cosas… pero fuera de estas paredes y de estos momentos seguiremos siendo los de siempre y pase lo que pase esto no nos afectará—le dijo acercándose a sus labios.
—Si con ello puedo estar contigo aunque sea poco tiempo estoy de acuerdo—se abrazo a él y le besó profundamente.
Aquellos encuentros al acabar las clases se convirtieron en un hábito aunque fuera de allí siguieron siendo los mismos de siempre, a pesar de que con ello sus corazones dolían cada vez más.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este relato de yugi y kaiba porque todos los demas que he leido por ahino me han gustado casi ninguno pero este esta realmente bien y ademas parece que de verdad pueda pasar esto en la serie. Sigue asi y suerte!!! bises (^3^)

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