Título: Quejas
Fandom: James Bond Pareja: James Bond x Q
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, LGTB
Clasificación: TP Advertencias: ninguna
Capítulos: 1
Resumen: Todo empieza con una queja de acoso sexual contra Bond.
—Quiero
presentar una queja de acoso sexual.
M se
quedó mirando perplejo al joven frente a él. Sí, era joven, pero
también era el Intendente del MI6. ¿Quién se atrevería a acosarlo
sabiendo que podría destruir a cualquiera a golpe de teclado en unos
minutos? Espera.
—Dime
que no ha sido Bond—le pidió, sintiendo más canas aparecer en su
pelo. Ese hombre iba a llevarlo a una tumba temprana.
—El
mismo. ¿Qué piensa hacer al respecto?
Mallory
suspiró y sacudió la cabeza.
—¿Qué
clase de acoso ha sido exactamente?—le preguntó.
—Insinuaciones
sexuales cada vez más explícitas. La última y definitiva para
presentar esta queja fue, y cito textualmente «Apuesto
a que puedo conseguir que te corras tantas veces que te quedarás
vacío», fin de la cita.
—Maldito
Bond—masculló M, masajeándose las sienes con los dedos. Apretó
un botón del teléfono en su mesa y se oyó la voz de Moneypenny.
—¿Sí,
señor M?
—Haz
venir de inmediato al señor Bond.
—Sí,
señor.
—¿Piensa
hacerle venir conmigo aquí presente? Esta es la forma que tiene de
solucionar una queja por acoso sexual?
—Q,
eres el Intendente y el agente 007 es uno de los mejores, si no el
mejor. No es posible despedirlo ni cambiarlo de departamento así que
espero que podamos solucionarlo como personas adultas.
Q
resopló y se cruzó de brazos. Eso no era precisamente lo que
esperaba, habría preferido no tener que volver a ver a Bond, le
hacía sentir terriblemente incómodo cada vez que hablaban.
Bond
llegó pocos minutos después, mirándoles a ambos con curiosidad
mientras que Q ni siquiera se giró para mirarle.
—¿Para
qué me ha llamado?—preguntó, tomando asiento en la silla libre
junto a Q.
—Nuestro
Intendente desea poner una queja de acoso sexual contra ti. ¿Tienes
algo que decir en tu defensa? No dudo de la palabra de Q y estoy
seguro de que hay evidencia grabada, pero quiero darte la oportunidad
de defenderte.
—Yo
no lo considero acoso sexual, tan solo estoy intentando ligar con
él—replicó encogiéndose de hombros.
—Pues
al parecer tus avances son indeseados así que, para evitar
suspenderte de tu trabajo –y te aseguro que serías tú el más
perjudicado, hay muchos agentes que pueden sustituirte, pero muy
pocos que puedan sustituir a Q– te pido que ceses tus
insinuaciones.
James
se quedó mirándoles en silencio con expresión ilegible.
Finalmente, se levantó y se dirigió a ellos de modo formal.
—Muy
bien. ¿Alguna otra cosa?
—No,
puedes marcharte.
James
lo hizo sin esperar un instante. Mallory suspiró con alivio y se
reclinó en su sillón.
—¿Es
suficiente con esto?—preguntó.
Q
resopló y se levantó.
—Tendrá
que serlo.
Podía
ser suficiente para Mallory, pero él no confiaba en la palabra de
Bond. Comenzó a asignarle sus misiones a otros de sus subordinados.
Siempre le habían desagradado las misiones del agente 007, había
demasiado sexo y eso le ponía enfermo.
—Quiero
presentar una queja por discriminación laboral.
Mallory
suspiró. Estaba viviendo un deja vu, solo que esta vez el que
se quejaba era Bond.
—¿Puedes
explicarte mejor?—le pidió, indicándole que se sentara.
—El
Intendente asigna a alguno de sus subordinados a mis misiones en
lugar de llevarlas él mismo como con el resto de cero ceros.
Considero que eso es discriminación, no tengo la misma ayuda que el
resto de agentes.
M
presionó el botón de su teléfono.
—¿Sí,
señor M?
—Llama
a Q a mi despacho.
Pocos
minutos después Q llegó al despacho y no se sorprendió al ver a
Bond allí.
—¿Qué
sucede?—preguntó, sentándose en la silla libre.
—¿Es
cierto que has estado asignando a subordinados tuyos a las misiones
del agente 007?
—Sí,
señor, están tan cualificados como yo para guiar sus misiones.
—¿Y
por qué no lo haces tú mismo?—le preguntó James interrumpiendo a
M antes de que pudiera hablar.
—Tus
misiones son desagradables, contienen una excesiva cantidad de sexo o
insinuaciones del mismo.
—¿Es
que estás celoso? Ya tuviste tu oportunidad y decidiste denunciarme
en su lugar. Si lo que querías era tener sexo conmigo-
—¡No
quiero tener sexo contigo, soy asexual!—exclamó, levantándose de
la silla—. Cada vez que mencionas el sexo o cualquier cosa
relacionada con él siento unas terribles náuseas.
Se
quedaron en silencio. Las mejillas de Q se ruborizaron, más por la
furia que por la vergüenza. No estaba avergonzado de lo que era,
pero se puso a la defensiva cuando Bond se levantó, no tenía ni
idea de qué iba a hacer.
—Lamento
mucho haberte incomodado. De haberlo sabido no lo habría hecho, te
lo aseguro—le dijo con una expresión completamente seria—. Por
supuesto, tampoco tenías que decírmelo.
Q se
quedó mirándolo perplejo. Desde luego eso era lo último que se
esperaba. No podía creer que Bond fuera tan considerado después de
todas las insinuaciones desagradables que le había dedicado.
—Um,
bien, me alegra que lo entiendas—respondió porque no sabía qué
otra cosa decir.
—Ahora
que lo sé, me gustaría pedirte que salgas conmigo, sin que haya
nada sexual entre nosotros—le pidió tan serio que Q no pudo más
que tomarlo en serio.
—Pero...
el sexo...
—Puedo
prescindir de él. Con este trabajo lo he acabado viendo como algo
superfluo, como una herramienta para conseguir los objetivos
requeridos.
—Lo...
lo siento, pero quiero que se respete mi orientación sexual así que
no me sirve lo de buscar satisfacer tus necesidades en otra parte. No
aceptaría que tuvieras sexo con otras personas, ni siquiera por
trabajo.
—Como
digo, el sexo solo es una herramienta para mí. Puedo encontrar otros
métodos para conseguir mis objetivos—siempre había otras formas,
generalmente más violentas; Bond solía recurrir al sexo porque era
la manera más rápida y fácil.
—Lo
dices en serio—no estaba preguntando, solo expresaba lo que estaba
viendo y sintiendo.
—Por
supuesto. ¿Cuál es tu respuesta?
—Señores,
¿no creen que este no es lugar para hablar de eso?—intervino
Mallory, que había sido silencioso observador de su conversación.
—Me
parece el lugar ideal. Así podremos notificártelo en caso de que
acepte mi proposición.
Ante
esto Q no pudo más que reír.
—Cierto,
puedes hablar con recursos humanos por nosotros—le dijo entre
risas.
—¿Eso
es un sí?—preguntó James con una sonrisa.
—Tenemos
cosas de las que hablar, pero en principio es un sí—respondió
sonriente.
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