Título: Podrido
Fandom: Teen Wolf Pareja: Steter
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: TP Advertencias: ninguna
Capítulos: 1
Resumen: Su cuerpo no era real, no era el suyo, con el que había nacido. El cuerpo que ahora poseía, con el que caminaba, había brotado de los restos del Nogitsune. Y se estaba pudriendo.
* * * * *
Su
cuerpo no era real, no era el suyo, con el que había nacido. El
cuerpo que ahora poseía, con el que caminaba, había brotado de los
restos del Nogitsune. Y se estaba pudriendo. Lo notó primero en el
olor, un olor a muerte que tuvo que cubrir con varios desodorantes y
aftershaves. Fue un poco doloroso que Scott no se percatara de ello,
pero ahora estaba demasiado ocupado con su nuevo amor. Después
empezaron a aparecer las venas negras, telarañas que se extendían
por su cuerpo como si su sangre fuera petróleo. Esas era capaz de
ocultarlas con la ropa y algo de maquillaje en el cuello. Entonces,
comenzó a vomitar una especie de engrudo negro, cada vez en más
cantidad. No estaba seguro de si venía de su estómago o de sus
pulmones, o quizá de ambos. Estaba cansado, su cuerpo pesaba como el
de un cadáver, casi podía sentir el rigor mortis en sus
extremidades.
Había
intentando encontrar una solución en todas las fuentes que tenía,
pero tener un cuerpo formado por los restos de un zorro milenario no
era algo precisamente habitual. Corrijo, había consultado todas sus
fuentes menos una: Peter Hale. Había un motivo por el que no había
consultado al lobo zombi, más allá de lo evidente, y era que si él
no tenía una solución, entonces no la había. Era una condena a
muerte. Una muerte lenta y dolorosa (salvo si conseguía hacerse con
el revólver de su padre como tenía pensado).
Resignado,
llamó a la puerta del mayor de los Hale. No creía que nadie a parte
de él conociera dónde vivía, excepto Derek quizá, pero no se
había molestado en preguntarle, lo había averiguado por sus propios
medios. El lobo abrió la puerta con una mirada de intriga y sospecha
en su rostro, aunque a Stiles le sorprendieron más los pantalones de
chándal que llevaba.
—De
no ser por los latidos de tu corazón, diría que tengo un cadáver
ante mi puerta.
—Bueno,
si no me ayudas me temo que será así—replicó, levantándose la
camiseta para enfatizarlo. Las venas negras se extendían por todo su
torso, su piel de un enfermizo gris.
Peter
se apartó de la puerta y le dejó entrar.
—Efectos
secundarios de haber sido poseído por un espíritu malvado,
supongo—comentó, examinándolo más detenidamente.
—¿Cómo
lo supiste?—preguntó el chico sarcástico.
—Deberías
ser más educado conmigo si lo que quieres es mi ayuda—le advirtió
Peter sin mucha fuerza.
—Si
vas a ayudarme lo harás sea educado o no. Y, si no te importa,
¿podemos darnos algo de prisa? No querrás que vomite en tu carísima
alfombra—y estaba seguro de que era cara, todo en aquel apartamento
parecía caro, pero no tenía las energías para fijarse en detalle
en aquel momento.
—Te
arrancaré la cabeza si lo haces. Veamos, dudo que sea posible sanar
este cuerpo ya que para empezar no es un cuerpo humano—Peter
comenzó a pasear frente a las estanterías empotradas en la pared,
todas llenas de libros que parecían ser antiguos. A Stiles le
hubiera encantado poder fisgar entre aquellos libros, pero estaba tan
cansado que en su lugar se dejó caer sobre el sofá de cuero—.
Tenemos la posibilidad de traspasar tu alma y tu mente a otro cuerpo,
pero eso requeriría matar a alguien.
—Nada
de matar—le dijo sin tan siquiera abrir los ojos. ¿Cuándo los
había cerrado?
—Lo
supuse, ya has cubierto tu cuota por este año. También está la
opción de crear un cuerpo nuevo.
—¿Crear?—abrió
un ojo y vio al lobo centrarse en una sección concreta de una
estantería.
—Y
entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente.
—¿En
serio me estás citando la Biblia? No estoy de humor.
—Cuando
se escribió la Biblia, las criaturas sobrenaturales ya caminaban por
este mundo—Peter sacó un libro de la estantería y lo abrió con
cuidado—. No todo lo que aparece en ella es puro cuento.
—Espera—Stiles
se incorporó de golpe y lo lamentó, su cabeza daba vueltas y sintió
náuseas, pero inspiró hondo y se contuvo—. ¿Me estás diciendo
que vamos a crearme un cuerpo a partir de barro? ¿Como un golem?
—Veo
que eres judío. Sí, eso es lo que estoy diciendo. En realidad no es
un hechizo tan imposible como crees. Para empezar, tu espíritu no
está particularmente ligado a este cuerpo, con lo que no hay que
cortar un vínculo; y tampoco tenemos que resucitarte, lo cual sería
una tarea mucho más complicada sin haber habido preparación previa-
—Tienes
un plan para volver a resucitar, ¿verdad?
—Y,
además—continuó, ignorándolo—, eres una Chispa, lo que nos
proporciona el poder mágico necesario. Lo único que nos falta es tu
peso en arcilla y podremos realizar el hechizo, en luna llena
preferiblemente para canalizar mejor tu poder.
—Vale,
mi peso en arcilla, eso es todo. ¡Fácil!—exclamó y se levantó
del sofá.
Demasiado
rápido. La cabeza le dio vueltas y sintió que el suelo desaparecía
bajo sus pies. Sin embargo, antes de caer al suelo Peter lo sujetó y
volvió a tumbarlo.
—La
luna llena es en cinco días, pero veo que tendremos que adelantarlo
un poco. Yo me encargaré de conseguir la arcilla, tú descansa,
necesitarás todas las energías posibles esta noche.
Stiles
no replicó, no podía, estaba casi inconsciente. Peter se cambió de
ropa y salió del apartamento. Si hubiera estado en mejores
condiciones, Stiles habría aprovechado para fisgar, pero en ese
momento no era siquiera capaz de levantarse. Al menos Peter tenía un
plan, no era un caso perdido, había una oportunidad y se aferró a
ese pensamiento hasta quedarse dormido.
Cuando
despertó, se encontró con unos intensos ojos azules observándolo
fijamente desde el respaldo del sofá.
—¿Qué
pasa, lobo siniestro?—preguntó estirándose, sus articulaciones
crujiendo como si fueran las de un anciano.
—Me
encantan los motes que me pones—respondió Peter con rostro
impasible.
—Lo
sé. ¿Ya es tan tarde?—al mirar por los amplios ventanales se dio
cuenta de que ya estaba anocheciendo y había llegado al apartamento
de Peter a poco más del mediodía.
—Sí,
así que será mejor que nos demos prisa.
Peter
lo agarró del brazo y podría parecer un gesto brusco, pero Stiles
lo agradeció porque no estaba seguro de poder caminar por su cuenta.
Ni siquiera estaba seguro de cómo había logrado conducir hasta
allí. Salieron del apartamento y bajaron al aparcamiento del
edificio.
—Voy
a lamentar esto—murmuró Peter, abriendo la puerta de un coche que
sin duda costaba unas cuántas decenas de miles. Seguramente se
estaba refiriendo al olor a podrido que desprendía a pesar de todo
el desodorante que se había echado.
Stiles
se quedó dormido o tal vez inconsciente casi nada más sentarse y no
volvió a abrir los ojos hasta que el coche se detuvo definitivamente
al final de un camino de la reserva. Abrió la puerta del pasajero y
vomitó allí mismo, salpicando un poco la llanta del coche.
—Cuando
tengas tu nuevo cuerpo haré que me limpies el coche por dentro y por
fuera—le prometió el lobo.
—¿En
shorts y camiseta corta?—bromeó e intentó sonreír.
—No
me des ideas—le advirtió casi con un gruñido en su voz.
Stiles
sintió un escalofrío bajo la intensa mirada del lobo. El hormigueo
en su estómago podría ser más vómito o quizá otra cosa.
Comenzaron
a caminar entre los árboles. Peter le agarraba del brazo cada vez
que iba a caerse. El chico no preguntó a dónde se dirigían, estaba
bastante seguro de que lo sabía, ni siquiera fingió sorpresa al
verlo. Junto al Nemeton había varios sacos de arcilla y garrafas de
agua.
—Tenemos
algo de prisa así que intenta colaborar—le dijo Peter, apilando
arcilla sobre el tocón.
No
quedaba mucha luz del día cuando comenzaron a formar una figura
tumbada sobre la madera. La noche iba cayendo lentamente mientras
trabajaban, sus manos y antebrazos manchados de arcilla. No tenía
que ser perfecto, pero sí tener una forma aproximada a la de una
persona. Era una tarea agotadora para Stiles, a veces simplemente
estar despierto era agotador, pero solo se detuvo para tomar aliento
unas cuantas veces. Cuando moldeó lo que sería su entrepierna,
Peter le miró arqueando una ceja.
—¿Qué?
No quiero acabar siendo un Ken—se defendió. Se habría ruborizado
de haber podido.
—Un
poco generoso, ¿no crees?—comentó el lobo.
—Uh...
¿no?—era en realidad bastante aproximado.
—Hmm...
No
sabía qué significaba ese «hmm»,
pero decidió ignorarlo por el momento en favor de continuar
esculpiendo el que sería su cuerpo. Cuando volvió a levantar la
mirada, vio a Peter concentrado en modelar su rostro. Era en realidad
bastante bueno y el parecido era asombroso para un trabajo tan
rápido. Eso le hacía preguntarse cuánto se fijaba el lobo en él.
—Creo
que así es suficiente—consideró Peter y se levantó, bajando del
tocón.
—¿Ahora
qué?
—Túmbate
a su lado y recita esto. Está escrito fonéticamente—le dijo
entregándole una hoja de papel—. Tres veces.
Stiles
obedeció, agradeciendo el poder tumbarse. Se colocó a la izquierda
de la figura, en la misma posición. Ahora tan solo les iluminaba la
luna entre las ramas de los árboles contiguos así que sacó su
móvil y lo puso en modo linterna.
—¡Oh!—interrumpió
Peter—. Y, sobre todo, cree.
Lo
dijo como si nada, pero Stiles sabía la importancia que tenía. El
poder de una Chispa residía en su imaginación, en la capacidad de
creer que algo va a suceder, visualizarlo, sentirlo...
Cuando
las últimas palabras dejaron sus labios, Stiles se encontró en un
vacío. No tenía cuerpo, era puro pensamiento. ¿Había fallado?
¿Había perdido su falso cuerpo sin poder entrar en el nuevo? ¿Se
encontraba ahora en un limbo en el que permanecería por toda la
eternidad? Estaba seguro de que esa era una de las posibilidades de
las que Peter no le había hablado porque un conjuro así no podía
no tener consecuencias nefastas.
Entonces
abrió los ojos y se encontró la luna casi llena sobre su cabeza y
unos ojos azules observándolo. Inspiró hondo hasta llenar sus
pulmones y por un momento estuvo a punto de tener un ataque de
pánico, pero la mano de Peter sobre su pecho lo tranquilizó.
—P-Peter...
¿funcionó?—preguntó con la garganta seca.
—Diría
que te había subestimado, pero yo no cometo esos errores. Sabía que
lo conseguirías.
Stiles
miró a su izquierda y allí tan solo vio un montón de vendas y
engrudo negro. Miró sus propias manos y, aun con la luna dándoles
un tono pálido como el mármol, eran humanas y tenían vida. Examinó
el resto de su cuerpo y era el suyo, era idéntico a como era antes
del Nogitsune. Nada de venas negras, nada de piel gris como la de un
muerto. Incluso parecía haber recuperado algo de peso y ya no
parecía famélico.
—Gracias—dijo
con una sonrisa de oreja a oreja que no podía contener—. Gracias,
Peter.
—De
nada, no eres una mala inversión—de no ser imposible, Stiles
juraría que estaba actuando con timidez—. Pero aún tienes que
limpiar mi coche.
Stiles
se echó a reír a carcajadas y bajó de un salto del Nemeton.
—En
shorts si quieres. Hasta me empaparé con la manguera—respondió
entre risas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario