Título: Un Omega en Ilvermorny
Fandom: Teen Wolf Pareja: Steter
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse, Harry Potter AU
Clasificación: +18 Advertencias: lemon
Capítulos: 3 (3 de 3) FIN
Resumen: Los omegas no tienen permitido usar la magia, pero Stiles quiere hacerlo y se oculta tras olor beta para poder entrar al Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería. A Peter le pica la curiosidad nada más verlo en la ceremonia de selección; él también tiene que ocultar su secreto para poder ser profesor allí.
Nota: En este Omegaverse solamente los hombres lobo tienen nudo.
Capítulo 3
El
domingo, cuando entró al despacho de Peter, el ambiente se sentía
algo extraño, pero no le importaba. No iba a perder la relación que
había desarrollado con Peter así que siguió yendo un día tras
otro hasta que volvió a sentirse normal. No volvieron a acercarse
tanto como esa noche, pero pasaron juntos la siguiente luna llena a
pesar de que era lunes. La situación entre ellos era tan relajada y
natural, como si se conocieran de toda la vida, que Stiles realmente
no quería pedirle lo que necesitaba pedirle.
—Peter.
—¿Hm?—murmuró
sin levantar la vista de los exámenes que estaba corrigiendo.
—¿Realmente
tengo que pasar el celo?—preguntó.
—Sí,
Stiles—respondió automáticamente con algo de tedio, siendo la
enésima vez que lo preguntaba.
—¿Lo
pasarías conmigo?
Peter
se quedó inmóvil, completamente. El corazón de Stiles latía
acelerado, esperando nervioso una respuesta, esperando el rechazo. Y
si Peter fuera un buen hombre lo rechazaría. Pero Peter no era un
buen hombre. La primera noche de luna llena no se había acercado a
él de forma consciente, no lo tenía planeado. Su lobo lo había
traicionado. Tenía miedo de haber asustado al chico, pero el domingo
estaba de nuevo en su despacho y ahora le pedía esto. No se lo
esperaba, pero era bienvenido.
—¿Estás
seguro?—le preguntó, pudiendo oler su nerviosismo.
—No
quiero pasarlo solo. Sé que es una experiencia muy dolorosa si se
pasa solo y yo nunca... nunca he pasado un celo, no quiero hacerlo
solo.
—Stiles,
sabes lo que implica que lo pase contigo. No seré capaz de
simplemente asistirte como lo haría un padre o un beta—le explicó
suavemente—. Soy un alfa. Incluso si tengo un gran control, no sé
si sería capaz de resistir a un omega en celo que esté dependiendo
de mí, sobre todo cuando empieces a suplicarme.
—Sé
lo que te estoy pidiendo. Si no quieres aceptar lo entiendo, lo haré
solo—replicó, poniéndose a la defensiva. No podía ocultar que
estaba asustado.
—Si
me quieres ahí, estaré ahí. Será un placer ayudarte, en más de
un sentido—y su sonrisa perversa le hizo estremecer, pero se sintió
aliviado.
Peter
no debería estar haciendo esto, ningún hombre decente lo haría.
Por suerte, Peter no era un hombre decente.
Su
habitación estaba llena ya de olor a omega, a celo. A Stiles. El
chico había tomado una poción purificadora para eliminar los
efectos de los supresores y el celo había llegado de inmediato.
Peter se había asegurado de colocar barreras más que suficientes
para que no pudieran percibir el intenso olor desde el exterior. Ese
delicioso olor.
—Peteeeer...
El
chico se estaba retorciendo bocabajo en su cama king size.
Toda su ropa estaba tirada ya a su alrededor, sentía tanto calor que
la vergüenza que había mostrado al llegar ya había desaparecido.
Con una mano presionaba su vientre mientras con la otra se aferraba a
las sábanas. Peter admiraba ese esbelto cuerpo salpicado de lunares
con una hermosa sombra de rubor de pies a cabeza. Los suaves quejidos
que salían de su boca eran melodiosos, no podía esperar a oírle
gemir. Se acercó y colocó una mano sobre su nuca, acariciando su
cuello con el pulgar. El chico sollozó y su cuerpo se relajó ante
el contacto de un alfa.
—Shhh,
está bien, cariño. Lo estás haciendo muy bien.
Pudo
escuchar el ronroneo que comenzaba en la garganta del omega, una
forma de demostrar que le gustaba cómo estaba siendo tratado y de
animar a su alfa a continuar. Stiles probablemente lo estaba haciendo
inconscientemente, todo aquello era nuevo para él.
—¿Por
qué no me follas ya?—preguntó con voz lastimera, restregándose
contra la cama a pesar de que eso no le traía ningún alivio.
—Porque
si lo hago ahora no será lo bastante satisfactorio y en pocos
minutos volverás a estar en la misma situación y será incluso más
doloroso. Confía en mí, se lo que estoy haciendo.
—¡Huh!
¿Porque has pasado el celo con muchos omegas?—intentó sonar
casual, pero había un tono molesto en su voz.
—Porque
soy un alfa adulto y mis instintos me dicen lo que es más apropiado
para ti en este momento—había evitado responder a su pregunta
porque no era precisamente conveniente enfadarlo ahora. Los omegas
eran celosos por naturaleza, algo normal, y no les gustaba la idea de
sus alfas con otros omegas. Normalmente lo entendería de forma
lógica, pero en la situación en la que estaba le quedaba poca
lógica.
—Hnn...
Duele... Me siento vacío—se quejó con más sollozos.
—Lo
sé, aguanta. Eres un chico fuerte, puedes hacerlo—siguió
hablándole con voz suave mientras acariciaba su espalda.
Podía
percibir en su olor la evolución del celo. Era un olor aún
inmaduro. En un chico de su edad debería de ser ya maduro, pero este
era su primer celo. Su lobo estaba inmensamente feliz por ello, por
ser capaz de pasar con él su primer celo y arruinarlo para cualquier
otro. Él también era posesivo y no quería que ningún otro alfa se
le acercara.
Cuando
presionó suavemente sobre sus omóplatos y Stiles levantó el
trasero, arrodillándose con el rostro hundido en la almohada en esa
posición de presentación, Peter supo que estaba preparado para
empezar. Deslizó la mano lentamente por su espalda hacia abajo,
acariciando la redondez de su trasero, y tanteó su entrada. Encontró
una gran cantidad de lubricación y se relamió los labios. Ya podía
olerla, pero no se esperaba tanto. Tomó un poco con sus dedos,
ignorando el sorprendido gemido del chico, y se la llevó a los
labios, lamiendo el transparente y oh tan delicioso jugo. Eso era en
realidad un eufemismo, nunca había probado un néctar tan
maravilloso, dulce y picante, tan intenso. Quería hundir la cara en
ese perfecto trasero y devorarlo. Lo haría, en otra ocasión. Ahora
su tarea era llevarlo al límite y enseñarle que solamente él podía
satisfacerlo.
—Uuhn...—Stiles
gimió cuando dos dedos se deslizaron dentro de él y separó las
piernas un poco más.
—¿Alguna
vez has jugado con tu culo?—le preguntó, ajustándose en sus
pantalones. Stiles negó con la cabeza, restregando su rostro en la
almohada que olía tan deliciosamente a alfa, a Peter—. Sé que
tienes que ocultar lo que eres para poder estar aquí, pero eso no
significa que tengas que negarte también placeres tan naturales como
este. Acostarte con un alfa o simplemente jugar con tu culo. Esta es
la parte más sensible de tu cuerpo y, cuando experimentes lo que es
estar lleno, te aseguro que no querrás volver a estar vacío nunca
más.
—No
quiero... No quiero ser un agujero para que los alfas llenen con su
esperma—respondió con pesar en su voz.
—¿Por
qué tienes que verlo así? ¿Por qué no piensas en los alfas como
juguetes sexuales para satisfacerte?—separó los dedos dentro de él
y Stiles movió las caderas intentando penetrarse más—. Sé la
forma en que la sociedad ve a los omegas, pero no tienes que
compartir esa misma visión ni tienes que negarte el placer del sexo
para combatirla. Durante el celo no sois animales sin razón, podéis
escoger una pareja, podéis rechazar a un alfa y podéis decidir
pasar el celo solos. Por el contrario, ¿sabes lo difícil que es
para un alfa rechazar a un omega en celo que intente seducirlo? Y por
seducir me refiero a que le dirija la mirada aun desde la otra punta
de la habitación. Ningún alfa podría rechazarte tal como estás
ahora mientras que tú podrías mandarles volando por la ventana si
no aceptaran tu rechazo y no sería un uso ilegal de magia.
—¿Entonces
debería utilizarte para mi propio placer?—preguntó, mirándole de
reojo con las mejillas ruborizadas y una adorable timidez.
—Te
animo encarecidamente a que lo hagas—respondió con una pícara
sonrisa en el rostro.
Stiles
intentó reír, pero tan solo pudo gemir cuando Peter frotó un
maravilloso punto en su interior.
—¡Nghaa!
¡Peter, ahí!—prácticamente gritó.
Peter
se alegró de haber puesto barreras contra el ruido también, aunque
a él no le molestaba lo más mínimo, era un sonido melodioso.
Presionó de nuevo sobre su pequeña próstata y no pudo evitar
responder el gemido del chico con un gruñido propio. La reacción de
Stiles fue mostrarle su cuello y levantar su trasero mientras un
suave ronroneo vibraba en su garganta. Incluso si a Stiles no le
agradaba, sus instintos de omega eran perfectos. Desde luego no
necesitaba esas clases para aprender a comportarse con un alfa que
algunos omegas recibían (aunque a Peter no le habría importado, el
chico era adorable tanto sumiso como desafiante).
—Peter,
fóllame ya—intentaba ser una orden, pero acabó siendo más bien
una súplica.
—Aún
no. Estoy seguro de que no vas a aguantar mucho la primera vez así
que quiero que te corras primero solo con mis dedos para que aguantes
más cuando te penetre con mi polla.
Stiles
emitió un quejido casi como el de un cachorro, pero no hizo nada
más. Peter entonces lo penetró con un tercer dedo y comenzó a
follarlo con ellos sin tan siquiera esperar a que se acostumbrara a
la nueva intrusión. Solo le llevó unos segundos al chico antes de
comenzar a mover las caderas y responder a las penetraciones. Peter
prácticamente detuvo sus dedos y Stiles seguía follándose en
ellos. Ese mocoso ansioso. Tuvo que desabrocharse los pantalones con
su mano libre porque estaban a punto de reventar. Ya estaba goteando
y necesitaba una voluntad de hierro para no sacar sus dedos y
penetrarlo directamente. Stiles no era un omega sumiso tradicional y
no podía creer cuánto le gustaba eso a su lobo.
—Lo
estás haciendo muy bien, estás siendo un buen omega para mí—le
animaba mientras acariciaba su cuerpo con la otra mano, sus cabellos,
su cuello, su espalda, sus esponjosas nalgas, su vientre, su pecho...
—¡Ah-ngh!—Stiles
gimió y se corrió en el momento en que Peter pellizcó uno de sus
pezones.
—Tan
sensible—rio Peter para sí. Stiles estaba demasiado absorto en su
orgasmo como para siquiera escucharlo.
Cuando
su cuerpo dejó de contraerse, sacó los dedos de su interior
–ganándose un quejido– y lo dejó descansar mientras se
preparaba. Se quitó la ropa y sacó un condón de la mesilla (lo
último que quería era dejar embarazado al chico, al menos no
todavía). Stiles estaba aún jadeando, su cuerpo ruborizado y con
una brillante capa de sudor. Podía oler el apogeo de la primera
oleada de celo cuando entró lentamente en él. Aún estaba estrecho
y Peter no era precisamente pequeño, pero ese virgen agujero lo
estaba succionando dentro, tan codicioso y necesitado, y estaba
goteando tan abundantemente. Peter quería durar, por algo había
hecho que se corriera primero, pero no iba a ser fácil.
—Ngh...
dios... alfa...—gimió el chico, derritiéndose sobre las sábanas
cuando llegó hasta el fondo.
Peter
sonrió, algo forzado por sus esfuerzos por contenerse. Ese interior
iba a volverle loco, no esperaba que fuera tan bueno, apretando
alrededor de su verga, tan caliente y húmedo, ajustándose a él
como un guante y contrayéndose como si estuviera intentando
exprimirlo. Un gruñido que no era para nada humano vibró en su
garganta. Su lobo quería tomar el control, pero no podía
permitirlo, no quería hacer daño al pequeño. Las garras amenazaban
con extenderse y sentía la presión de los colmillos en sus encías.
Entonces, escuchó el ronroneo del omega. Su lobo se relajó ante la
tranquilizadora vibración y dejó de forzar su camino hacia el
exterior. No estaba seguro de si era su instinto omega o algo más,
pero ese chico sabía lidiar con él y Peter encontró algo
extremadamente interesante en ello.
Comenzó
a moverse, agarrándole por la cadera con una mano mientras formaba
un estrecho anillo con el índice y pulgar de la otra alrededor de la
base de su miembro para evitar correrse. Salió apenas hasta la mitad
antes de volver a entrar, una y otra vez hasta que el chico comenzó
a retorcerse debajo de él.
—Alfa...
más, alfa, por favor—suplicó, intentando mover las caderas para
que aumentara el ritmo.
—Tan
ávido—sonrió, un gruñido posesivo vibrando en su pecho—. Como
desees.
Soltó
su miembro y lo sujetó con ambas manos por las caderas. Embistió
con fuerza, saliendo casi del todo para volver a sumergirse de una
estocada. El chico gemía casi gritando, murmurando cosas ya
ininteligibles. Peter podía oler el agua salada de sus lágrimas
mezclada con un desbordante placer. Stiles estaba totalmente perdido,
su cuerpo sumiso, aceptando lo que el licántropo le daba y
disfrutando de ello. El dolor en su vientre, ese vacío, había
desaparecido. Nunca se había sentido tan lleno, tan completo.
Stiles
se corrió, apenas consciente de ello, y Peter tuvo que detenerse. Su
interior se contrajo tanto que no podía seguir moviéndose. Tampoco
lo necesitaba. Las paredes del omega masajeaban su miembro,
exigentes, y Peter se vio forzado a correrse, lanzando al techo un
intenso aullido. El joven se estremeció y un segundo después
sollozó. Faltaba algo, necesitaba algo más.
—Shhh.
Lo sé, lo sé—le dijo Peter, acariciando tiernamente sus
cabellos—. Pero no puedo llenarte con mi semilla aún, podrías
quedarte embarazado y es demasiado pronto para eso—aunque no había
nada que quisiera más en ese momento y por el lastimero gemido que
emitió el pequeño él tampoco—. Voy a darte otra cosa en su
lugar.
Ya
estaba sintiendo la presión en la base de su miembro. Había estado
conteniéndose, pero ahora se dejó ir y el nudo comenzó a crecer.
—Oh,
dios mío, ¿qué es eso?—preguntó el chico algo asustado al
sentir algo aumentar dentro de él.
—Es
mi nudo, nos mantendrá unidos durante un rato—le explicó,
acariciando su espalda para relajarlo.
—¿Como
un perro?—no pudo evitar una risilla a pesar de estar aún
jadeando.
—Es
propio de los cánidos, incluyendo lobos, muchas gracias—replicó
ofendido.
—Scott
no tiene de eso.
—Porque
no es un lobo nacido. Y, si no te importa, preferiría no hablar de
nadie más mientras te estoy anudando.
—Pfff...
Como quieras, lobo—respondió resoplando una risa.
Su
interior se contrajo sin querer y Peter se inclinó sobre él con un
gruñido, sacudiendo sus caderas tanto como le permitía el nudo.
Stiles gimió al mismo tiempo e intentó apartarse, pero Peter lo
sujetó rodeándolo con un brazo para evitar que se hiciera daño.
—¿Te
has... corrido otra vez?—preguntó con voz jadeante.
—Sí,
es tu culpa. Y es probable que vuelva a hacerlo—respondió
despreocupado. Movió al chico consigo hasta que ambos estuvieron
tumbados de lado en la posición más cómoda posible en esa
situación.
—Si
vas a reventar el condón, podrías haberlo hecho sin él desde un
principio—su mente estaba despejada ahora, habiendo pasado la
primera oleada de celo, pero no lograba sentirse totalmente
satisfecho.
—No
voy a reventarlo, es especial, y no voy a dejar embarazado a mi
estudiante menor de edad. Sería mi fin.
—Ngh...
¿Podemos al menos... um... convertir esto en algo... regular? Quiero
decir, en las vacaciones de verano tal vez o algo así—preguntó
titubeante y se dio cuenta de que no era el momento de preguntarlo
porque si lo rechazaba no le sería posible marcharse, ni siquiera
apartarse de él.
Peter
pudo oler su ansiedad y besó su cuello, mordiéndolo con suavidad
mientras una mano acariciaba su vientre.
—Podemos
hacerlo cuantas veces quieras, incluso sin necesidad de que estés en
celo si te parece bien. Pero tendremos que esperar a que te gradúes
para que pueda llenarte con mis cachorros.
—Nnh...
Entonces... ¿no te importaría tener un omega como yo?
—¿Un
omega poderoso y decidido, capaz de engañar a la escuela con los
mejores magos de Estados Unidos? Será un placer tener semejante
fuerza de la naturaleza conmigo y mi lobo se enfadaría mucho si te
dejara escapar.
—No
esperes que sea un omega obediente.
—Ni
lo espero ni lo deseo. Llegarás a hacer grandes cosas si nadie
intenta someterte.
Y él
se asegurará de estar allí para ser partícipe de ello.
¡Muchas gracias por esta historia! Un Steter es siempre bienvenido, y los tuyos son fantásticos ❤️
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