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Un Omega en Ilvermorny [cap2]


Título: Un Omega en Ilvermorny
Fandom: Teen Wolf          Pareja: Steter
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse, Harry Potter AU
Clasificación: +18          Advertencias: lemon
Capítulos: 3 (2 de 3)
Resumen: Los omegas no tienen permitido usar la magia, pero Stiles quiere hacerlo y se oculta tras olor beta para poder entrar al Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería. A Peter le pica la curiosidad nada más verlo en la ceremonia de selección; él también tiene que ocultar su secreto para poder ser profesor allí.
Nota: En este Omegaverse solamente los hombres lobo tienen nudo.

Capítulo 2



Stiles miró hacia atrás. Aún había luces en el edificio; los estudiantes ya estaban en sus habitaciones, pero todavía no se habían ido a dormir. Había sido fácil salir, ni siquiera era la primera vez. No necesitaba ocultarse, tan solo tenía que hacerles ver a un profesor o a un jefe de dormitorio, incluso a un bedel según la conveniencia. Había perfeccionado el arte de la ilusión mucho antes de entrar en el colegio.
Se volvió hacia el bosque, denso y oscuro. Encendería una luz, pero no quería ser descubierto. Avanzó lentamente, todos sus sentidos, humanos y mágicos, atentos ante cualquier movimiento a su alrededor. Podía ser talentoso con la magia, pero seguía siendo torpe físicamente así que no pudo evitar tropezar un par de veces (o cuatro) con raíces o piedras. Por suerte no acabó en el suelo ninguna de esas ocasiones. No le quedó más remedio que encender una luz cuando llevaba avanzados varios metros, los frondosos árboles no dejaban pasar en absoluto la luz de la luna. La pequeña luz, una esfera dorada flotando frente a él, iluminaba lo justo para dejarle ver dónde pisaba.
—¿Miedo a la oscuridad?—preguntó una voz muy cerca de él.
Stiles gritó y dio un salto. Su talón chocó contra una raíz y estuvo a punto de caer de espaldas, pero un fuerte brazo lo rodeó y lo estabilizó.
—Cuidado. No queremos que nuestro pequeño omega sea pasto de las bestias del bosque. ¡Ngh!—Peter soltó un gruñido ahogado cuando un golpe en el pecho lo empujó contra el tronco de un árbol. Stiles no lo había golpeado con su puño, había utilizado un hechizo y había sido tan fácil como respirar.
—Llámame eso de nuevo y las bestias del bosque se darán un banquete con tus entrañas—le advirtió con tono irritado. Detestaba ser llamado «pequeño omega», detestaba oírlo aunque no fuera dirigido a él.
Peter levantó las manos en gesto de paz, pero había una sonrisa en su rostro que le decía que se estaba divirtiendo.
—¿Vas a mostrarme lo que eres o no?—le preguntó cruzando los brazos frente al pecho.
—Un chico tan impaciente—su voz era casi un ronroneo, sugerente. Stiles se sintió inquieto, no le gustaba que se burlaran de él, pero no podía evitar que le afectara.
Entonces, los ojos de Peter brillaron azules, como lo habían hecho cuando había intentado forzar su transformación. Las facciones de su rostro cambiaron, las patillas extendiéndose, las cejas desapareciendo, afilados colmillos llenando su boca, sus dedos tornándose en garras. Un gruñido vibraba en su pecho y sus hombros estaban encorvados en un gesto que pretendía ser amenazador.
—Eres un hombre lobo—dijo Stiles con tono totalmente plano, simplemente estableciendo un hecho.
Peter resultó ser el más sorprendido allí a juzgar por su expresión.
—Admito que esperaba otro tipo de... reacción—le dijo entre colmillos.
—Oh, disculpa—Stiles se aclaró la garganta—. ¡Ayuda, por favor! ¡El lobo feroz va a devorarme!—gritó con tono falso—. ¿Mejor?
Peter le miró con ojos entornados y una profunda arruga entre su... falta de cejas. Regresó a su forma humana en apenas un pestañeo.
—Eres un mocoso insufrible.
Stiles se echó a reír. Peter no parecía el tipo de hombre que se molestaba fácilmente (o que lo mostraba) así que se sentía un poco orgulloso de haberlo conseguido.
—Perdona, pero mi mejor amigo es un hombre lobo y es lo más inofensivo que puede haber. Vale, intentó matarme la primera luna llena tras su transformación, pero se sintió tan culpable después que no podía ni mirarme a la cara mientras se disculpaba una y otra vez. He investigado un montón sobre hombres lobo, no me asustas.
Era en realidad un alivio que se tratara de algo que conocía, algo que no le pillaría sin recursos.
—Bueno, eso lo explica—respondió con una leve sonrisa—. Ahora ya tienes algo contra mí en caso de que te delate.
—Espero no tener que utilizarlo.
—Lo mismo va por mí.
Ninguno de los dos se fiaba completamente del otro, pero querían hacerlo. Ambos tenían que ocultar lo que eran para practicar libremente la magia. Probablemente eran los únicos en esa escuela que podían entender por lo que estaban pasando. Era agradable tener a alguien de quien no tenían que ocultarse.




—¿Me acompañarías esta luna llena?—le preguntó Peter.
Stiles le miró sorprendido por un momento. Estaba sentado frente al escritorio del profesor, leyendo un libro que había cogido de una de las estanterías mientras Peter corregía unos trabajos. Había pasado las tres últimas semanas entrando y saliendo del despacho del profesor Hale a sus anchas. Pasaba allí la mayor parte del tiempo libre, haciendo deberes o simplemente disfrutando de los libros y artilugios del profesor. Era agradable porque podía utilizar magia libremente sin tener que preocuparse de que lo descubrieran haciendo algún hechizo sin ella. Peter –y no recordaba en qué momento había dejado de llamarle profesor para llamarle por su nombre– no le había dicho nada al respecto, no se había quejado de su presencia, ya apenas levantaba la cabeza de sus papeles cuando entraba. ¿Pero esa propuesta? Eso no se lo esperaba.
—Um... ¿Seguro? Quiero decir... ¿No prefieres pasarla con tu manada?—preguntó algo nervioso. No tenía miedo, un licántropo tan mayor como él ya debía de tenerlo completamente controlado, pero aun así la luna llena era algo así como un momento personal, para la familia y la manada.
—Mi manada está demasiado lejos de aquí, no puedo ir por medios nomag, no me daría tiempo a regresar, así que tendría que usar polvos flu, un traslador o aparecerme, pero ya sabes que cualquiera de esas opciones serían detectadas por la escuela. Aun si saliera de los terrenos de la escuela, no tardarían en darse cuenta de que lo hago cada luna llena y empezarían a sospechar. Me es más sencillo y seguro pasarla en el bosque de la escuela.
—Cierto... um...—ahora lo entendía. A ningún lobo le gustaba pasar la luna llena solo, era un momento para formar y fortalecer vínculos, para estar acompañado. Los lobos no eran solitarios, de hecho les era difícil sobrevivir solos sin volverse locos—. Entonces, si está bien, me gustaría acompañarte en la luna llena. Aunque no creo que pueda mantener tu ritmo, he pasado varias lunas llenas con Scott, siempre que estaba allí por vacaciones, y sé lo locos que os volvéis.
—No te preocupes, no voy a ponerme a cazar ardillas—respondió con una risa y Stiles sintió un hormigueo en su vientre—. Correr un poco y disfrutar bajo la luna, eso es todo lo que necesito. Es sábado así que no tendrás que preocuparte por ir a clase al día siguiente, si no, no te lo pediría.
—No sería la primera vez que voy a clase tras una noche en vela. A veces me quedo leyendo algo y no puedo parar hasta que es hora de ir a desayunar.
—Hum... Así que por eso a veces parece que te vas a quedar dormido sobre la mesa. Y yo que pensaba que eran otros... asuntos los que te mantenían despierto.
Stiles no sabía cómo conseguía hacer sonar eso insinuante. De hecho, era algo habitual, le encantaba burlarse de él de ese modo. Stiles creía que se acostumbraría a ello, pero no podía evitar ruborizarse cada vez que lo hacía, aun si intentaba hacer ver que no le afectaba, incluso replicando algunas veces.
—Vivo en un dormitorio con otros tres estudiantes, no podría ni aunque quisiera. Además, si lo hiciera mi olor sería demasiado intenso y ni los supresores podrían evitar que se dieran cuenta de lo que soy—no pudo evitar que su voz sonara frustrada.
—¿Me estás diciendo que no te has masturbado desde que estás aquí?—le preguntó directamente con expresión de sorpresa.
Stiles sintió el rubor extenderse hasta la punta de sus orejas y boqueó sin saber cómo responder a eso.
—Stiles, ¿cómo pasas el celo?—le preguntó Peter, ahora con rostro serio.
—Um... No lo paso—sabía que Peter no aceptaría esa respuesta, pero no quería decir más. Cuando la mirada del licántropo permaneció sobre él, Stiles resopló—. Los supresores que tomo anulan también el celo.
—¡Stiles! ¿Sabes lo peligroso que es eso? ¿Lo dañino que es para tu salud?—exclamó estupefacto.
Stiles arrugó el rostro, sabía que esa sería su reacción.
—¿Qué quieres que haga? No puedo ir a casa durante cuatro o cinco días cada dos meses. Igual que tú no puedes ir cada luna llena. Deberías entenderlo—replicó levantándose de la silla.
—En mi caso no afecta a mi salud. Al menos lo pasarás en vacaciones, ¿no?—Stiles apretó los labios y no respondió—. ¿Stiles?
—Mi padre no sabe que soy omega—dijo con apenas un susurro, un humano no habría podido oírle.
—¡Stiles!
—¡No me habría dejado venir de lo contrario! Sabes lo protectores que son los padres con sus hijos omegas. Ahora mismo estaría en casa aprendiendo a ser una buena esposa. ¿Crees que podría aguantar algo así? ¡Me volvería loco!
Peter le miró con rostro severo, los brazos cruzados frente al pecho. Stiles se sintió pequeño, algo intimidado. Sabía lo grave que era, pero también sabía que no tenía otra opción si quería tener libertad para utilizar la magia.
—Pasarás el celo durante las vacaciones de Navidad. Puedes hacerlo en mi habitación, pondré las barreras necesarias para que ni siquiera sepan que estás dentro—no era una petición, estaba prácticamente ordenándoselo.
—Qué- Eso es... ¿En serio?—preguntó incrédulo.
—Estás poniendo en peligro tu vida, Stiles, por supuesto que es en serio.
Stiles quiso replicar, pero realmente no tenía ningún argumento. Sabía lo peligroso que era, no podía decir que no le importara, pero aceptaba cualquier precio que tuviera que pagar para poder usar su magia libremente.
—De acuerdo. Gracias—respondió finalmente.




La noche del sábado, la luz de la luna llena lograba filtrarse entre las ramas de los árboles. Hacía frío y Stiles estaba envuelto en su sudadera roja mientras avanzaba entre los árboles. Esta vez Peter no intentó asustarle, esperó apoyado contra un tronco hasta que Stiles llegó a él.
—¿Cómo vas, lobito?—le preguntó con una sonrisa. Debería de ser más respetuoso con un profesor, pero en ese momento no podía verlo como tal.
—Disfrutando la noche—respondió, su voz algo más oscura de lo habitual.
Stiles pudo sentir al lobo cerca de la superficie. Estaba tenso, alerta, algo precavido ante su presencia. Stiles se acercó un paso e inclinó la cabeza levemente hacia un lado, exponiendo su cuello en un gesto sumiso y, sobre todo, demostrando que no pretendía ningún daño. Escuchó un profundo y suave gruñido vibrar en el pecho del licántropo. Peter se acercó lentamente, probablemente no queriendo asustarlo, pero Stiles no tenía miedo. Hundió el rostro en su cuello e inspiró profundamente, dejando a su lobo acostumbrarse al olor del chico. Cuando fue suficiente se incorporó y le miró con las pupilas algo dilatadas, sus rostros demasiado cerca. Stiles sintió su corazón acelerarse, nervioso. El olor del alfa era más atrayente de lo habitual.
Sacudió la cabeza y dio un paso atrás. No, no quería pensar en Peter como «alfa», ese era un camino peligroso. Por un instante vio una extraña mirada en el rostro del licántropo, pero tal vez había sido su imaginación porque desapareció en un parpadeo.
—Vamos a dar un paseo—le dijo Peter dándose la vuelta y comenzando a caminar entre los árboles.
Stiles lo siguió y la tensión entre ellos fue relajándose poco a poco. Peter se acercaba, de vez en cuando sus brazos se rozaban o colocaba una mano en la base de su espalada para guiarlo (o eso era lo que quería hacer ver; Stiles sabía que por un lado estaba marcándolo con su olor y por el otro estaba aprovechando el contacto, los lobos eran criaturas táctiles).
Llegaron a un pequeño riachuelo y Stiles lo miró confuso.
—No hay ningún río por aquí.
—Nace en unas rocas y desaparece en una cueva en el propio bosque—respondió Peter.
Cuando comenzó a quitarse el jersey, Stiles se olvidó por completo del riachuelo. Se quedó con la boca abierta observando los músculos de la espalda del lobo contraerse y estirarse según se movía. Si no conociera a Scott, pensaría que un cuerpo así tenía que ser cosa de licántropos. No le quitó los ojos de encima mientras se inclinaba sobre el riachuelo, se echaba agua helada sobre el rostro y el pecho y bebía unos sorbos.
Si no fuera imposible por los supresores, estaría goteando.
—Me dan escalofríos solo de mirarte—le dijo porque sentía que necesitaba decir algo para que no se diera cuenta de cuánto le afectaba.
—Es refrescante—respondió, girándose hacia él con una sonrisa.
—Estamos en invierno, es un milagro que no esté congelada—replicó y se quedó con la boca abierta como si quisiera decir algo más cuando el lobo se acercó a él, su torso desnudo y húmedo, sus ojos brillando azules.
—Los hombres lobo estamos más calientes—su voz era grave, profunda.
Tomó su brazo derecho por la muñeca y colocó su mano sobre su pecho. Stiles sintió su calor, sus fuertes músculos. El frío que se colaba entre su ropa le tentaba a abrazarse a ese cuerpo caliente. Qué bien debía de sentirse estar entre esos fuertes brazos, ser empujado contra un árbol y... ¡Aaaah, no! No podía ir por ahí, tenía que alejarse de esos pensamientos.
Peter pareció darse cuenta de lo que estaba pasando y se apartó. Era como si hubiera hecho aquello de forma inconsciente. Se puso el jersey y saltó al otro lado del riachuelo.
—Espera aquí, voy a correr—le dijo y desapareció de inmediato.
Stiles se quedó algo aturdido. Se sentó al pie de un árbol y esperó observando la luna llena en el cielo. Peter regresó un largo rato después, su ropa sucia y algo desgarrada con algunas gotas de sangre (así que no cazaba ardillas, ¿eh?), y caminaron de regreso a la escuela. No volvió a acercarse tanto a él ni a tocarle.

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