Título: El Demonio Castigado y el Íncubo 3
Tercer Libro: "La Sangre de los Kuroichi"
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Hageshii ♥ Konome y muchas más...
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Acción, Aventura, Romance, Sobrenatural
Clasificación: +18
Advertencias: Incesto, Lemon, SM, Violencia
Capítulos: 4 (de 24)
Resumen: Los cuatro habitantes de la Casa de Té reciben una aterradora visita inesperada. El padre de Hageshii aparece exigiéndole que encuentre a su hermano, el cual se ha escapado de casa por un amor humano. Pero las cosas no son como parecen, el hermano de Hageshii esconde un secreto que arrastrará a Hageshii a luchar a través de los mundos.
Konome, Takashi y Katsuragi son personajes de Dr.Ten, el resto son originales míos.
Capítulo
4
Un muchacho
que aparentaba la misma edad que Hageshii estaba frente a ellos muy
sorprendido. Su constitución era algo más pequeña y delgada que la
de su hermano, sus cabellos eran violetas muy finos y los tenía
arreglados en una corta melenita que afeminaba aun más su delgado
rostro. Todas las facciones de su cara eran muy finas, como las de
una mujer, la nariz algo respingona y pequeña, los labios rosados y
unas mejillas algo más redondeadas, su barbilla era más bien
puntiaguda, sin rastro de pelo alguno en su piel, y en su cuello
apenas se notaba la nuez. Viendo aquello nadie diría que era hermano
de Hageshii, de no ser por los ojos, que al igual que su padre, eran
rojos brillantes, tan intensos como el fuego, aunque estaban rodeados
por unas pestañas mucho más abundantes que las de su hermano.
—¿Qué
haces tú aquí? ¿Por qué has venido? ¿Te ha mandado padre? ¿Qué
vas a hacer?—comenzó a preguntar muy nervioso.
—¿Te
importaría dejar de preguntar tanto? Voy a explicártelo todo, pero
ten calma, no vengo a hacerte nada—le contestó Hageshii
acercándose a él.
—No creo que
hayas venido solo de visita, no me fío de ti—sacó en su mano
otras tres agujas y se preparó para dispararlas.
—¿Que no te
fías de mí? Mira quién habla, el mismo que siempre le contaba a
padre todos mis errores y siempre me traicionaba—rió Hageshii
acercándose a Reitan sin miedo de las agujas.
—Eso eran
cosas de niños, ya no importan. ¡Y deja de acercarte!—gritó algo
histérico.
—¿Me tienes
miedo hermanito? Ya te he dicho que no vengo a hacerte nada, solo
tenía curiosidad por saber si era verdad eso de tu amante varón y
humano...—echó un vistazo a un hombre que se encontraba a un par
de metros, mirándoles con una mezcla de miedo y odio, de cuya
presencia nadie se había percatado hasta ese momento—. Así que...
no era una broma... De verdad has hecho aquello por lo que tanto me
recriminaste... Te has liado con un humano...
Aquello le
parecía una verdadera burla del destino. Hageshii no dejaba de mirar
a aquel hombre, preguntándose qué tenía él para que su hermano se
hubiera fijado en un humano. Su aspecto era de lo más corriente,
cabellos castaños oscuros, ojos del mismo color, piel morena,
facciones corrientes, cuerpo algo musculado... No podía advertir
nada de especial a simple vista.
—Hageshii,
por favor, márchate. No pienso volver al Infierno y no dejaré que
padre encuentre a Carlo—prácticamente suplicó muy asustado.
—No te
preocupes, por mucho que me hicieras en el pasado, no quiero que
nadie más pase por lo mismo que yo, así que no voy a entregarte a
padre. Aunque él está bastante cabreado porque sus dos hijos amen a
los humanos y más concretamente a los hombres—rió Hageshii,
cogiendo la mano de su hermano, haciendo que soltara las agujas que
se deshicieron en el suelo.
—¿Tú
también estás con un humano varón?—preguntó no muy sorprendido.
—No es
humano, pero lo mismo da. Él es mi pareja, se llama Konome—le dijo
señalando con la cabeza al pequeño que no le quitaba los ojos de
encima a Reitan.
—¿Un
íncubo? Vaya, no puedo decir que me extrañe, tus gustos siempre
fueron...
—No creo que
en estos momentos tengas derecho a decir nada—le interrumpió antes
de escuchar cualquier burrada.
—Cierto,
aunque he de decir que es realmente lindo. ¿Puede que se parezca un
poco a ella?—preguntó observándole fijamente, cosa que sonrojó
bastante al pequeño. Sus ojos eran tan ardientes como los de su
amante.
—¿En el
blanco de los ojos, tal vez?—no quería que aquellas palabras
resultaran perjudiciales para su relación con el íncubo.
—¿Oh? ¿En
serio? Bueno, da igual...—de pronto miró asustado a Hageshii, sus
ojos se estaban clavando en su compañero y tenían un brillo oscuro
que le hizo estremecer.
Hageshii había
sentido repentinamente una extraña sensación, un mal presentimiento
que venía directamente del amante de su hermano. Se acercó despacio
al moreno, que comenzó a temblar aterrorizado, sin saber lo que le
iba a hacer. Le cogió por el cuello de la camiseta y olió su cuello
y su rostro. Entonces su mirada fue a su hermano y en un segundo, sin
que ninguno de los otros dos se diera cuenta de nada, Reitan había
salido volando por la ventana por un puñetazo de Hageshii. Antes de
que el mayor tocara el suelo el pelirrojo le golpeó de nuevo,
creando un gran cráter en la tierra cuando golpeó contra ella.
—¿Qué
demonios crees que estás haciendo?—le preguntó Hageshii de pie
frente a él.
—Hageshii...
yo... —intentó levantarse dolorido.
—Así que
era eso... No era amor...—el pelirrojo estaba realmente furioso y
tenía que contenerse mucho para no golpearlo de nuevo.
—No, te...
equivocas...
—¿Por qué
demonios lo estás haciendo?—le cogió por los cabellos y le
levantó a su altura, sin que sus pies tocaran el suelo.
—...
—Si padre se
enterara de esto... Heh, sinceramente, no te reconozco...—le soltó
dejándole caer al suelo y se dio la vuelta, dirigiéndose al íncubo
que acababa de llegar junto con el humano, quien corrió rápidamente
hacia el demonio.
—Hageshii...—Reitan
le miró con ojos suplicantes.
—Puedes
venir con nosotros si quieres, pero si lo haces exijo una
explicación—le dijo mirándole de reojo con furia.
El mayor
agachó la cabeza y se acercó al pelirrojo, enganchándose de su
camisa con una mano como un niño pequeño mientras con la otra
agarraba la de su amante. En unos minutos regresaron del mismo modo
que antes a la Casa de Té, en apenas unos pasos. Cuando entraron,
Katsuragi y Takashi les miraron sorprendidos, especialmente al joven
de cabellos violetas.
—Prepárales
una habitación, yo iré un rato a la mía—dijo sin volverse a
mirar a su hermano. Subió las escaleras seguido por el íncubo y
entró en su cuarto golpeando con furia la pared, dejando un boquete
en ella—. Ese maldito idiota. ¿En qué coño está pensando?
Estrujó entre
sus manos la almohada de la cama hasta destrozarla, dejando que las
plumas volaran por la habitación. Se sentó sobre la cama, apretando
los puños fuertemente, mordiéndose el labio inferior hasta hacerlo
sangrar.
—Ha...
Hagii... ¿Qué es lo que... pasa? ¿Por qué te... pusiste
así?—preguntó algo temeroso Konome, no sabía si debía acercarse
a él o dejarlo solo.
—Su
sangre... la sangre de Reitan estaba en el humano. Lo está
transformando...—de sus manos comenzaba a caer sangre, por la
fuerza con la que apretaba los puños.
—¿Transformarlo
en qué?—se acercó al mayor y puso las manos delicadamente sobre
las suyas, le dio un beso en ellas y casi al instante se relajaron un
poco.
—En uno de
los nuestros, en un Kuroichi—al ver que el pequeño le miraba sin
entender continuó—. Le está entregando su sangre, como un
intercambio. Cuando la sangre de mi hermano pase al humano, este
obtendrá todos sus poderes y mi hermano se convertirá en un humano.
—¿Y eso se
puede hacer?—preguntó sorprendido el pelinegro, los poderes de la
familia de Hageshii eran realmente variados.
—Sí, el
poder de los Kuroichi reside en nuestra sangre. Volver a alguien
inmune a ella es mostrarle nuestra confianza porque nos volvemos
vulnerables a ellos—el corazón de Konome latió, no pensaba que
aquello fuera tan importante—. Pero entregarle nuestra sangre... No
sé en qué demonios está pensando.
La puerta de
la habitación se abrió y Reitan le miró desde el umbral con el
rostro compungido, sin saber si podía entrar.
—Konome, ve
un rato abajo, quiero que averigües algo de ese humano—le dijo sin
que su hermano le escuchara.
El íncubo le
dio un abrazo y un tierno beso para intentar que estuviera calmado en
su charla con el mayor. Reitan dejó salir al pequeño y después
entró apenas unos pasos hacia su hermano, que miraba fijamente al
suelo, sin saber lo que podría hacer si veía sus ojos.
—Deja... que
te explique...
—¿Qué
explicación puede tener esto?—su mente estaba tan turbada que
sabía que por muchas explicaciones que le diera no atendería a
ninguna.
—......—Le
miró un momento y suspiró, dándose cuenta de lo ridícula que
resultaba aquella situación—. ¿Por qué te pones así? Si fueras
nuestro padre lo entendería, esto es una ofensa para la familia.
Pero después de todo lo que has hecho no creo que seas el adecuado
para pensar así. ¿Por qué te enfadas tanto entonces?
—¿Por qué
lo haces? ¿Por qué quieres transferir tus poderes? ¡¿Por qué
quieres dejar de ser un demonio?!—gritó Hageshii levantándose.
—Para morir.
Continuará...
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