Título: El Demonio Castigado y el Íncubo 2
Segundo Libro: "Las Dudas del Íncubo"
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Hageshii ♥ Konome y más...
Autor: KiraH69
Género: Shota-Yaoi
Clasificación: +18
Advertencias: Lemon
Capítulos: 7 (7 de 7) FINALIZADO
Resumen: Han pasado cinco años de feliz relación entre Hageshii y Konome desde el Primer Libro. Pero ahora sus sentimientos se pondrán en duda por un manipulador compañero.
Los personajes Takashi, Konome y Katsuragi, y la casa de té, están sacados del manga yaoi Tokyo Yaban no Chizo (The Map of Tokyo Savage) de la mangaka Dr. Ten. El resto son originales míos.
—Dime
Konome ¿te gusta este paisaje?—preguntó el pelirrojo al menor.
—Um…
s-sí… ¡Kya!—Hageshii penetró al íncubo desde atrás mientras
el pequeño contemplaba el paisaje nocturno de París a través de la
venta.
—Está
realmente hermoso hoy—susurró el mayor, aunque lo que él
observaba no era la ciudad si no el reflejo del íncubo en el
cristal.
Lo
penetró suave pero intensamente haciendo que el pequeño le sintiera
por completo. Konome movía las caderas pidiendo más pero Hageshii
no se lo iba a dar tan fácilmente. El pelirrojo acarició sus orejas
y las mordió en la punta provocando que las piernas del pequeño
perdieran su fuerza. Lo cogió en brazos levantando sus piernas y
comenzó a embestirlo con más fuerza. Konome le rodeaba la cintura
con la cola, acariciando su espalada con ella mientras enredaba los
dedos en los rojos cabellos.
—
¡Ah! ¡Nya~!—el
pequeño se vino sobre el cristal, manchándolo abundantemente.
—Oh…
¿ya no podías más? Es sorprendente que aún tengas tanto después
de tres veces. ¿Vamos por la quinta?—preguntó tumbándolo boca
arriba sobre la cama sin salir de su interior.
—Ah…
sí… más… Hagii más…—el rostro del pequeño estaba
sonrojado y sus ojos llorosos, con un hilo de saliva cayendo por la
comisura de sus labios.
—Vas
a volverme realmente loco. A este paso no voy a dejarte salir de esta
habitación nunca—le dio un tierno beso intercambiando saliva
mientras se venía en su interior.
Salió
de él y volvió a besar su cuello, bajando por su pecho, como lo
había hecho tantas veces aquella noche y las anteriores de aquellas
amorosas vacaciones. Llegó hasta su miembro goteante y se lo metió
en la boca para saborearlo.
—Hagii…
no… yo quiero lamer el de Hagii…—pidió sin apenas aliento.
—Por
supuesto, lo que tú desees—lo puso sobre sí, con el miembro del
menor en la boca, dejando que él alcanzara el suyo.
Konome
lo masajeó entre sus manos y lo lamió y chupó como si fuera un
delicioso caramelo. Hageshii también lo lamía y succionaba,
metiendo la lengua en su entrada. Presionó la base de la cola que no
dejaba de retorcerse y el pelinegro se tuvo que contener mucho para
no venirse de nuevo.
—Hagii…
así no puedo chupar el tuyo…—se quejó jadeante.
—No
importa, quiero que tú disfrutes—le contestó metiendo los dedos
en su entrada.
—Pero
yo quiero lamer el de Hagii—apartó su entrepierna del alcance del
pelirrojo y siguió lamiendo y besando el erecto miembro del mayor.
—Hoy
estás muy caprichoso—sonrió Hageshii acariciando sus orejas,
contemplando la hermosa imagen de aquellos grandes y brillantes ojos
mirándole.
—También
quiero que Hagii disfrute—mordió suavemente la punta y masajeó
los genitales del mayor con su cola.
—
¿Y no sabes que yo
disfruto más cuando te veo a ti disfrutar? Me encanta cómo se
encienden tus mejillas y tu expresión al venirte. Eres realmente
hermoso—levantó su rostro y lo sentó en su regazo.
—Um…
Hagii…—se iba a quejar pero el mayor lo calló con un tierno
beso.
Comenzó
a masturbarlo mientras le daba pequeños besos en las mejillas y
mordía la punta de sus orejas. Con la mano que le quedaba libre
acariciaba y pellizcaba sus duros pezones rosados. Konome gemía y se
estremecía en los brazos del mayor, extasiado por sus caricias y su
calidez. Enredó en sus dedos los rojos cabellos y envolvió el
miembro del mayor con su cola.
—Te
amo mi chiquito…—le susurró Hageshii al tiempo que ambos se
corrían abrazados fuertemente.
—Yo
también… te amo… Hagii…—respondió sin más energías.
Hageshii
lo tumbó en la cama y le dio un pequeño beso en los labios. Se
recostó a su lado y se quedó observándolo con una gran sonrisa en
el rostro.
—
¿Hagii quiere
más?—preguntó Konome alzando su mano para acariciarle el rostro.
—No,
por hoy es suficiente. Descansa mi chiquito—el íncubo se acurrucó
agotado en los brazos del mayor y no tardó nada en quedarse dormido.
FIN
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