Título: El Demonio Castigado y el Íncubo 2
Segundo Libro: "Las Dudas del Íncubo"
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Hageshii ♥ Konome y más...
Autor: KiraH69
Género: Shota-Yaoi
Clasificación: +18
Advertencias: Lemon
Capítulos: 7 (5 de 7)
Resumen: Han pasado cinco años de feliz relación entre Hageshii y Konome desde el Primer Libro. Pero ahora sus sentimientos se pondrán en duda por un manipulador compañero.
Los personajes Takashi, Konome y Katsuragi, y la casa de té, están sacados del manga yaoi Tokyo Yaban no Chizo (The Map of Tokyo Savage) de la mangaka Dr. Ten. El resto son originales míos.
En
la noche Hageshii aún no había regresado a casa y Konome pensó que
esa podía ser una especie de señal para que hiciera lo que
Katsuragi le había sugerido. Se dirigió a la habitación de Takashi
esperando que no se hubiera ido a cazar demonios. Llamó a la puerta
algo dudoso y seguido entró. El moreno ya estaba echado en la cama y
se giró para mirarle.
—
¿Qué sucede
Konome?—preguntó fingiendo no saber nada.
—Um…
Takashi… ¿puedo pedirte un favor?—dijo el pequeño entrando unos
pasos en la habitación.
—Claro,
sabes que por ti hago lo que sea—contestó con una gran sonrisa.
—Mm…
¿puedes hacer el amor conmigo esta noche?—preguntó al fin el
íncubo tras un momento de duda.
—Claro,
pero ¿puedo preguntar a qué se debe?—como si no lo supiera ya.
—Yo…
no estoy seguro de mis sentimientos por Hagii y quería comprobar si
siento lo mismo que con él al hacer el amor contigo. Si no te parece
bien no pasa nada—cada vez deseaba menos hacerlo.
Takashi
se levantó y se acercó a Konome. Rodeó su cintura con un brazo y
con la otra mano levantó su rostro y le besó tiernamente.
—No
hay ningún problema, te ayudaré a aclararte—al fin, después de
tanto tiempo sin poder siquiera tocarle, iba a tener una noche
apasionada con Konome e iba a hacer que se olvidara por completo del
otro demonio.
Fueron
a la cama, el pelinegro ya tenía más confianza, le resultaba muy
agradable aquel cariño algo frío que el exorcista le ofrecía y que
no había experimentado en muchos años. Takashi se tumbó sobre el
menor y comenzó a besar sus labios, introduciéndose en su boca
mientras le quitaba la ropa, primero la sudadera y luego los pequeños
pantalones. Le miró un momento completamente desnudo, aquel cuerpo
aún algo infantil, de delicadas formas que había crecido tanto
desde la última vez que lo había tenido entre sus brazos. Besó su
cuello, lo lamió y mordisqueó dejando pequeñas marcas, quería
que, si al final Konome se decidía por Hageshii, este viera cómo
había marcado su cuerpo, que lo había hecho suyo apasionadamente,
aunque eso podía costarle la vida. Bajó por su pecho recorriéndolo
todo, mordiendo y jugando con los rosados y duros pezones, bajando
hasta su ombligo y después hasta su miembro que ya estaba erecto. En
la habitación solo se podían oír los dulces y eróticos gemidos de
Konome, que experimentaba unas sensaciones que no había tenido en
varios años, no eran mejores que las de Hageshii, simplemente
diferentes. Takashi chupó su miembro y lo acarició con la lengua
provocando escalofríos en el menor, haciendo que se viniera
rápidamente en su boca.
—Parece
que eres aun más sensible que antes—le dijo tras tragarse la
deliciosa semilla—- Me pregunto cuánto podré hacerte disfrutar.
El
pequeño no respondió, se sonrojó sabiendo lo que podía llegar.
Takashi le abrió las piernas y observó el rosado color que parecía
el de un virgen.
—No
importa cuantas veces te la metan, siempre vuelves a tener este
inocente aspecto—acarició el exterior de la entrada con un par de
dedos.
—Um…
no digas esas cosas—gimió el menor cubriéndose el rostro.
—Jeje,
¿desde cuándo eres tan vergonzoso?—se lamió los dedos y comenzó
a meterlos en aquel estrecho agujero.
Disfrutaba
viendo las expresiones del íncubo y cómo absorbía sus dedos. No
pudo aguantar más cuando apenas había metido el segundo dedo.
—Te
va a doler un poco más pero ya no lo soporto, llevo demasiado tiempo
deseando hacerte esto—le susurró comenzando a meter su miembro.
—¡Ah!
¡Takashi! ¡Duele!—gimió el pequeño sintiendo desgarrarse algo
dentro de él.
—Aguanta
un poco—lo penetró por completo de un solo empujón, inundando
aquella estrecha cavidad.
El
menor arqueó la espalda, retorciendo la cola y agarrándose a las
sábanas. ¿Por qué le disgustaba tanto ese dolor? Hageshii no
siempre era delicado y muchas veces actuaba como lo estaba haciendo
Takashi en ese momento, pero siempre sentía una gran calidez y un
gran cariño, como si lo estuviera tratando delicadamente. ¿Por qué
en ese momento no se sentía así?
El
moreno siguió embistiendo mientras besaba y lamía su pecho,
perdiéndose en los gemidos y el calor abrasador del menor. Se vino
rápido en su interior con una última y fuerte embestida.
—No
hay nadie mejor que tú, no importa qué tipo de demonio sea, no
puedo disfrutar tanto si no es contigo—le dijo sin salir de su
interior.
Por
el rostro del íncubo comenzaron a caer lágrimas, se estaba
sintiendo mal, algo en su pecho estaba doliendo mucho.
—
¿Konome, que te
sucede?—le preguntó el moreno limpiando sus lágrimas.
—Hagii…
no se siente como Hagii… —sollozó el íncubo, lo único que
deseaba era ser abrazado por Hageshii.
—Entiendo…—el
exorcista salió de él y se sentó a su lado—Eres un niño muy
tonto. Mira que tener que acostarte conmigo para darte cuenta de que
amas a Hageshii… eso me ha hundido la moral.
—L-lo
siento… Mm… —las lágrimas eran cada vez más abundantes.
—Tranquilo,
tranquilo—le dio unas palmaditas en la cabeza—no te preocupes por
mí, ve con Hageshii y olvídate de esto.
—Gracias
Takashi—Konome se levantó de la cama y fue rápido a su
habitación.
Se
metió bajo la ducha y comenzó a lavar cada rincón de su cuerpo. No
le gustaba aquel agua cayendo encima suyo pero no quería que quedara
ni un rastro de Takashi en su cuerpo cuando volviera Hageshii.
Riiiiiiing
Riiiiiiing Riiiiiiing Riiiiiiing
—
¿Dígame?—contestó
al teléfono Katsuragi.
—Soy
Kuroichi ¿puedes pasarme con Konome? No… mejor… díselo
tú—rectificó con voz dudosa—, no voy a regresar esta noche,
tengo que viajar por trabajo y a las once y media tengo que coger un
avión. No sé cuando voy a regresar.
—
¿No vas a venir para
coger una maleta o algo?—preguntó extrañado por aquella repentina
noticia.
—No
tengo tiempo, tengo mucho trabajo—suspiró y dudó en seguir
hablando—. Y… también dile que… que sea feliz como él desee.
—Muy
bien, se lo diré ahora mismo—“no pensé que cedería a Konome
tan fácilmente”.
—Gracias,
cuídale.
Ambos
colgaron a la vez. Katsuragi suspiró y quedó pensativo.
—“¿Por
qué está tan dispuesto a dejar ir a Konome? ¿Es que no está
verdaderamente enamorado de él? ¿Simplemente no le importa? O lo
hace por la felicidad de Konome? En ese caso no sé si está muy
enamorado o es muy idiota.”
Dejó
un momento la casa de té y subió al cuarto del íncubo que ya había
acabado de ducharse. Lo encontró sentado sobre la cama secando su
cuerpo, con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Konome,
acaba de llamar Kuroichi—en el instante en que pronunció ese
nombre el pequeño dio un salto poniéndose en pie.
—
¿Y-y que ha
dicho?—preguntó ansioso.
—No
vendrá a dormir esta noche, tiene que coger un avión por motivos de
trabajo y no sabe cuando regresará.
—
¿Eso es lo que te ha
dicho? ¿No va a venir? ¿No ha dicho nada más?—preguntó algo
confuso.
—Ah,
sí, también ha dicho que seas feliz como desees—estuvo muy atento
a su reacción.
—Pe-pero…
yo quiero a Hagii… ¡no quiero ser feliz con nadie más!—gritó
estallando en lágrimas.
Eso
no era lo que esperaba, ¿Cómo se había podido aclarar tan
rápidamente?
—
¿Ya estás seguro de
tus sentimientos?—le preguntó extrañado.
—
¡Sí! No me sentí
bien con Takashi. Mi pecho dolía mucho. Solo podía pensar en Hagii,
solo él—cayó de rodillas al suelo ¿Cómo podía pasar aquello?
¿Es que Hageshii le iba a dejar?
—Tranquilo,
deja de llorar y ve a buscarle—le dijo Katsuragi tendiéndole una
mano.
—
¿Sabes dónde está?—le
preguntó el pequeño mirándole con los llorosos ojos.
—Creo
que sé a qué aeropuerto ha ido, aún tenemos tiempo.
—¡¡Gracias!!
Continuará...
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