Título: Estrella invitada
Fandom: Bones RPF & Actor RPF Pareja: James Marsters x John Francis Daley (Lance Sweets)
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 1
Resumen: John se entera de que James Marsters va a rodar un capítulo de Bones. Sí, Spike, su ídolo y amor de la infancia. Pero, cuando al fin llega, apenas es capaz de saludarlo y no vuelve a verlo en todo el día.
* * * * *
—He oído que James Marsters vendrá a rodar un capítulo en unas
semanas—comentó una de las maquilladoras—. ¿No salía él también con Dave en eso
de Buffy?
—Me- ¿me lo estás diciendo en serio?—preguntó John con los ojos como
platos.
—Sí... ¿No te gustaba a ti esa serie? Recuerdo que te volviste como loco
cuando conociste a Dave.
La maquilladora siguió hablando, pero John ya no la escuchaba. James
Marsters, Spike, iba a aparecer en Bones,
lo que significaba que estaría por allí rodando unos días, lo que significaba
que John al fin podría conocer a su ídolo de la infancia. Sí, había sido un
friki de pequeño (y aún lo era) y la primera serie a la que se había enganchado
con doce años era Buffy, cazavampiros.
Se había vuelto loco al conocer a David, con el que ahora trabajaba (y al
principio más de una vez se había confundido y le había llamado Ángel), pero
conocer a James Marsters era su sueño. Spike, el vampiro con cambios de
personalidad tan extremos que era imposible definirlo, había sido su personaje
favorito... y algo más.
Con él había descubierto su bisexualidad. Se había masturbado antes
pensando en chicas o viendo revistas para adultos que alguno de sus amigos
conseguía de sus hermanos mayores, pero nunca había sentido algo tan intenso
como cuando se había masturbado pensando en Spike. Solo era un crío de doce
años y al principio no lo había comprendido, simplemente se excitaba al ver los
capítulos y al repetir las escenas en las que él aparecía y, por lo tanto, se
masturbaba, a veces con la televisión de su habitación pausada en una escena en
la que el vampiro aparecía especialmente sexy, generalmente con su abrigo de
cuero o con esas camisetas tan ajustadas. Más tarde se dio cuenta de que no era
tan normal masturbarse pensando en un hombre y que tal vez era eso que llamaban
«gay». No le preocupó mucho porque no le gustó ningún otro chico hasta los
últimos años de instituto y para entonces ya lo comprendía.
Y ahora, con casi 30 años, iba a conocer a su actor favorito y amor de
la infancia. Sentía mariposas en el estómago. No podía permanecer quieto en el
asiento, la maquilladora le rogaba que dejara de moverse. Cuando la mujer
terminó, soltando un suspiro de frustración, John salió casi volando de la sala
de maquillaje. Se topó nada más salir con David, que también iba a maquillaje.
—¡Dave! ¡Genial!—exclamó entusiasmado.
—Hey, buenos días...—le saludó, frunciendo el ceño ante la emocionada
expresión de su rostro.
—¿Es verdad lo de James Marsters?—apretaba las manos juntas frente al
pecho, casi como en una plegaria.
—¿Hm? ¿Qué pasa con Jim?—preguntó extrañado.
—¿Es cierto que va a venir a rodar un capítulo con nosotros?—insistió
impaciente.
—Oh. Ni idea, no he oído nada.
—¿Él no te ha dicho nada?—sintió algo de decepción, puede que solo fuera
un rumor entre el personal, no sería la primera vez.
—No, hace años que ni le veo. Pero no te preocupes, si viene te lo
presentaré—sonrió, dándole unas palmadas en el hombro. Ya sabía cuánto le
gustaba todo eso.
John decidió no entusiasmarse, no pensar en Spike hasta que lo
confirmaran oficialmente, lo cual sucedió cuatro días después. Esa noche, John
se masturbó viendo un DVD de Buffy,
cazavampiros. Se vino solo con sus dedos en su trasero en medio de un
capítulo protagonizado por Spike, de la época en la que aún no estaba enamorado
de Buffy y seguía siendo un chico malo.
Tres semanas después, James Marsters apareció en el set de rodaje. John
le observó desde lejos mientras charlaba con David. Se sentía casi como un
acosador o, aún peor, como una fan adolescente con fotos de él por toda su
carpeta (bueno, vale, había tenido un par o cuatro en el instituto), pero...
oh, esa sonrisa, ¿cómo podía dejar de mirar? Era tan atractivo como lo
recordaba, la edad solo había conseguido darle un aire más maduro y misterioso.
Estaba ya vestido para comenzar a rodar, con un traje marrón a cuadros con
camisa azul y corbata. Su papel era el de un profesor universitario y John
pensó que, si realmente lo fuera, su clase estaría siempre llena. Ningún alumno
podría resistirse a sus rizos castaños peinados hacia atrás, su perfecto rostro
de mandíbula cuadrada y marcados pómulos y aquellos seductores ojos azules.
¡Mierda! Ya estaba duro. Y las imágenes de Spike que pasaban constantemente por
su cabeza no ayudaban.
—¡Johnny!—le llamó David con su potente voz.
John desvió la mirada rápidamente, esperando que James no se hubiera
dado cuenta de que le estaba mirando, e intentó actuar fingiendo que no sabía
quién le llamaba. ¿Por qué se le daba tan mal a pesar de ser actor? Cuando
David agitó la mano, John se acercó a ellos, cubriendo con su guión el frente
de sus pantalones.
—Jim, este es John Daley, es un gran fan de Buffy—le explicó mientras apretaba con su gran mano el hombro del
chico.
—Oh, vaya. Encantado—James le tendió la mano con una sonrisa.
John no supo reaccionar, no entendía qué debía hacer. Solo podía pensar
que aquello era diferente a las fantasías que había tenido en su infancia,
ahora era casi diez centímetros más alto que él, y aun así seguía sintiéndose
como un niño y encima James ahora realmente parecía un profesor y por algún
motivo eso lo excitaba más. Reaccionó cuando David apretó fuertemente el agarre
sobre su hombro.
—Ah. E-encantado—respondió con un apretón de manos más tardío de lo que
habría resultado natural.
¡Dios! ¡Estoy tocando a James
Marsters!, gritó por dentro. Si no le pedía un selfi era solo por vergüenza (y porque no tenía su móvil encima en
ese momento).
—Te he visto en la serie, haces un buen trabajo—le dijo, ignorando su
comportamiento extraño.
—Gra-gracias—¿desde cuándo era tartamudo?—. Me encanta su trabajo—oh,
no, ya empezaba—, Spike ha sido siempre mi personaje favorito, es re-realmente
fantástico, la primera vez que...—me
masturbé usando mi culo lo hice pensando en él. No, por supuesto que eso no
podía decirlo—. Am... L-le he visto también en películas y en sus apariciones
en muchas otras series como Torchwood,
Sobrenatural, Miénteme-
—Calma chico—David le dio una fuerte palmada en la espalda.
Si no le hubiera detenido probablemente habría sido capaz de enumerarlas
todas. Pero James no parecía molesto, sonreía casi enternecido. John sintió el
calor golpear con fuerza sus mejillas, se estaba comportando de una forma
ridícula
—Ya le aburrirás contándole su propia vida luego, ahora tenemos que
trabajar.
—Nos vemos luego, John. Y no me trates de usted, puedes llamarme
James—le dedicó una sonrisa y siguió a David.
John podía jurar, sin necesidad de mirar, que tenía una mancha oscura en
la parte frontal de los pantalones. Por suerte, aún seguía cubriéndose con su
guión. Se fue al baño tan disimuladamente como pudo, se metió en una de las
cabinas y se masturbó, pensando que con esa misma mano había estrechado la mano
de James Marsters. Apenas tuvo que tocarse, la simple idea podría haberle hecho
correrse en sus pantalones.
Era ya por la tarde y el «nos vemos luego» nunca llegaba. Le buscó por
todas partes, intentando no parecer sospechoso (sin mucho éxito), pero al no
verle a él ni a David supuso que se habían ido juntos a tomar algo. Hizo un
último intento y fue a su roulotte. No
sabía qué iba a decir cuando le abriera la puerta, su deseo de verle le hacía
incapaz de anticipar nada. Llamó a la puerta dos veces y esperó. Nada. Volvió a
llamar y esperó. Nada. Definitivamente se había ido. Agarró la manija de la
puerta y abrió. No debería estar haciendo aquello, no estaba bien, pero ya
estaba dentro de la caravana. Definitivamente no debería estar haciendo eso,
pero tal vez estar cerca de sus cosas aliviara un poco esa necesidad de estar
cerca de él. Después de todo, era probable que no se vieran mucho ya que no
tenían ninguna escena juntos; lo cual en parte era un alivio ya que sabía el
ridículo que haría cuando se le olvidaran las líneas en su presencia, pero por
otro lado era una verdadera decepción, era una de sus grandes ilusiones salir
en pantalla junto a él. Si no podía tener eso, al menos podía darse el gusto de
sentarse en su sofá.
—Oh.
¿Eso era una chaqueta? Doblada sobre el respaldo, de cuero negro. Dios, es... No era igual a la que
llevaba como Spike, aquel era un abrigo que llegaba hasta casi los tobillos,
pero le resultaba tan similar que eso no importaba. No le había visto con ella
puesta, pero podía imaginárselo perfectamente. Inspiró profundamente con el
rostro hundido en el cuello de la chaqueta.
—Nnh...—gimió, palmeando su erección con la mano que no sostenía la
chaqueta.
No debería... Oh, joder, olía tan intensamente a él. Era como si lo
tuviera encima. Se desabrochó el pantalón y metió la mano bajo los
calzoncillos. Su miembro estaba goteando. Comenzó a frotarlo muy lentamente de
arriba a abajo, dejando que la excitación creciera poco a poco. No lo
recordaba, pero estaba seguro de que había fantaseado con algo así alguna vez,
había fantaseado con muchas cosas pensando en James.
—Qué chico tan travieso.
Cuando escuchó una voz en la habitación, todo su cuerpo se congeló. Por
un momento pensó que tal vez era su imaginación, parte de su fantasía. Abrió
los ojos –ni siquiera recordaba haberlos cerrado–, y observó por encima de la
chaqueta en la que aún tenía sumergido su rostro. Allí estaba James,
observándolo con una sonrisa.
Oh dios oh dios oh dios mierda
mierda mierda.
En ese momento John solo quería ser tragado por un profundo agujero.
—Ah- E-esto... no... Eh... yo...—no había ninguna excusa para lo que
estaba haciendo.
—Por favor, continúa, no te preocupes—se sentó relajado en una silla
frente al sofá, desabrochando el botón de la chaqueta de profesor.
—¿Eh?—John estaba completamente en blanco, no comprendía qué le estaba
diciendo, solo podía pensar en que su ídolo le había pillado masturbándose con
su chaqueta.
—No es la primera vez que te masturbas pensando en mí, ¿verdad?
—Y-yo no-...—dejó la chaqueta a un lado e intentó abrocharse el pantalón
apresuradamente, pero no era fácil con su erección.
—Quieto—le ordenó James, y John se detuvo de inmediato con las manos en
la bragueta—. Responde mi pregunta.
—Ah... um...—ni siquiera recordaba qué había dicho.
—¿Te has masturbado antes pensando en mí?
John asintió con la cabeza antes de reunir el valor para hablar.
—S-sí... Desde que apareciste en Buffy.
—¿Cuántos años tenías? ¿14 o 15?
—D-doce.
La sonrisa en el rostro de James se hizo más amplia, una sonrisa
perversa.
—Tan joven... Ya a esa edad te masturbabas pensando en hombres, qué
pervertido.
—¡N-no! Yo no... solo tú... Tú fuiste el primero... y único hasta que
fui mayor—le explicó, agachando la cabeza.
—¡Oh! Así que a eso te referías con «la primera vez», ¿hm?—John asintió
tímidamente con la cabeza—. Y apuesto a que no usas solo tu polla cuando te masturbas.
El joven sintió que sus mejillas ardían. Estaba temblando de pies a
cabeza. Era tan vergonzoso...
—Muéstrame cómo te masturbas pensando en mí. Muéstrame tu lindo trasero,
John.
Escuchar y ver su nombre formarse en aquellos labios hizo que su miembro
palpitara. Aquello no era una broma, lo sabía, James se lo estaba diciendo en
serio. Y John quería obedecer, quería complacerle por vergonzoso que resultara.
Pero estaba tan excitado que pronto la vergüenza se fue desvaneciendo. Se puso
de rodillas en el sofá, de cara al respaldo, y bajó sus pantalones y
calzoncillos hasta las rodillas. El borde de la chaqueta y la camisa quedaban a
mitad de su trasero, pero no llegaban a ocultarlo. James se relamió los labios.
Una forma tan redondeada y perfecta.
—Adelante, John.
John movió las caderas hacia atrás, levantando un poco su trasero con un
movimiento involuntario. Lamió un par de dedos de su mano derecha, cubriéndolos
cuanto pudo de saliva, y los llevó hacia atrás. Vaciló solo un segundo antes de
frotar ambos dedos sobre su entrada.
—Buen chico—murmuró James. Se levantó de la silla y se acercó al sofá.
—¡Nh!—John se sobresaltó y su cuerpo se sacudió cuando acarició
suavemente su costado.
—Está bien, tranquilo. Sigue con lo que estás haciendo—le tranquilizó, acariciando
su cadera para relajarlo.
John deslizó el primer dedo dentro, inclinando su cuerpo más sobre el
respaldo. No le resultaría difícil abrirse después de todo lo que se había
masturbado aquellas semanas previas, aquella misma mañana. Pero ante la presencia
tan cercana de James, su mano temblaba, sentía todo su cuerpo como gelatina, y
sabía que podía correrse en cualquier momento.
—Todo esto sobra, vamos a quitarlo—comenzó por sus zapatos, sus
pantalones y calzoncillos, y después los calcetines. Mantuvo también levantada
la camisa y la chaqueta con una mano para tener una vista completa de su
trasero.
John no dejaba de mover su dedo, ya no podía, dentro y fuera, abriéndose
sin delicadeza. Los breves roces que sentía de las manos de James le hacían estremecer
de pies a cabeza. Cuando la punta de su miembro presionó contra el respaldo del
sofá ya no pudo contenerse más, se corrió con un largo gemido. Su mente estaba
en blanco, no pensaba en lo que hacía, se entregó a la sensación de una amable
mano acariciando su cabeza. La mano de James Marsters.
—Mira qué desastre has dejado—susurró James, despeinando los rizos
excesivamente fijados—. Has sido un chico malo, ¿verdad, John? ¿Debería
castigarte?
—Uhn...—John gimió, presionando la cabeza contra la mano.
—Muy bien—le quitó la chaqueta y desabrochó su camisa desde atrás,
arrojándola junto al resto de la ropa. El chico quedó completamente desnudo
salvo por su reloj. Se sentó a su lado—. Ven, túmbate en mi regazo.
John obedeció sin pensarlo y James le ayudó a colocarse. Su trasero
quedó levantado y su miembro colgando entre los muslos de James. Era una
posición humillante, pero su gran ídolo estaba tocándole así que no le
importaba, le costaba distinguir si aquello era real o una fantasía.
—¡Wah!—se sobresaltó cuando un azote cayó sin avisar sobre su nalga
derecha. No había sido especialmente doloroso, solo le había sorprendido.
—Shhh. Podrían oírte desde fuera—le dijo sonriente—. Puedes morder esto
si quieres.
Le dio su chaqueta de cuero y John la abrazó de inmediato, hundiendo el
rostro en ella. Inspiró profundamente, ahogándose en su olor, y el siguiente
grito quedó silenciado por la tela. Con el tercer azote levantó su trasero
buscando más. La siguiente vez fue más fuerte, sintió una punzada de dolor,
pero en lugar de un grito soltó un gemido. El siguiente azote llegó justo en
medio y sintió su entrada contrayéndose. Su miembro se estaba poniendo duro de
nuevo y James podía sentirlo contra su muslo. Acarició las enrojecidas nalgas,
deslizando los dedos por encima de la palpitante entrada. Le dio otro azote y,
antes de que se disipara el dolor, lo penetró con dos dedos.
—¡Ngh! Nnh...—John balanceó sus caderas, empalándose él mismo en los
dedos.
—Ah... Un chico tan ansioso—separó los dedos en su interior, consiguiendo
otro gemido—. Dime lo que quieres, John.
—Uhn... Fóllame... por favor...—suplicó, restregando su miembro erecto
contra el muslo de James al tiempo que se follaba en sus dedos.
James se relamió los labios, mirándolo con las pupilas dilatadas.
—Entonces, colócate en la posición en la que lo quieras—le ordenó,
sacando los dedos de su interior.
John gruñó ante la pérdida, pero enseguida se incorporó, levantándose
algo reticente del regazo del mayor. Tras un segundo de duda, se sentó a
horcajadas sobre James, rodeando sus hombros con los brazos.
—Oh. ¿Así que quieres montarme?—le preguntó con una sonrisa.
—Sí... ¿Puedo?—por un momento temió haberse excedido.
—Por supuesto, disfrutaré de una buena vista—se acomodó en el sofá para
que sus cuerpos pudieran encajar perfectamente—. Ahora toma lo que quieres.
John no perdió tiempo en desabrochar el pantalón de aquel traje de
profesor y sacó el miembro de entre los calzoncillos. Su cuerpo se estremeció.
Estaba tan duro y la punta goteaba. Se había puesto así por él, mientras le
daba azotes. Había conseguido excitarle. Quería besarlo y lamerlo, hacerle una
profunda felación, pero deseaba todavía más sentirlo dentro de sí. Lo guió con
sus manos hasta que la punta presionó contra su entrada. Lo presionó, respirando
hondo, hasta que el glande penetró en él.
—Ngh... Tan grueso...—se aferró con la otra mano al cuello de la
chaqueta, intentando controlarse para no correrse de nuevo en ese momento.
—No, tú eres más estrecho de lo que esperaba. Solo usas tus dedos para
masturbarte, ¿verdad? Ningún juguetito.
—S-solo... mis dedos...
Lentamente bajó sus caderas, sintiendo cada milímetro que la verga
avanzaba en su interior. Se abrazó a los hombros de James y suspiró cuando los
labios se posaron sobre su cuello. Al principio fue solo un ligero roce
envuelto en su aliento, después la lengua lo recorrió desde la base hasta la
oreja y con suaves besos bajó de nuevo, y entonces un intenso mordisco en la
base del cuello, hasta el punto de casi sentir que su piel se desgarraba.
—¡Ngah- Aaah!—gimió y sus piernas fallaron, dejándose caer sobre la
verga, que lo penetró por completo—. Ah... Nh... S-Spike... Nnh...
Su cuerpo temblaba con pequeñas sacudidas, creía estar a punto de
desmayarse.
—Soñabas con esto, conmigo bebiendo tu sangre.
No era una pregunta, lo sabía con certeza, no resultaba difícil de
adivinar. Y la reacción que había conseguido con un simple mordisco era aún
mejor de lo que esperaba. Ese chico era adorable y le apretaba tan fuerte en su
interior que parecía no querer dejarlo ir nunca.
—L-lo siento...—jadeó, hundiendo el rostro en su cuello.
—¿Por qué?—preguntó extrañado.
—Por... llamarte Spike...
—Oh—James se echó a reír, acariciando su espalda de forma
tranquilizadora—. No te preocupes por eso. Pensabas en mí como Spike cuando te
masturbabas de pequeño, ¿no? Puedes llamarme como quieras, no me molesta.
John se puso tenso al sentir cómo el miembro en su interior aumentaba de
tamaño. Era por la imagen que pasó por la mente de James de un pequeño John
explorando su culo por primera vez mientras veía a Spike en la televisión, una
imagen que no estaba muy lejos de la realidad.
El joven intentó moverse, pero sus piernas apenas le respondían, era
incapaz de marcar un ritmo, simplemente se levantaba y se dejaba caer de nuevo
torpemente. Eran tan abrumadoras las emociones y sensaciones que experimentaba,
que apenas podía controlar su propia mente. Se sentía frustrado porque no era
así en sus fantasías. Allí, él montaba hábilmente a un Spike tumbado en su
guarida con las manos tras la cabeza mirándole a él, solamente a él.
—¡Ah! No...—no pudo detener a James cuando este le tumbó sobre el sofá,
arrodillándose entre sus piernas sin salir de su interior.
—Lo siento, ahora tomaré yo el control. Me encanta como te esfuerzas,
pero si no me corro ya me volverás loco.
Le sujetó ambas piernas levantadas y comenzó a mover sus caderas. Un
gemido salió de lo más profundo de la garganta de John. Ya en la primera
estocada había encontrado su próstata y no dejó de rozarla cada vez que entraba
y salía, a un ritmo cada vez más rápido. Aquella posición no estaba nada mal,
tenía el rostro de su adorado James Marsters justo sobre él, observándolo con
ojos llenos de lujuria. Observándolo solo a él. Era tan perfecto que bien
podría haber sido una de sus fantasías, pero ninguna se había sentido jamás tan
intensa. Extendió sus brazos hacia su compañero y James se inclinó sobre él,
concediéndole el beso que estaba suplicando. La primera vez que se besaban, un
beso apasionado y tan intenso como sus embestidas, que no pudo durar mucho,
John no podía contener sus gemidos. Pero James no dejó de besarle, su mejilla,
su oreja, su cuello, la marca roja que él mismo le había dejado y, justo a su
lado, volvió a hincar sus dientes en la tersa piel. Mientras sus oídos se
llenaban con el más delicioso gemido que había oído nunca, sintió las cálidas
paredes apretar alrededor de su verga tan fuerte que lo llevaron al límite y se
corrió en lo más profundo al tiempo que John salpicaba la simiente sobre su
propio pecho y la camisa de James.
La caravana se quedó al fin en silencio, solo se escuchaban los jadeos
de ambos actores. James descansaba sobre el joven, que se abrazaba a él sin
apenas fuerzas.
—Eres un buen chico, John—le susurró al oído, acariciando tiernamente sus
cabellos.
John no respondió, solo presionó la cabeza contra la mano que lo
acariciaba, pidiendo más. James sonrió y le dio un beso en la frente antes de
salir de su interior. Se levantó a pesar del quejido de John y se cambió de
ropa mientras este permanecía en un estado de seminconsciencia. A ver cómo
explicaba al día siguiente las manchas en el traje. Por su parte, John también
tendría que disimular las dos intensas marcas rojas en su cuello, pero en ese
momento no se preocupaba por ello.
—Buenas noches, John, te veré mañana—se despidió mientras se ponía su
chaqueta de cuero, impregnada ahora del olor del joven.
Salió de la caravana y John se quedó allí, con una sonrisa en el rostro,
pensando que ese final era muy propio de Spike.
FIN
aclaro no conocia muy bien a los personajes hasta que lei un poco si vi buffy y todo y si era tan sexy el vampiro aun lo es, me gusto mucho tanbienn el anterior one shot aunque nuca he visto la serie pero woow ahora la vere jajajaja no broma, de verda me gustaron mucho
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