Título: Un Omega en el Bus
Fandom: Agentes de SHIELD Pareja: Mack x Fitz
Autor: KiraH69
Género: Slash, Yaoi, Alfa/Omega Clasificación: +18
Advertencias: Lemon, Consentimiento dudoso
Capítulos: 2 (1 de 2)
Resumen: Fitz ha estado fingiendo ante todos ser un Beta gracias a diversos medicamentos, pero ahora tiene que dejar de tomar esta medicación y sale a la luz su naturaleza Omega. Para empeorarlo todo, inmediatamente le llega el celo alterando a los Alfas del Bus.
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Capítulo 1
Había
un aroma dulce flotando por el avión, pero era tan tenue que no consiguió
identificarlo hasta que una intensa oleada le golpeó en la nariz nada más abrir
la puerta del laboratorio. Era el olor de un omega, más concretamente un omega
en celo. Olía a primer día de
primavera, a fiesta de cumpleaños, a galletas recién hechas. Nunca había olido
nada tan delicioso. Sus pantalones ya se sentían demasiado ajustados. Pero el
único que estaba en el laboratorio era Fitz. Ese olor no podía provenir de él,
Fitz era un beta. De hecho, no debería haber ningún omega en el Bus, ya que no
habían detenido a ninguno y estos tampoco podían trabajar para SHIELD fuera de las oficinas de omegas y betas.
Fitz
se percató enseguida de su presencia, su olor a alfa excitado rápidamente se
extendió mezclándose con el olor a omega en celo. Cuando se giró y le miró con
las pupilas dilatadas y las mejillas rojas como manzanas, Mack no tuvo ya
ninguna duda. Aun así, preguntó.
—Turbo,
ese olor… ¿eres tú?
El
cuerpo de Fitz se sacudió poniéndose tenso y volvió a darle la espalda. Sus
manos trabajaban, ahora con más torpeza, en alguna clase de aparato electrónico,
intentando no mirar a su compañero, pero siendo plenamente consciente de cada
uno de sus movimientos. Se quedó paralizado cuando apenas les separaron un par
de metros. Parecía un cervatillo asustado. Mack temía que si avanzaba un paso
más, Fitz saldría corriendo a esconderse en alguna parte.
—Tranquilo—le
dijo con una voz suave pero profunda. Intentó aplacar su excitación, quería que
oliera en él a un alfa protector y no una amenaza—. ¿Me lo cuentas?
Se
apoyó de espaldas contra la mesa con los brazos cruzados en una pose relajada
para que su enorme cuerpo tampoco le agobiara.
—Um…
Es… fue… Mm…—los componentes del aparato resbalaban entre sus dedos. Aún no
podía controlar de forma correcta sus manos, pero ahora simplemente eran del
todo inútiles.
—Calma,
Turbo. Solo dilo, no tengas miedo—no quería sonar como un alfa, quería seguir
sonando como su amigo, pero era muy difícil controlarse viéndolo tan desvalido.
—Bu-bueno,
ya te has dado cuenta de que… que soy un omega.
—Sí—de
una forma abrumadora—. ¿Cómo es posible? Hasta ayer solo olías a beta.
—Es
sencillo en realidad. Tomo supresores del celo y bloqueadores de las feromonas
desde que me presenté, también he desarrollado un olor beta sintético más
efectivo de los que hay en… en…
—¿En
el mercado? Eso quiere decir que nadie más sabe que eres un omega—contrólate, contrólate, deja de mirar ese
delicioso cuello blanco, deja de olfatear antes de emborracharte con este olor,
se decía sin mucho éxito.
—Mm…
Coulson lo sabe. Se lo dije cuando entré al equipo, creí que debía saberlo por
si… bueno, por si pasaba algo así.
—¿Y
qué es lo que ha pasado para que dejes ese tratamiento?
—Puede
ser contraproducente con la medicación que estoy tomando actualmente. Coulson
me ha obligado a dejarlo. Podría seguir usando el olor beta, pero en mi estado
actual sería completamente inútil. Dijo que hablaría hoy con vosotros para
avisaros.
—Sí,
hay una reunión ahora, venía a buscarte para ir—le produjo cierta satisfacción
ser el primero en descubrirlo.
Le
miró fijamente, sus manos temblorosas, sus grandes ojos de un intenso azul y
húmedos, su rostro ruborizado, su labio inferior algo hinchado por estar
mordiéndoselo constantemente y sus piernas moviéndose inquietas, probablemente
por la incomodidad que le causaba la humedad en su trasero. Sí, por cómo olía,
Mack sabía que ya estaría bien lubricado ahí abajo.
—¿Cuánto
tiempo llevas suprimiendo el celo?
—U-um…
once años, me presenté muy tarde.
—Entonces
esto debe de ser muy doloroso. Además es tu primer celo, ¿verdad? Debe de estar
volviéndote loco—tan loco como a él. No fue hasta que Leo dio un brinco hacia
atrás cuando Mack se dio cuenta de que se había acercado hasta estar casi
encima de él—. Lo siento, tranquilo, no voy a hacerte nada—retrocedió
levantando las manos—. Me has pillado con la guardia baja, eso es todo. No voy
a tocarte.
Fitz
tan solo agachó la cabeza en un gesto de sumisión.
—Voy…
voy a la reunión de Coulson.
Salió
a toda prisa de allí, un segundo más ahogándose en ese perfume y su parte más
animal tomaría el control de su cuerpo.
—Pero
qué- ¿Qué cojones es ese olor?—exclamó Hunter olfateando a su alrededor,
reunido con todos los demás en la sala principal. Volvió la cabeza y se dio
cuenta de que el olor provenía de Mack, que acababa de entrar en la sala—. Tío,
¿por qué demonios apestas a un puto omega en celo?
—Porque
tenemos un omega en celo en el avión—respondió. Sintió la mirada punzante de
Coulson y vio su expresión de enfado—. No le he hecho nada, lo prometo, solo he
hablado con él—le aseguró, levantando ambas manos.
—¿Hablar
con quién?—preguntó Daisy confusa.
—Fitz—Coulson
suspiró. Habría preferido no tener que desvelar nunca ese secreto, sabía que
perturbaría la relativa paz del equipo—. Él es un omega y acaba de entrar en
celo.
—¿Pero
qué dice? Fitz es beta, no se permiten omegas en los equipos de SHIELD.
—Por
eso mismo. Era, y es, importante
tenerlo aquí así que lo hemos ocultado—comenzó a explicar—. Bueno, él lleva
ocultándolo con medicamentos desde que se presentó, pero cuando entró al equipo
me lo confesó y decidí que era mejor que siguiera simulando ser un beta. No
pensé que aguantaría tanto tiempo, la verdad, es difícil disimular el
comportamiento de un omega. El caso es que ahora no puede seguir tomando la
medicación para ser beta ya que podría tener efectos perjudiciales al mezclarse
con el resto de la medicación que está tomando actualmente.
—Dios,
no puedo creer que no nos diéramos cuenta. ¡No puedo creer que no nos lo
confiara!—Daisy estaba más enfadada que sorprendida.
—Siento
habéroslo ocultado, pero ha sido en pro del buen funcionamiento del equipo y
por su propia seguridad, hay demasiados alfas aquí y no todos tienen suficiente
autocontrol. Hablando de lo cual—lanzó una seria mirada de advertencia tanto a
Mack como a Hunter—, si alguno de vosotros le pone una mano encima mientras
está en celo, podrá dar gracias si lo único que pierde es la mano. Y lo mismo
después del celo si alguien le toca en contra de su voluntad. Fitz es
irremplazable, vosotros no. ¿Habéis entendido?
—Sí,
señor—respondieron ambos.
—No
quiero veros a ninguno cerca del laboratorio hasta que pase el celo, no quiero
ver a ningún alfa cerca de Fitz. ¿Está claro?
—Sí,
señor.
Era
una orden tajante de un alfa superior y, como tal, debían aceptarla, pero
lograr cumplirla sería algo más difícil habiendo un omega en el Bus, con razón
no estaban permitidos.
Mack
evitó pasar cerca del laboratorio el resto del día, quedándose en el taller.
Aunque daba igual dónde estuvieras, el olor a omega en celo flotaba denso por
todo el avión gracias al sistema de ventilación. Se sentía aturdido, flotando
en aquel delicioso aroma. Ni siquiera era capaz de concentrarse en su trabajo y
sus pantalones apretaban dolorosamente.
Cerca
ya de la noche, Mack de pronto sintió miedo. No era su miedo, era una sensación
ajena, tenue. Olfateó el aire. Olía el miedo. Supo de inmediato de qué se
trataba. No recordaba haber corrido tan rápido nunca. Cuando llegó al
laboratorio vio a través de las puertas transparentes la espalda de Hunter.
Frente a él, acorralado contra la mesa, estaba Fitz. El olor a miedo, a omega
asustado, aterrado, fue más que claro cuando entró.
—¡Hunter!—el
nombre salió como un rugido de su garganta. Se acercó a grandes zancadas y su
amenazadora figura hizo que Hunter retrocediera muy a su pesar—. No te atrevas
a ponerle un dedo encima.
—¿Quién
te crees que eres para ordenarme tú nada?—apretando los dientes, su cuerpo
adoptó una posición igual de amenazante.
Los
dos alfas se estaban retando y el pequeño omega sintió que debía buscar
refugio. Su cuerpo instintivamente se movió detrás de Mack, era el lugar más
seguro para él, donde debía estar.
—Coulson
ya te lo dejó claro, pero por si no fue suficiente te lo repetiré yo: si le
tocas un solo pelo, tendrás que aprender a volar porque te echaré de una patada
de este avión—su voz era aterradora. Atravesó vibrando el cuerpo de Hunter y
este tuvo que resistir el impulso de arrodillarse derrotado. Echó un último
vistazo al omega, a sus piernas que era lo único que podía ver detrás del gran
cuerpo de Mack, y se marchó rabioso. Si comenzaban una pelea los echarían a los
dos (y claramente no podía derrotar a su compañero).
Solo
cuando desapareció más allá de las puertas de cristal, Mack pudo relajarse. Se
dio cuenta entonces de que el pequeño estaba aferrado a él, agarrado a su
ajustada camiseta y con la frente presionando contra su espalda.
—Tranquilo,
ya ha pasado—le dijo, intentando que su tono volviera a ser suave y amable.
—Nnh…—fue
casi un gemido. Su cuerpo se contoneó, presionando cuanto podía contra el otro
de forma provocativa, moviendo inquietas sus caderas. Aquel intenso olor a
alfa, un alfa protegiéndolo y a punto de luchar por él, lo había desatado por
completo, el celo había tomado todo control de su cuerpo y mente.
Mack
se dio cuenta de que el olor a miedo había desaparecido, reemplazado por
excitación. Podía incluso oír la humedad entre sus nalgas. Su culo estaría bien
lubricado y listo para que pudiera penetrarlo nada más deshacerse de la ropa.
Apretó
los puños tan fuerte que las uñas se clavaron en las palmas de sus manos.
—Fitz…—su
tono ya no era ni suave ni amable, estaba lleno de lujuria. Cuando el pequeño
no pareció siquiera oírle, habló como alfa—. Leo, escúchame. Apártate de mí, ve
de inmediato a tu habitación y bloquea la puerta. No le abras a nadie. Ve,
ahora.
Fitz
solo quería ponerse a cuatro patas y abrir sus piernas, ofreciendo su trasero a
ese gran alfa, pero la orden del alfa se impuso a todos sus pensamientos y
deseos. Se apartó aún reticente y fue corriendo a la habitación. Allí, lejos
del olor directo del alfa (aunque aún seguía adherido a su piel y ropa), su
mente se aclaró, solo ligeramente.
—Oh
dios, ¿qué he estado a punto de hacer? Me he restregado contra él. Realmente
debo de darle asco ahora. Nnh…—se dejó caer sobre la cama y se retorció sobre
ella, presionando las manos contra su entrepierna—. Lo quiero, lo quiero, lo
quiero…
Estaba
completamente duro, pero masturbarse ya no era suficiente. Lo quería dentro, lo
necesitaba dentro de sí, la gran
polla de aquel hombre, perforándolo, llenándolo con su deliciosa leche -por
supuesto, era su naturaleza omega la que hablaba, en su estado cuerdo jamás se
atrevería a pensar aquello-. Era doloroso y frustrante, física y mentalmente;
su celo le estaba abrumando.
—Turbo,
¿puedes oírme?—la voz de Mack atravesó como un rayo la densa neblina que
recubría su mente. Su cuerpo se sintió algo aliviado solo con su olor al otro
lado de la puerta.
—Nnh…
—Voy
a intentar ayudarte, ¿de acuerdo? Haz lo que te digo y te sentirás mejor—sabía
lo que estaba sufriendo y lo que necesitaba, pero no podía dárselo, tendría que
conformarse con eso.
—Tócame…
Mack, fóllame…—suplicó, hundiéndose entre las sábanas.
—Oh
Turbo, te aseguro que no hay nada que quiera más que eso. Pero, por ahora, tendrás que conformarte con
mi voz—se apoyó de espaldas a la puerta, intentando mantener la calma—. Dime,
¿tienes alguno de esos juguetes que usan- usáis los omega?
—Uhn…
No, no tengo nada.
—Mgh…
Está bien, haremos lo que podamos entonces. Primero quiero que te quites toda
la ropa, te quiero desnudo en la cama—y
debajo de mí, por ahora esto se lo callaría.
Escuchó
a través de la puerta a Fitz quitarse la ropa torpemente con gemidos
necesitados.
—Ya…
ya estoy.
—Bien,
ahora envuélvete alrededor la colcha, bien ajustada, como si te estuviera
abrazando yo.
Fitz
obedeció, teniendo en su cabeza la imagen de aquel gran cuerpo oscuro y
musculoso abrazándolo con fuerza. Su miembro goteante palpitó.
—Lleva
una mano detrás. ¿Cómo de húmedo estás?
—Mfh—su
jadeo se ahogó en la colcha cuando sus dedos palparon la humedad—. Está…
goteando…
Mack
gruñó. Podía imaginárselo, un néctar brillante y delicioso, deslizándose por
sus muslos, fluyendo desde su entrada… ¿virgen?
—Dime
Turbo, ¿has tenido sexo alguna vez? ¿Has usado tu culo?
—N-no…
no… Solo mi pene… solo me he masturbado con mi pene…
—Oh
dios…—realmente quería ser él quien entrara en ese pequeño omega, virgen y
puro, pero tendría que dejar que jugara consigo mismo primero—. Vale… Por ahora
no vas a tocar tu pene. Frota uno de tus pezones con una mano y tu entrada con
la otra. Solo por encima, presionando suavemente.
Ya
lo estaba haciendo, su mente había perdido toda autosuficiencia; no era capaz
de tomar decisiones por sí mismo y estaba completamente sometido a las órdenes
del alfa. Nunca había jugado con sus pezones, pero los encontró increíblemente
sensibles. Estaban erectos y duros y cada vez que los pellizcaba, su espalda se
arqueaba y su trasero se movía hacia atrás, buscando más presión de sus dedos.
Emitía suaves gemidos como ronroneos casi constantes que vibraban a través del
cuerpo de Mack.
—¿Te
sientes bien?—por supuesto que no necesitaba respuesta, solo quería oír su voz.
—S…
—Bien.
Ahora quiero que metas un dedo dentro de ti, despacio.
—¡Nnh!
¡¡Ahh!! Ma-Mack...—no era doloroso en absoluto, su entrada no ofrecía ninguna
resistencia, pero era la sensación más extraña que había tenido nunca, una
oleada de calor avanzando por todo su cuerpo como un tsunami.
—Shhh,
está bien, siéntelo, piensa que te estoy tocando yo. Entrégate a esa sensación.
Aquel
lugar era tan sensible que todo lo demás parecía desvanecerse. El sedoso
interior, caliente y húmedo, tragaba su fino dedo ansioso por más.
—Mete
otro dedo—ni siquiera había terminado la frase cuando el segundo ya estaba dentro—.
Sepáralos y muévelos alrededor. Acaricia tus paredes y busca la próstata.
Los
movía sin ningún ritmo, sin ninguna técnica, de forma totalmente desesperada.
—¡Wah!
¡Ahh!
—Ahí
está. Frótala despacio. Te gusta, ¿verdad?
—Sí…
Dios, sí… ¡Nhaah!
El
sonido húmedo de sus dedos entrando frenéticamente en su trasero, mezclado con
los gemidos del pequeño era lo más erótico que Mack había oído nunca. Su
erección estaba a punto de reventar los pantalones. Se los desabrochó y sacó la
verga de entre la molesta tela.
—Turbo…
¿sabes qué tengo en mi mano ahora mismo?—le preguntó con una voz ronca y
profunda.
—Nn-no…
¡Mhmm!
—Tengo
mi gruesa polla, dura como una piedra—comenzó a masturbarse, intentando
tomárselo con calma.
—La…
la quiero… quiero tu polla… Ah…
—Lo
sé, pequeño. Yo también quiero tu culo. Quiero acorralarte contra la pared,
arrancarte toda la ropa y hundir mi dura polla en ese caliente agujero
lubricado. Quiero empalarte hasta que tus pies dejen de tocar el suelo y solo
te sostenga mi verga. Te embestiré con todas mis fuerzas hasta que solo seas un
revuelto de gemidos, fluidos y placer. Te anudaré para que no puedas apartarte
de mí y llenaré tu hambriento trasero con litros y litros de mi semen. No
sacaré mi polla hasta que lleves mis bebés en tu vientre y seguiré follándote
después. Y te marcaré para que todos sepan que eres mío, solo mío.
—Tu-uyo-o…
¡¡Nnha… aaah…!!—con el orgasmo más intenso que había tenido nunca, con todo su
cuerpo sacudiéndose, Fitz se corrió sin tan siquiera tocar su pene, acurrucado en
la colcha como si Mack le abrazara.
Su
gemido envolvió el cuerpo de Mack, flotando ya en el aroma más erótico del
mundo, casi pudiendo sentir el calor de su interior, y se vino en su propia
mano antes de darse cuenta.
—Joder…
Turbo, vas a volverme loco—suspiró. Echó la cabeza hacia atrás, golpeándola
contra la puerta. Oyó gimotear al omega, jadeando exhausto. Tenía que hacer
algo, no iba a poder resistir más aquello, aún quedaba mucho celo por delante—.
Escucha, ahora descansa. Voy a pedirle a Daisy que te traiga más tarde algo de
comer y beber, necesitas energía para la próxima oleada. No le abras la puerta
a nadie más que a Daisy, ¿entendido? Yo estaré pendiente así que llámame cuando
necesites aliviarte otra vez.
Esperó
una respuesta pero no la obtuvo, Fitz ya estaba a punto de quedarse dormido
tras no haber pegado ojo la noche anterior. Su cuerpo no estaba del todo
satisfecho, no podría estarlo hasta que realmente tuviera una polla dentro de
él, pero al menos había conseguido relajarse.
Después
de limpiarse, Mack fue de inmediato al despacho de Coulson.
—Hueles
a Fitz, hueles mucho a Fitz—le dijo
su jefe nada más entrar.
—No
lo he tocado.
—Y
no le vas a tocar.
—Señor,
Fitz no va a poder aguantar el celo tal como está, pero yo puedo ayudarle.
—Sabes
que un omega en celo no puede consentir, sería violación—sonó casi como una
amenaza y, por la mirada de Coulson, lo era.
—Yo
sé que Fitz me quiere, quiere hacerlo conmigo.
—Ahora
Fitz es solo un omega en celo, es una puta cachonda que lo haría con cualquier
alfa que se le acercara.
—¡Eso
no es cierto!—la forma en que había hablado le cabreó, estaba hablando de su omega (aunque aún no fuera suyo)—.
Hunter lo intentó y Fitz no quería saber nada, solo estaba asustado y se
escondió detrás de mí cuando aparecí. Y cuando Hunter se fue, me provocó para
que le follara. Fitz me quiere a mí.
—Mack,
no tengo nada que discutir. Hunter sufrirá las consecuencias de haberse
sobrepasado con Fitz y tú también las sufrirás si lo intentas—estaba
frustrantemente calmado.
Mack
apretó los puños y las mandíbulas. Si fuera cualquier otro alfa, su instinto le
decía que le diera una paliza, pero siendo Coulson decidió tragárselo y
conformarse con dar un portazo al salir. En el fondo sabía que tenía razón,
sabía que Fitz no le había dado su consentimiento aunque ya le había rogado que
le follara, y por eso aún no había tocado al pequeño.
Era
frustrante. Sabía que estaban predestinados, su olor se lo decía. Sabía que sus
cuerpos serían compatibles, lo había tenido en su cabeza aun antes de saber que
era un omega. Sabía que Fitz lo deseaba, posiblemente estaba enamorado de él
porque había notado sus miradas cuando trabajaban juntos, cuando le observaba
mientras trabajaba en el taller. Y él también lo deseaba, le quería. Sabiendo
todo eso, era una tortura no poder entrar a su habitación y montarle y llenarle
con su semilla hasta que acabara el celo. Y seguir después.
Marcaban
las 03:41 en su despertador. Fitz se retorcía en la cama. El alivio que le
había producido masturbarse mientras escuchaba la voz de Mack había pasado, y
también se había pasado la vergüenza que había sentido posteriormente -solo
quería lanzarse del avión sin paracaídas-; ahora de nuevo le abrumaba el calor,
otra oleada de celo le golpeaba. Masturbarse él solo, aunque utilizara su
trasero, no era suficiente esta vez, no sin la voz de Mack para sentir que
estaba con él. Se retorcía en la cama, envuelto en todas las ropas, sintiendo
un picor inaplacable por todo su cuerpo. Su pensamiento se fue difuminando
hasta que solo quedaron sus deseos instintivos. Ese terrible dolor que le
destrozaba solo podía aliviarse con una cosa. ¿Por qué resistirse? Era lo
natural, lo que debía hacer. Follar.
Se
levantó de la cama y salió de la habitación, desnudo. Caminó por los pasillos
casi como un sonámbulo, guiado más por su olfato que por su mente. Se detuvo
frente a la puerta de una habitación y presionó su cuerpo contra ella. El olor
de un alfa salía de ella. El mejor olor del mundo. Restregó su miembro erecto y
húmedo contra la puerta mientras murmuraba de forma inaudible ruegos y
súplicas.
La
puerta se abrió y el pequeño gimió cuando rozó su cuerpo. Levantó la mirada,
con los ojos humedecidos, y tragó saliva al encontrarse con la intensa
expresión de Mack. Todo su ser se estremeció y se arrodilló frente al alfa.
—Por…
por favor… por favor… por favor…—gimoteó, separando las piernas e inclinando
la cabeza a un lado mostrándole su fino
y pálido cuello en señal de sumisión. Un hilo de lubricación se deslizó entre
sus piernas hasta caer al suelo.
Mack
ya estaba duro en sus bóxer negros, lo estaba desde que había percibido su olor
al acercarse por el pasillo. La visión de aquella cosita sumisa, húmeda y
caliente frente a él hizo que un interruptor saltara en su cabeza.
Modo
Alfa: ON.
Levantó
del suelo al pequeño omega por las axilas y lo dejó en su cama, cerrando la
puerta y bloqueándola. Nadie iba a interrumpirles. Cuando se volvió, Fitz
estaba a cuatro patas sobre su cama, con el trasero levantado hacia él y
moviéndolo en círculos para provocarle. El lubricante que brotaba de su agujero
se deslizaba por sus muslos.
—Por
favor… por favor…—seguía repitiendo desesperado.
—¿Qué
quieres? Dilo.
—Fóllame,
por favor, fóllame—las lágrimas estaban a punto de derramarse de sus ojos, ya
no sabía qué más hacer para que le montara.
—¿Quién?
¿Quién quieres que te folle?—necesitaba lo más parecido que pudiera conseguir a
un consentimiento, no le bastaba con que quisiera ser follado.
—¡Tú!
Mack, fóllame. Necesito tu polla, ¡ya! ¡¡Aaahh!!—un intenso grito que terminó
con un gemido llenó la habitación y Fitz se derritió sobre la cama. Pareció que
su cuerpo se quedaba sin energías y simplemente se entregaba a su alfa.
Mack
le había sujetado por las caderas y le había penetrado. Apenas un tercio de su
miembro, quizás incluso menos, estaba dentro, pero era suficiente para
apaciguar su terrible ansiedad.
—Oh,
joder—maldijo Mack, sin poder evitar que sus caderas dieran un pequeño empujón,
penetrando un poco más en el
cálido-esponjoso-húmedo-suave-estrecho-jodidamente-delicioso interior; sí,
porque una palabra no bastaba para describir que su polla se encontrar en el
mismísimo paraíso en ese momento (y, por supuesto, quería entrar más, invadir
todo el edén)—. Lo siento… normalmente tengo más autocontrol, hago la
preparación y los preliminares y todo eso, pero… joder, eres un puto dios—sus
caderas volvieron a moverse por su cuenta, empujando dentro más de la mitad de
su miembro.
Claro
que no era solo que su interior, que todo su cuerpo fuera la gloria
personificada, sino que su olor era perfecto, no había otro modo de describirlo
(divino, sería lo más cercano). Se mezclaba con el suyo creando una atmósfera
de hogar. Parecían encajar perfectamente, cada parte de ellos, como si sus
almas hubieran sido una misma antes de dividirse y nacer.
—Nnh…
Nha… Ma… ack…—el pequeño no dejaba de gemir, con suaves quejidos, confundiendo
en su mente el dolor y el placer que le provocaba aquel enorme (gigantesco)
miembro en su virgen interior.
—Shhh,
tranquilo…—frotó su espalda con ambas manos, consiguiendo reconfortarle un
poco.
Según
sus oscuras manos trazaban círculos sobre la caliente y rosada piel, las
caricias pasaron de ser consoladoras a tener una intención sexual. Recorría
cada milímetro de piel que quedaba a su alcance, sintiendo la espalda curvarse
hacia sus caricias, pidiendo más. Un profundo gruñido de excitación salió del
fondo de la garganta de Mack. No pudo resistirse y se inclinó sobre él,
penetrando un poco más profundo. Comenzó a besar su espalda, la delgada piel
sobre sus costillas, su columna vértebra a vértebra, el hueco entre sus
omóplatos, sus hombros y la línea que llevaba hacia el cuello. Allí inspiró
profundamente, embriagándose con las feromonas cuyo único propósito era el que
estaban consiguiendo, que se enamorase ciegamente de él. Y justo allí es donde
dejaría su marca, pero no en ese momento.
Mientras
su boca se entretenía con su sensible cuello y su nuca, consiguiendo dulces
gemidos, sus manos siguieron acariciando su cuerpo, su vientre, sin llegar a
tocar su miembro goteante, y su pecho, los pequeños pezones endurecidos,
erectos e hipersensibles.
—¡¡Hya!!
¡Nnh! Ahí… más… ¡Mhaa!
Fitz
empujó su trasero hacia atrás, penetrándose por completo con la gran verga
cuando Mack pellizcó ambos pezones al mismo tiempo. Si hubiera podido, habría
sonreído, había descubierto probablemente uno de los puntos más sensibles de
aquel lindo cuerpo. Pero en ese momento no podía pensar en nada más que en la
sorprendente sensación de estar sumergido hasta las bolas en aquel angelical
trasero.
Entonces
los sintió, acompañados por intensos gemidos, estimulantes espasmos alrededor
de su verga, como si intentaran succionarlo más y más profundo. Fitz se estaba
corriendo, sin que tan siquiera tuviera que tocar su miembro, y le estaba
instando a correrse él también. Mack estuvo a punto de dejarse llevar, pero en
el último segundo reaccionó. Sacó su miembro solo lo suficiente para que el
nudo no se hinchara en el interior del pequeño.
—¡¡No!!
¡No…! Por favor... dámelo, por favor… Maaack…—mientras aún eyaculaba las
últimas gotas, Fitz intentaba retroceder para poder tomar de nuevo todo el falo
en su interior, pero Mack no se lo permitió, agarrándole el trasero firmemente
con una mano mientras envolvía la otra alrededor de la base de su miembro para
evitar que entrara mientras se corría en su interior, vertiendo la cálida
simiente no tan profundo como le gustaría.
—Lo
siento, esta vez no, no puedo—no quería que le odiara, por mucho que lo deseara
o disfrutara aquello, no podría soportarlo. Lo que había conseguido antes no
era siquiera un consentimiento. Si le anudaba y después, cuando recuperara la
cordura, resultaba que no le quería, Fitz jamás se lo perdonaría, y él tampoco
podría perdonárselo a sí mismo, le habría atado a él de por vida e impedido así
que encontrara a su persona amada.
—Nn-
uhn…—los gemidos se mezclaron con sollozos. Sí, había saciado la mayor parte de
su necesidad, pero sentía un doloroso vacío, en su trasero y en su pecho. Su
corazón se retorcía mientras las lágrimas se derramaban silenciosas de sus
ojos, ya completamente exhausto.
Mack
salió de su interior con suavidad y le tumbó delicadamente en la cama. Fitz
extendió las manos hacia él, con los ojos completamente nublados por las lágrimas,
temiendo que se marchara.
—Está
bien, está bien. No me voy a ningún lado—Mack se tumbó junto a él y echó las
sábanas por encima de ellos.
El
pequeño se acurrucó de inmediato en sus brazos. Era normal que los omegas
buscaran el contacto y el cariño de su pareja después de hacer el amor, pero
Fitz estaba desesperado por él. Mack envolvió sus hombros con un brazo y su
cintura con el otro, dejándole sentir la presión para tranquilizarlo, para
hacerle sentir seguro.
Continuará...
Mmmm 7u7 está bueno~... Muy excitante *\\*
ResponderEliminarMmmm 7u7 está bueno~... Muy excitante *\\*
ResponderEliminarExcitante 😏😋😋😋
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