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Perversiones c7


Título: Perversiones
Categoría: Naruto Personajes: Temari X Ten-Ten
Género: Yaoi
Clasificación: +18 años
Advertencia: Lemon, Incesto
Capítulo: 7 de 15 Finalizado: No
Resumen: Tras ver a sus hermanos haciendo el amor, a la rubia le entran ganas de divertirse y tras llevarse un chasco en una cafetería se encuentra con una vieja amiga.
Nota: Este fanfic es un conjunto de One-shots de distintas y extrañas parejas, tanto yaoi como yuri conectados entre si por pequeñas cosas.

—Bah, mis hermanitos divirtiéndose juntos y yo sin comerme nada—mascullaba la rubia caminando en busca de una presa—je, quien iba a pensar que mi frío hermanito sería tan ardiente.

Sonreía recordando la fogosa escena que había presenciado entre sus hermanos.

— ¡Ay!—sintió un golpe contra su cuerpo y tuvo que dar un paso atrás para no caer.

—Emm, etto… perdona, iba distraída—le dijo a la joven que se encontraba en el suelo frente a ella— ¿te has hecho daño?—le tendió la mano para ayudarla a levantarse.

—No, tranquila, yo también iba distraída—dijo una ojiblanca muy sonrojada—discúlpame, tengo mucha prisa.

Con una rápida inclinación salió corriendo.

—Vaya, era muy linda, que pena que tuviera tanta prisa—sonreída pervertidamente mientras su imaginación comenzaba a funcionar.

Entró a una cafetería tranquila para reponer fuerzas en lo que pensaba que hacer. Se sentó en una mesa en la esquina y pidió un redbull, quería estar despierta y con energía toda la noche aunque le iba a ser difícil ya que la noche anterior la había pasado estudiando hasta las tantas. Al poco rato entró una mujer bastante atractiva que llamó su atención. Era alta y delgada con grandes pechos y unas largas piernas que dejaba ver con un vestido corto de color blanco y rojo. Su cabello era largo y ondulado de color negro carbón, a Temari le recordó una melena de león. Sus ojos eran grandes, brillantes y rojos como el fuego. Tenía un aire elegante y de diosa griega que a la rubia le encantó. Cuando la leona llevaba un par de minutos sentada en su mesa Temari se levantó y se acercó a ella. Se sentó en su mesa y la observó.

—Hola ¿Qué te parece si charlamos un rato?—le preguntó sonriente.

—No me interesa charlar—contestó con aire soberbio.

Se levantó de la mesa y se dirigió al baño. La rubia la siguió y se puso tras ella en el espejo del baño. Le pasó una mano por la cintura y le dio la vuelta. La leona la encaró y sin que se lo esperara le dio un beso profundo.

—Eres demasiado joven para mí y ahora no me apetece—le dijo después del beso.

Se apartó de ella y salió del baño.

— ¿De qué coño va esta? Me pone la miel en los labios y se larga. Le falta un tornillo—exclamó saliendo de allí.

La rubia siguió caminando por las calles en busca de otra presa, aquella leona le había abierto aun más el apetito. Decidió ir a la playa. Muchas noches allí se hacían fiestas y había muchas mujeres dispuestas. Pero aquella noche no fue así, no había nada. Se sentó un rato en la arena observando el inmenso mar, que pequeña se sentía allí.

— ¡Temari! ¡Cuánto tiempo!—una voz familiar gritaba a sus espaldas— ¡Vaya! ¡¿Dónde te habías metido?! Hace mucho tiempo que no nos vemos.

—Hola Tenten, sí, es cierto, hace mucho que no nos veíamos.

Una sonriente morena de pelo corto y grandes ojos castaños se había sentado junto a la rubia y la miraba sonriente.

— ¿Qué haces tú por aquí? ¿Cómo es que no estás con Shikamaru?

—No, ya cortamos, no encajábamos bien—la rubia sopesaba la oportunidad que se le estaba presentando con aquella linda muchacha.

—Vaya, que pena—sus palabras no coincidían con su expresión de felicidad.

—Tenten, ¿y tú como vas? ¿Tienes algún lío?—preguntó la rubia acercándose a ella.

—No, en estos momentos estoy libre—la morena no era tan inocente como Temari creía. Sabía perfectamente como era su amiga y conocía sus intenciones.

—Me alegro—la rubia se acercó más a la joven y acarició suavemente sus cabellos— ¿sabes que estás muy linda?

—Temari que nos conocemos—dijo la morena apartándose un poco.

—Bien, entonces no tengo que andarme con rodeos—se puso sobre la chica tumbándola sobre la arena.

— ¡Temari! ¡Por favor, no…!—pero no pudo decir más, los labios de la mayor callaron los suyos.

La beso dulce y suave al principio, hasta que la morena abrió la boca un poco y la mayor aprovechó para entrar en ella. Jugó con su lengua, intercambiando saliva, explorando toda su cavidad. Llevó una mano hasta su cintura y la metió por debajo de la camiseta de la morena acariciándola con la punta de los dedos provocando escalofríos. Llegó hasta sus pechos y los acarició por encima del sujetador masajeándolos. Suaves gemidos de la joven se perdían en los labios de su amiga.

—Para por favor, aquí no, nos van a ver—dijo la joven aprovechando el momento para coger aire.

Temari sonrió, ya la tenía. Se levantó ayudando a levantarse a la morena. La llevó a unas rocas donde no podían verlas.

— ¿Aquí está mejor?—dijo sonriente acercando su rostro.

—Temari, no podemos…—intentó apartarse pero la rubia la tenía acorralada.

La mayor volvió a poseer sus labios y le quitó la camiseta acariciando sus pechos. Comenzó a besar su cuello lamiéndolo y mordiéndolo lascivamente. La morena gemía y se estremecía sin poder controlarse. Su amiga era una experta y le estaba haciendo sentir cosas que ni siquiera había podido imaginar. Temari desnudó con sus hábiles manos a la joven sin que esta se diera apenas cuenta. La rubia se quitó la chaqueta y la puso sobre la roca, sentando a la morena encima.

—Te-Temari…

—Tranquila, vas a disfrutar, confía en mí—le dio un tierno beso y después fue a los pezones ya erectos. Los lamió y los mordió disfrutando de su sabor y de los gemidos que su dulce presa emitía. Bajó hasta su entrada y la lamió por encima abriendo bien sus piernas.

—Ah! ¡Temari no!

La rubia metió dos dedos en el interior de la joven sin previo aviso. Los sacó al poco y se los llevó a la boca lamiendo su jugo.

—Eres una pervertida—le dijo con el rostro sonrojado.

— ¿Pero disfrutas verdad?—la rubia siguió con sus caricias y lametones hasta que ambas quedaron agotadas.

—Temari…—dijo la joven reposando la cabeza en el pecho de la otra.

—Dime.

— ¿Esto…podría repetirse?—estaba sonrojada. No sabía muy bien lo que había sentido pero sí sabía que le había gustado y que quería repetirlo muchas veces.

—Claro, será un placer.

Por esa noche estaba satisfecha y si hubiera sido cualquier otra no volvería a verla, pero otra noche tendría hambre y Tenten era buena presa y sabía que la tendría siempre dispuesta.

FIN

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