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Pet

Título: Pet

Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski

Autor: KiraH69

Género: Slash, Yaoi

Clasificación: TP          Advertencias: ninguna

Capítulos: 1

Resumen: Stiles intenta llamar la atención de Peter y cuando no lo consigue investiga sobre él, descubriendo algunas cosas interesantes. Basado en la película “Pet”.


El trabajo en la clínica veterinaria había sido el sueño de Scott, pero no precisamente el de Stiles. Sin embargo, su pequeño historial criminal no le había permitido acceder a las fuerzas del orden como era su deseo, así que cuando Scott se marchó a la universidad, no le quedó de otra que aceptar la plaza bacante como ayudante en la clínica. Stiles debería haber ido a la universidad también, pero las deudas médicas de su padre se lo habían impedido. Ahora su vida era aburrida, estaba solo y detestaba su trabajo. No creía que aquello pudiera mejorar hasta que se encontró en la cafetería con el hombre más sexy que había visto nunca. Tenía la sensación de conocerlo y solo le llevó un minuto recordar quién era. Le llevó cinco minutos más reunir el valor de hablar con él.

—Hey, am, hola, Peter—le dijo con algo de titubeo. El hombre le miró arqueando una ceja sin decir nada—. No sé si me recuerdas, soy Stiles, el amigo de Cora, en el instituto. Nos vimos alguna vez cuando fui a su casa para hacer trabajos.

—Mhmm. Encantado de verte—respondió monótono.

—Ah, sí, igualmente—no hubo más respuestas y Stiles no sabía qué más decir así que regresó a su mesa con su café.

No podía dejar de observar a Peter Hale. La última vez que lo había visto era algo más joven, pero los años le habían sentado muy bien. ¿Cuántos años tendría ahora? ¿Treinta y tantos? Estaba como un tren, con hombros anchos y musculoso, una perilla que le daba un aire interesante y esos penetrantes ojos azules que habían conseguido que Stiles descubriera su homosexualidad en secundaria.

Esperó en la cafetería hasta que Peter se marchó, incluso si eso le hizo llegar tarde al trabajo. Desde ese día, Stiles comenzó a investigar sobre él, buscando información en las redes sociales (en sus cuentas y en las de sus sobrinos), yendo a diferentes horas a la cafetería para saber su rutina. Descubrió que estaba soltero y, por algunas fotos antiguas, que le gustaban los hombres. Tenía una oportunidad, pero no en su situación actual. Era un desastre a la hora de ligar y sabía que su poco estilo en ropa no iba a ayudar, por sus fotos a Peter parecía gustarle mucho la moda. Recurrió a Danny a por consejo porque él sí era un gay con gusto para la moda y al día siguiente se presentó en la cafetería con unos pantalones ajustados que resaltaban su trasero y una camisa que resaltaba sus hombros anchos y sus músculos.

—Hey, hola de nuevo—le saludó como tantas veces había practicado frente al espejo, solo que algo más torpe.

Peter le miró y levantó una ceja, no parecía recordarlo.

—Soy... Soy Stiles, el amigo de Cora. Nos vimos el otro día—le aclaró nervioso porque esto no estaba en sus planes. «¿Te apetece ir a tomar algo por ahí? ¿Tal vez comer juntos?», era lo que debía decir, pero no era capaz.

—Oh, sí. Disculpa, tengo trabajo—Peter se levantó, pasó a su lado y se marchó sin más.

Stiles tendría que encontrar otra manera de llamar su atención así que ese mismo día después del trabajo se puso a investigar, esta vez más en profundidad.





Algunas noches más tarde, siguió a Peter hasta un local de ambiente que solía frecuentar. Iba vestido para la ocasión, no quería destacar, pero no tenía intención de bailar con otros hombres, su único objetivo era Peter. Caminó entre la multitud, acercándose a él poco a poco. No tenía de qué preocuparse, seguía sin prestarle atención. Esperó. Esperó observando cómo Peter se contoneaba entre cuerpos de hombres que no le llegaban ni a la suela de los zapatos. Le observó tomando un trago tras otro y cuando supo que estaba a punto de irse vertió el contenido de un pequeño frasco en su bebida sin que se diera cuenta. Fue tras él hasta el aparcamiento y Peter comenzó a tambalearse según llegaba a su coche. Stiles se acercó por detrás justo cuando estaba a punto de caer al suelo. Colocó un brazo de Peter sobre sus hombros y le rodeó la cintura. Prácticamente tuvo que arrastrarlo hasta su coche.

Condujo hasta la clínica veterinaria con Peter inconsciente en el asiento del pasajero. Las luces del edificio estaban apagadas, sabía que su jefe no estaba a esa hora y no había nadie más. Aparcó frente a la puerta trasera y arrastró el cuerpo de Peter hasta el interior. En una de las salas de almacenaje había un sótano que no se utilizaba y allí todo estaba preparado. Se había asegurado de que el sonido no llegaba al exterior y en el centro había una jaula que él mismo había construido a tamaño de Peter con materiales adecuados. Lo metió dentro, aún inconsciente, y cerró la puerta con candado. No despertaría en varias horas así que cerró el sótano y se marchó a casa.

—Buenos días, Stiles—le saludó Deaton cuando llegó a la mañana siguiente.

—Buenos días, jefe. ¿Planes para hoy?

—Tengo una intervención en unos minutos, encárgate del inventario.

—Como ordene—respondió, intentando parecer lo más normal posible, incluso si por dentro estaba eufórico.

Tan pronto como Deaton se metió en quirófano, Stiles bajó al sótano. Peter estaba despierto, sentado en la jaula y mirándole con lo que supuso era un profundo odio. Pronto cambiaría de opinión.

—Bueno, soy Stiles, por si lo has olvidado, de nuevo—le dijo, agachándose frente a él. Colocó un orinal en una bandeja que giraba para introducirse en la jaula sin peligro de que Peter pudiera agarrarle al meter la mano.

—¿Cómo podría, semejante nombre?—respondió con tono ácido.

—¿Quieres tu comida?—le preguntó, dejando una bolsa de papel en el suelo.

—Puedes metértela por-

—Muy bien—Stiles se levantó, cogiendo la bolsa y guardándola de nuevo en su mochila—. Estoy haciendo esto por tu bien. Ya veremos mañana.

Apagó la luz y salió del sótano, regresando a sus tareas diarias. No regresó al sótano ese día como había prometido, incluso si sus pensamientos estaban centrados solamente en Peter. Cuando regresó a la mañana siguiente, Peter estaba en la misma posición, mirándole con una expresión como si aquello no le afectara para nada. Stiles dejó dos botellas de agua en el suelo junto a otra bolsa de papel.

—Sabes lo que soy—comentó Peter, dando un golpecito en los barrotes.

—Lo sé—respondió, incluso si no era una pregunta.

—¿Y tú qué eres? ¿Un cazador solitario? ¿Vas a torturarme? ¿Vas a venderme para que otros lo hagan? ¿Para que algún científico chiflado experimente conmigo?

Stiles se echó a reír y se sentó con las piernas cruzadas frente a Peter.

—No, no. Como te dije, esto lo hago por tu bien. No quiero hacerte daño, pero tengo que asegurarme de que no te pones en peligro a ti mismo.

—¿A qué te refieres?—preguntó extrañado.

—Bueno, digamos que si vas por ahí matando gente durante las lunas llenas entonces uno de esos cazadores que has mencionado podría ir a por ti. Y yo no quiero eso, Peter. Te quiero sano y salvo.

Peter rio, sacudiendo la cabeza.

—Crees que sabes lo que soy, pero no tienes ni idea.

—Tienes razón. Solo sé que no sé nada. Es cierto, en internet hay un montón de información, pero seguramente la mayor parte es falsa, sobre todo porque no hacen más que contradecirse. Por eso necesito que tú me cuentes la verdad.

—¿Y cómo sabrás que digo la verdad?—ahora parecía estar entretenido más que molesto.

—Hace falta a un mentiroso para reconocer a otro. Además, soy hijo de sheriff, sabré cuando mientes.

Peter le miró, le observó con atención por primera vez. Stiles sintió emoción recorrer sus venas.

—No nos convertimos en descontrolados psicópatas durante la luna llena, pero estoy seguro de que querrás comprobarlo por ti mismo.

—No lo dudes—respondió con una sonrisa.

—Suerte que la luna llena es dentro de solo dos días.

—Cuéntame más.

—¿Y qué recibiré a cambio?

—¿Otro sándwich? Te tengo encerrado en una jaula con ceniza de serbal y nadie sabe que estás aquí, no creo que estés en posición de exigir nada.

—Quiero una hamburguesa de ternera de Giorgio's con beicon, queso, cebolla y sin pepinillos. Y un café negro bien caliente. Creo que deseas lo suficiente la información como para cumplir mis exigencias. También puedo no decir ni una sola palabra hasta que te rindas y cedas. Así podrás comprobar la resistencia de un hombre lobo.

Stiles le miró perplejo y finalmente sonrió con todos sus dientes.

—Sabía que había más de una razón por la que me gustabas. Haremos una muy buena pareja.

Se levantó y regresó al trabajo. Esa noche volvió al sótano con la petición de Peter y se sentó frente a él esperando respuestas. Peter comió con calma, con más elegancia de la que había visto a nadie comerse una hamburguesa. Con cualquier otro, Stiles se habría puesto de los nervios, pero por algún motivo no se cansaba de verle comer.

—Deliciosa—murmuró cuando terminó y le dio el último sorbo a su café.

—¿Me contarás más cosas ahora?

—¿Y si no lo hago?—preguntó Peter con soberbia.

—No saldrás de aquí. No tengo intención de dejarte libre hasta estar seguro de que no eres un peligro, ni para otros ni para ti mismo—respondió encogiéndose de hombros.

Peter suspiró y se acomodó cuanto pudo sin ser capaz de tocar los barrotes.

—La prueba de que no soy un peligro para nadie es que soy un hombre lobo desde que nací y aquí sigo.

—Así que eres hombre lobo de nacimiento. ¿Eso significa que el resto de tu familia también lo es? Cora siempre me pareció muy salvaje. ¿Se puede un humano transformar en hombre lobo de algún otro modo? ¿Y habría alguna diferencia entre uno y otro?

Peter sonrió, estaba haciendo buenas preguntas.

—Sí, en mi familia casi todos son hombres o mujeres lobo. Y sí, un humano se puede transformar con el mordisco de un alfa—vio cómo el interés de Stiles aumentaba al oír eso—. Hay alguna diferencia entre nacidos y transformados, sobre todo en el control de la transformación.

—Con alfa te refieres al líder, como en las manadas de lobos. ¿Hay solo uno? ¿Qué lo diferencia de los demás?

Peter ya no estaba tan molesto como antes. Las preguntas de Stiles y sus rápidas deducciones eran interesantes como mínimo. El hecho de que hubiera construido una jaula apropiada para un hombre lobo con tan solo conocimientos sacados de internet era fascinante. Ese chico era inteligente y comenzaba a resultarle interesante.

Pasaron horas hablando. Peter soltaba alguna mentira aquí y allá, pero Stiles las pillaba todas y no parecían molestarle, al contrario, no podía verse más triunfante cuando le descubría. El chico guardaba toda la información que se le ofrecía como pequeñas perlas preciosas en su cerebro, no solo sobre hombres lobo sino también sobre otras criaturas de las que Peter le hablaba.

El tiempo pasó tan rápido que cuando se dio cuenta casi había amanecido. Sería la primera vez que llegaría a trabajar antes que su jefe.

—Tengo que irme, volveré para traerte algo de comer cuando pueda—le aseguró, lamentando tener que marcharse.

Cada vez había más razones por las que estaba enamorado de Peter. Sí, era amor, estaba seguro de eso. Ese hombre era fascinante, no solo por su atractivo físico sino por su increíble mente. Y el sarcasmo que supuraba por cada poro de su ser, en cada gesto y cada palabra. Joder, se ponía duro solo de pensarlo.

Solo pudo bajar brevemente en el almuerzo para dejarle algo de comida y agua, pero por la noche regresó en cuanto la clínica cerró con una bolsa con comida de Giorgio's. Sacó el orinal y lo reemplazó por la bolsa de comida.

—¿Solo una noche más y me dejarás salir?—preguntó Peter abriendo la bolsa y olfateando la comida.

—Si no te conviertes en un descontrolado psicópata, sí.

—Sabes que no estaré de muy buen humor cuando salga—dio el primer mordisco al sándwich con dientes más afilados que los humanos.

—No creo que me mates. Creo que sientes el mismo interés por mí que yo por ti y eso significa que me quieres vivo. Querrás castigarme, estoy seguro, pero eso podríamos arreglarlo—respondió con un guiño.

Una perversa sonrisa se dibujó en el rostro de Peter. Ese chico no sabía lo que le esperaba.

Pasaron la noche hablando del mismo modo que lo habían hecho la noche anterior, pero esta vez no solo hablaban del mundo sobrenatural, Peter comenzó a interesarse por su vida y Stiles supo que realmente compartía sus mismos sentimientos, o lo haría muy pronto.





Era la noche de la luna llena y Stiles estaba sentado frente a Peter, observándolo atentamente. Estaban en silencio y eso era algo extraño, pero la tensión se palpaba en el ambiente. Era más de media noche y Peter no mostraba ningún cambio respecto a su comportamiento habitual. Stiles sacó la llave de su bolsillo y abrió el candado de la jaula. Sabía que aquel hombre podría salir y arrancarle la garganta de un mordisco, pero estaba seguro de que no lo haría (si Peter iba a matarlo lo haría de forma mucho más lenta y cruel).

Stiles se levantó. La puerta de la jaula se abrió y Peter salió gateando de ella. Se levantó con elegancia y sacudió su ropa sucia. Sus ojos se fijaron en Stiles y brillaron de un intenso azul sobrenatural. Sonrió como un lobo lo haría. Stiles se estremeció, su espalda chocó contra la pared. No estaba seguro de qué emoción estaba experimentando. ¿Miedo, anticipación?

—Bueno... ¿Qué hará el lobo ahora?

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