Título: Slutty Blondie
Fandom: Cazadores de Sombras Pareja: Simon Lewis x Jace Wayland
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 1
Resumen: esto es lo que sucede entre Simon y Jace mientras Clary está inconsciente la primera vez que llegan al Instituto de Nueva York.
* * * * *
—Va
a ponerse bien, ¿verdad? Con esa cosa que le habéis puesto en el brazo. Porque
realmente no parece que esté muy bien. Tendríamos que llevarla a un hospital; a
uno de verdad, me refiero.
—¡Oh,
cállate de una puta vez, me estás poniendo de los nervios!
El
golpe contra la pared de piedra resonó en la habitación. Jace le agarraba tan
fuerte del cuello de la camisa que apenas le dejaba respirar. Las gafas se deslizaron
hacia abajo sobre el puente de su nariz con el brusco movimiento. Su cuerpo se
quedó tenso, paralizado de miedo. Había visto lo que le había hecho a aquellos
policías, podía repetir lo mismo con él. Cuando Jace bajó la mirada, supo que
su cuerpo no tenía los mismos temores.
—Estás
duro.
—¿Hah?
No, claro que no. ¡Nh!
Jace
presionó su pierna contra el bulto en los pantalones de Simon. Sonrió, una
sonrisa provocativa y burlona.
—Bu-bueno,
puede que sí, pero es cosa de la adrenalina y, ya sabes…
—¿Ya
sé?—no se apartaba, si acaso su pierna presionaba con más intensidad contra la
erección.
—S-sí,
es tanta… agitación y… hah—Simon contuvo la respiración cuando Jace sacó la
lengua y se acercó a su rostro. Por un momento pensó que iba a besarle, un beso
totalmente pervertido, apropiado para un chico como él, pero en su lugar usó la
punta de la lengua para subirle las gafas hasta su sitio. Aquello le hizo
estremecer, sintió un hormigueo por toda su entrepierna.
—¿Quieres
follarme?
A
Simon se le ocurrieron docenas de formas de decir que no, frases chistosas para
quitarle hierro al asunto o hacerse el ofendido; pero, antes de que pudiera
pronunciar palabra, ya estaba asintiendo con la cabeza efusivamente. Solo se
dio cuenta cuando Jace se relamió los labios. Sintió como si estuviera a punto
de ser devorado. Con la lengua por delante, Jace le besó, un beso húmedo y
pervertido que Simon permitió y al que respondió con ansia. Era realmente
bueno. La lengua de Jace recorría los lugares más íntimos y sensibles de su
boca. Le hacía estremecer como nadie lo había conseguido en su corta
experiencia. Siempre pensó que le desagradaría un beso tan mojado y profundo,
pero estaba a punto de correrse en sus pantalones. El delgado cuerpo presionó
contra el suyo, las caderas moviéndose de forma insinuante. Cuando sintió la
erección del rubio a través de la tela, Simon reaccionó por primera vez. Agarró
el trasero de Jace con ambas manos y lo apretó con fuerza, arrancando un gemido
de su garganta. Fue tan lascivo que Simon solo pensaba más, más, más. Quería oír más gemidos como aquel que le había
sacudido de pies a cabeza. Sus labios se separaron y el beso se rompió con un
pervertido sonido húmedo.
—Joder,
estás tan caliente—jadeó Simon, apretando sus nalgas.
—¿Yo?
Más vale que me folles antes de que mojes tus calzoncillos—se burló,
desabrochándose la bragueta del pantalón. Con ese sonido, Simon estuvo a punto
de lanzarse sobre él.
—¿Condones?
Jace
sacó un condón de sus pantalones antes de dejarlos caer al suelo y se lo puso
entre los dientes, con una provocativa mirada. Simon tragó saliva.
—Lu-lubricante...
Jace
torció el gesto. Se quitó el condón de entre los dientes y le miró con el ceño
fruncido.
—¿Quieres
follarme o no? No necesito esa mierda—se quejó con una expresión molesta.
Simon
apretó los labios. No le sorprendía que a ese chico le gustase el dolor, pero
hacerlo en seco iba a ser doloroso para ambos. Agarró a Jace del brazo y se
movió hasta invertir posiciones, empujando al rubio de cara contra la pared.
—Sí,
eso es—rió Jace, moviendo las caderas hacia atrás para darle un mejor acceso a
su trasero.
Simon
le bajó los bóxer negros y observó la pálida carne. Se arrodilló y separó sus
nalgas con ambas manos. La saliva se acumuló en su boca. Pensó que no podría
hacerlo, pero no dudó ni un momento. Selló el agujero con sus labios y lamió la
entrada.
—¡Wah!
¡¿Qué estás haciendo?!—intentó darse la vuelta, pero Simon le sostuvo por las
caderas—. Ngh... Estúpido mundano—gruñó mordiéndose el labio.
Cuando
sintió la lengua intentando romper la resistencia del anillo de músculos, todo
su cuerpo se sacudió. Sus piernas estuvieron a punto de fallar cuando la lengua
lo penetró y no pudo contener un gemido. Fue incapaz de oponerse, la sensación
era demasiado abrumadora. No se esperaba algo así de aquel chico con pinta de
empollón que no había roto un plato en su vida. Simon trabajó su entrada con su
lengua, deslizando después un dedo dentro. Poco a poco el rubio se fue
relajando. Se sostenía a la pared de piedra para intentar no caer. Simon dilató
su entrada hasta que dos dedos se movían fácilmente dentro y fuera. Estaba
deseando sentir aquel caliente y estrecho interior alrededor de su miembro,
pero los melodiosos sonidos que llegaban a sus oídos le animaron a continuar un
poco más.
—Mu-mundano,
ya...—llevó la mano hacia atrás, agarrando sus cabellos con intención de apartarlo,
pero en su lugar lo presionó aún más contra su trasero—. Joder, voy a...
Su
miembro estaba palpitando, goteando sobre el suelo de piedra. Simon se apartó y
sacó los dedos bruscamente, provocando un quejido del rubio.
—Ah...
Voy a matarte—gruñó jadeando.
Simon
le quitó el condón de la mano y abrió el sobre. El rubio miró de reojo.
—Joder,
ese condón es de mi talla, espero que no lo revientes—murmuró. Su propio
miembro palpitó y, si fuera posible, su trasero habría estado goteando en ese
mismo momento como una perra en celo. Simon tanteó la entrada con la punta de
su verga—. Vamos... ¡métela!—movió las caderas hacia atrás, intentando
empalarse él mismo.
—Quieto—le
agarró por las caderas y le mantuvo firme.
—Nnh...
fóllame...
Simon
se sacudió de pies a cabeza cuando escuchó suplicar al rubio. No tenía mucha
fuerza de voluntad así que no fue capaz de resistirse. Presionó contra la
entrada y atravesó el anillo de músculos dilatado. Se quedó inmóvil, intentando
no correrse en el momento en que Jace se estrechó alrededor de la base de su
glande.
—Mierda...
Relájate, eres estrecho—le susurró, mordisqueando su oreja.
—Ni
que fuera fácil, maldito mun... uhn...—su queja se tornó en gemido cuando la
mano de Simon envolvió su miembro.
Mientras
le masturbaba lentamente, comenzó a avanzar en su interior, sintiendo cómo se
relajaba poco a poco. Aún debía de ser algo doloroso para Jace, pero solo lo justo
para resultar placentero. Quería ser, si no cariñoso, al menos amable. Pero no
era fácil, su cabeza estaba saturada por la increíble sensación de las paredes
contrayéndose sobre su miembro.
—Demasiado...
caliente... voy a derretirme—jadeó en su oído, haciéndole estremecer.
—Nngh...
No antes de... que me folles... Muévete ya—intentó gritarle, sin embargo de su
boca solo salió un murmullo. Movió sus caderas, instándole a empezar, pero
Simon volvió a sujetarlo firmemente.
—Pídelo
apropiadamente. Pones una voz preciosa cuando suplicas—acarició su fino cuello
con los labios, permaneciendo inmóvil en su interior.
Jace
giró la cabeza y le miró con las pupilas dilatadas de deseo y las mejillas
ruborizadas.
—Si
no empiezas a moverte voy a matarte y me follaré a tu cadáver—le advirtió.
Simon
tragó saliva.
—Me
vale con eso.
Sacó
su miembro hasta la mitad y de una embestida lo penetró hasta lo más profundo.
—¡Nnh!
Eso es, ahí... Ah...
Jace
apoyó la frente contra la pared, levantando más su trasero al sentir aquel
punto sensible siendo frotado tan rudamente. Una vez que empezó, Simon ya no
pudo parar. Las embestidas se continuaron lentas pero intensas, llegando hasta
lo más profundo en cada estocada y frotando contra la próstata cada vez que
entraba y salía. Hundía los dedos en sus caderas, dejando rojas marcas impresas
en su piel. Los gemidos del rubio estaban llenando toda la sala, salvajes y
lujuriosos. Si pudiera pensar en algo más que en la enorme verga perforando su
interior, se avergonzaría de realmente sonar como una perra en celo, pero Simon
jamás se cansaría de oírlos. Besó su cuello y mordió con suavidad cuando Jace
inclinó la cabeza a un lado para dejarle más espacio. Le agarró con brusquedad
de los cabellos, tirando de su cabeza hacia atrás. Consiguió un quejido de placer
y que las paredes se estrecharan alrededor de su miembro. Besó y lamió la nuez
y siguió por la barbilla y la mandíbula, sin querer cubrir su boca por mucho
que deseara otro beso mojado.
—Eres
tan caliente...—le susurró, marcando cada palabra con una embestida, acelerando
su ritmo—. Te follaría... hasta perder el sentido...
—Inténtalo...
¡Ngh! Uhng...
Jace
tembló de pies a cabeza cuando Simon mordió y succionó con intensidad sobre la
base de su cuello, cerca de la nuca. Sabía que iba a dejar una marca, quería
dejarla, pero Jace podría cubrirla con su pelo si se lo peinaba bien.
—¡Está
despertando!—oyeron la voz de Isabelle un par de salas más allá.
—Mierda,
ahora no... ¡Joder!—maldijo Simon, mordiéndose el labio.
Aunque
quisiera, que no quería, no podría parar en ese momento. En su lugar, Simon le
embistió cada vez más rápido y más duro hasta que sintió al rubio sacudirse y
tensarse en sus brazos, salpicando el semen por la pared frente a él sin
necesidad de que tocara siquiera su miembro. Las paredes se estrecharon sobre
su verga y los espasmos le forzaron a correrse él también, llenando el condón.
Se
quedó jadeando, con sus piernas temblando y la barbilla apoyada sobre el hombro
del rubio, escuchando su respiración jadeante al oído.
—¿No
piensas... salir, mundano?—preguntó, sin hacer tampoco esfuerzo de apartarlo.
—Preferiría
no hacerlo.
La
sincera risa que se ganó, le hizo sentir un hormigueo en el estómago. Sabía que
no debía desarrollar ningún sentimiento por aquel peligroso rubio, pero había
bajado por completo la guardia en aquella situación.
FIN
Intenso 😏
ResponderEliminar