Fandom: Katekyo Hitman Reborn! Pareja: Reborn x Lambo
Autor: KiraH69
Género: Yaoi
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon sangriento, violencia.
Capítulos: One-shot
Resumen: el vampiro Lambo ve fascinado al hitman en acción y le sigue intrigado por su terrible crueldad. Pero sin que pueda hacer nada, Reborn le dominará y el vampiro se sentirá asustado al tiempo que atraído por su perversa mente.
Mi nombre es Lambo y soy un
joven vampiro que acaba de llegar a Italia. Desde el momento en que
me convertí en un no-muerto perdí mi conciencia de humano, lo que
me permitió matar personas para alimentarme de ellas. Los vampiros
somos capaces de sorberle la vida a los humanos gota a gota sin
siquiera pestañear. Y eso uno como yo que solo mata para alimentarse
intentando causar el mínimo dolor posible. Hay otros vampiros a los
que les gusta “jugar” con las personas y con sus vidas y no
siempre matan por necesidad, gustando enormemente de la tortura. Por
eso siempre he pensado que los no-muertos, capaces de asesinar
humanos sin sentir la más mínima culpa por ello, no teníamos
competencia en cuanto a crueldad se refiere. Así creía yo, hasta
que le conocí a él.
Lo primero que sentí fue el
olor a miedo. En la silenciosa noche a las afueras de la ciudad solo
sentidos sobrehumanos como los míos percibían el movimiento de los
pequeños animalillos e insectos, el ligero caminar de algún gato
buscando alimento o incluso el ronquido de algún hombre en la cama,
habitante de las pocas casas que había en la zona. Pero el sosiego
de la oscuridad fue roto por dos intrusos. El quejido de la inminente
muerte inaudible y el acecho de un cazador sigiloso, algo que yo
conocía muy bien. Llegaron a mis oídos las pisadas de una mujer
corriendo torpemente a unos 200 metros, jadeaba pesadamente e incluso
lloraba. Tras ella los pasos concienzudos del cazador caminando
ágilmente. Tuve curiosidad, nunca antes había visto a un humano
matar a otro y quería saber qué le impulsaba a ello. En cinco
segundos estuve ya tras ellos observando desde las protectoras
sombras la escena de caza. Y me resultó familiar, como un vampiro a
punto de devorar a un humano. El mismo temor de la víctima y la
misma ansia de sangre del asesino.
Una figura alta y atlética,
ataviada con camisa fucsia, con traje y corbata negros, con sombrero
a juego con una cinta naranja. Desde mi enclave en las alturas no
alcanzaba a ver su rostro oculto tras el ala del sombrero, pero sí
intuí una sonrisa quizás de victoria al haber alcanzado a su presa.
La ya mencionada era una mujer de aspecto bastante corriente a mi
parecer, de cabellos largos rubios y ojos castaños con el rimel
corrido por el llanto, manchada de tierra tanto en sus ropas
ajustadas como en su piel bronceada. Entonces comenzaron las
súplicas, aquellas que yo mismo había oído tantas veces, y no
parecían surtir efecto alguno en el trajeado hombre. Una navaja
destelló en la mano del agresor y la blandió contra la joven sin
titubeo ninguno, degollándola, acabando con su vida de un solo corte
en tan apenas unos segundos. Su frialdad me sorprendió sobremanera,
no pensaba que un humano pudiera tener semejante… ¿talento? Dejó
el cadáver allí y sin mirar una sola vez atrás se marchó. Le
seguí de cerca sin que se percatara de mi presencia, ocultándome en
los tejados y en las sombras. Aunque no me era muy necesario, con mi
poder para ocultar mi propia presencia podría haber pasado a su lado
y ni me habría visto.
Tras algo más de una hora de
camino a buen ritmo llegó hasta una antigua casa convertida en
pensión y le observé entrar a su habitación desde el edificio de
enfrente no mucho más nuevo, ambos con apenas 3 pisos. Sin quitarse
siquiera el sombrero sacó de una pequeña nevera un refresco
energético y se sentó tranquilamente en el escritorio frente a un
portátil. La curiosidad me carcomía por dentro, quería saber cuál
era su rostro y también porqué había hecho aquello. Decidí
acercarme un poco más. Salté al edificio, apoyándome con los
talones en un pequeño bordillo de 4cm a un palmo de su ventana.
Sigilosamente me asomé por la ventana, pero el sujeto me daba la
espalda y seguía sin ver nada. Sí alcancé a vislumbrar lo que
hacía en el ordenador, estaba escribiendo algún texto, quizás una
carta sobre lo que acababa de hacer por lo que leí en las últimas
palabras de cada línea.
— ¿Por qué no te
muestras?—su voz me sobresaltó y estuve a punto de caer pero me
sujeté al alfeizar de la ventana.
Sabiéndome descubierto abrí de
par en par los cristales entreabiertos y me senté en la poyata.
—Vaya, debes ser muy hábil
para llegar hasta ahí—seguía girado hacia el ordenador sin
molestarse en mirarme—. ¿Quién eres?
—Puedes llamarme Lambo—le
dije intentando disimular mi curiosidad.
—Lambo… Has estado
siguiéndome desde hace un rato ¿cierto?—preguntó.
—Sí, desde que mataste a
aquella mujer— ¿Cómo podía saberlo? Era imposible que me hubiera
detectado ¿Era quizás el instinto cazador?
—Ya veo. Sabes ocultarte bien
como un fantasma—abrió el cajón del escritorio y sacó una
pistola plateada con la que me apuntó—. Es una pena tener que
matarte.
No pude evitar reírme a
carcajadas, es tan adorable la ingenuidad de los humanos.
—Lo siento mucho pero con un
arma humana como esa no conseguirás hacerme nada, ni aunque vaciaras
todo el cargador en mi cabeza—le dije todavía riéndome sin
moverme del sitio.
— ¿Arma humana? ¿Acaso tú
no lo eres?—preguntó confuso sin dejar de apuntarme.
—Pues no, soy un vampiro. Un
simple humano no puede matarme—no debí hacer eso, desvelar mi
condición de no-muerto ante un humano es algo tabú pero las
palabras salieron de mi boca descontroladas.
— ¿Puedes demostrar lo que
dices?—en lugar de mostrar escepticismo ante mi confesión pareció
creérselo bastante.
—Uh… ¿Demostrar? Claro,
¿por qué no usas tu navaja?—le dije señalando mi pecho.
No lo dudó un instante, sacó
la navaja con su mano libre y la lanzó contra mí. Se clavó justo
en el punto donde yo le había señalado y apenas lo sentí como un
soplo de aire. Saqué el hierro de mi pecho y levanté la camiseta
negra. Un fino hilo de sangre brotó de la herida y al segundo
siguiente volvió a ella y cicatrizó, sin dejar marca alguna.
— ¿Quieres probar otra
vez?—arrojé la navaja a sus pies.
—No es necesario—guardó la
navaja y también la pistola.
—Oh~ ¿Te atreves a quedarte
desarmado ante mí?—pregunté sorprendido por su tranquilidad.
—Si no me sirven para dañarte
no se pueden considerar armas—contestó apoyándose contra la mesa
con los brazos cruzados—. ¿Cuáles son tus intenciones?
—Hum… Ya he contestado
demasiado, yo también quiero saber—Pero la verdad es que ni
siquiera yo sabía cuáles eran mis propósitos.
— ¿Es que no puedes leerme la
mente? ¿No es ese un poder de los vampiros?—durante un momento no
supe qué contestarle.
—Bu-bueno… sí pero… hace
relativamente poco tiempo que me convertí en vampiro y mis poderes
psíquicos no son… gran… cosa…—contesté algo avergonzado.
—Ya veo. Bien, pues pregunta.
—De acuerdo, ¿cómo te
llamas?—creo que se sorprendió ante mi simple pregunta.
—Reborn, Reborn Arcobaleno,
como prefieras—me quedé mirándole fijamente al ver que se quitaba
el sombrero.
Un rostro excepcionalmente
atractivo, fino y delgado con la barba perfectamente afeitada al
igual que las patillas arregladas, piel pálida bien cuidada y cejas
finas y rectas sobre unos ojos azabaches penetrantes a juego con su
pelo corto y engominado. Un aspecto de auténtico mafioso seductor
italiano.
—Wo~ —no pude disimular en
absoluto mi asombro o más bien mi fascinación.
Tanto me incliné para mirarle
más de cerca que la poyata se me hizo pequeña y caí de morros al
suelo golpeándome la cara.
—Jujuju, para ser un vampiro
eres bastante torpe—su elegante risa me hizo sentir todavía más
humillado.
—Ejem… tengo más
preguntas—dije levantándome, sentándome de nuevo en la ventana
como si no hubiera pasado nada.
—Pues hazlas—se sentó en la
silla con el sombrero en la mano.
— ¿Por qué la
mataste?—pregunté queriendo resolver mi mayor duda.
—Es mi trabajo—contestó
sencillamente.
— ¿Trabajo? ¿Eres mafioso?
—No exactamente, soy asesino a
sueldo—me sorprendía que me dijera algo como eso sin más.
— ¿Quieres decir que matas
por dinero? ¿Solo lo haces por eso?—me resultaba bastante
decepcionante.
—Bueno, en realidad comencé
matando por gusto, pero convertí mi hobby en mi trabajo—su rostro
lucía una perversa sonrisa—. Tú deberías entenderlo ¿no? Matas
personas para beber su sangre, ¿me equivoco?
—No del todo, las personas
mueren porque bebo toda su sangre, pero también puedo alimentarme
sin necesidad de matar. De todos modos no es lo mismo. Yo no tengo
conciencia humana. Matar a una persona para mí es lo mismo que si un
humano mata a cualquier animal. Al fin y al cabo sois seres
inferiores a nosotros.
—Inferiores ¿eh? De cualquier
forma, alguna vez fuiste humano ¿tampoco lo entendías
entonces?—sacó de su chaqueta un paquete de tabaco y se llevó uno
a la boca.
—Hasta cierto punto llego a
entenderlo, si es por celos, por odio, por dinero…—a una
velocidad que sus ojos jamás llegarían a vislumbrar, me levanté de
la poyata y me situé a su lado. Ya a ritmo normal cogí el
cigarrillo de su boca y lo rompí a la mitad echándolo a un
cenicero. Sin duda se sorprendió al verme “desaparecer” y
“reaparecer” a su lado pero se controló lo suficiente para que
apenas se notara en apariencia y solo mi fino oído escuchó los
latidos sobresaltados de su corazón—. Pero una forma de matar como
la tuya, por placer, no llego a entenderla. ¿Qué placer puedes
encontrar en matar a otra persona que es igual a ti? Y por favor, no
fumes delante de mí, mis sentidos son más sensibles que los humanos
y resulta molesto.
—Si pudiera ya te habría
matado por quitarme el cigarrillo así que no vuelvas a hacerlo.
Quizás no pueda matarte pero de una paliza no te librarías—me
dijo mirándome de reojo fulminante.
Cogió otro cigarrillo y se lo
llevó a la boca pero de nuevo se lo quité y lo rompí. Su mano
sujetó la mía y noté que se esforzara por moverla, incluso sus
dedos se clavaron en mi carne pero fue inútil, no consiguió
desplazarla un solo centímetro.
—Puedo parecer o hacerme pasar
por endeble y vulnerable como cuando era humano. Pero si crees que lo
soy estás muy equivocado. El poder de un vampiro, la fuerza, la
velocidad, la resistencia, todo ello es muchas veces superior al de
los humanos. Antes tu navaja se clavó en mí pero si yo lo hubiera
querido ni la más afilada espada me habría hecho un solo rasguño
empuñada por un humano—me solté de su agarre y me aparté de él
regresando hacia la ventana—. Bueno, puede que todavía no tenga
tanto poder ya que soy joven pero aunque pudieras golpearme o herirme
podría simplemente bloquear el dolor, no sentiría nada.
— ¿Bloquear el dolor? ¿Puedes
hacer algo como eso?—sentí que había despertado su curiosidad.
—Así es, los vampiros tenemos
la capacidad de interpretar el dolor o cualquier otra sensación de
tres formas diferentes. Una es bloquearlo para no sentir nada; otra
es sentirlo igual que un humano y la última… bueno, esta es
difícil de explicar. Nuestros sentidos son más avanzados que los
humanos, percibimos todo más intensamente y al mismo tiempo desde
una perspectiva más… distante, no, objetiva.
—Explícate mejor—se levantó
y se acercó poco a poco a mí.
—Es complicado, si nunca lo
has sentido no puedes entenderlo. Se percibe más intensamente todo
pero el cuerpo no reacciona como lo haría un humano. No retiro la
mano cuando algo quema, no lloro o grito ni me aparto cuando algo
duele. Controlo los actos reflejos tanto internos como externos de mi
cuerpo para sentir plenamente cualquier cosa…—Reborn estaba ya
frente a mí, con una de sus piernas entre las mías.
—Muéstramelo—su penetrante
voz me hizo temblar de arriba a bajo y no pude negarme cuando cogió
mi brazo y levantó la manga de la camiseta—. Voy a cortarte,
primero haz que no te duela—sacó su navaja y la presionó contra
mi piel.
Le miré fijamente sin que mi
rostro se inmutara mientras cortaba lentamente mi carne sin que yo
sintiera nada. Aunque la verdad me costó más controlarme ante su
intensa mirada que ante el dolor.
—Parece que es cierto, no
sientes dolor. Ahora la segunda forma—cuando la herida cerró,
inmediatamente cortó de nuevo mi piel pero esta vez el dolor,
sentido de forma humana, me hizo gritar levemente y apartar mi mano—.
Huh… menudo cambio, a pesar de tu aspecto anterior ahora has
parecido totalmente humano.
Noté en su rostro una extraña
expresión, quizás de gusto ante mi dolor. Sin duda aquel no era un
hombre corriente.
—La última—de nuevo la
navaja horadó mi piel como un colmillo y esta vez lo sentí
plenamente.
El filo se fue abriendo paso a
través de mi carne, el frío metal me hizo estremecer y mi cuerpo se
sacudió sintiendo mi piel y músculo abrirse y la sangre cálida
brotando. No pude contener un suspiro, deseando que no parara.
— ¿Eso es placer?—preguntó
sonriente.
— ¡Ah! ¡Cla-claro que no!
E-es que… uh- —aparté sus manos mientras mi rostro se sonrojaba.
De pronto una alarma sonó en mi
cabeza. Iba a amanecer en pocos minutos y todavía tenía que
regresar a mi refugio. Era la excusa perfecta para marcharme de allí
aunque en realidad no necesitaba ninguna.
—Va a salir el sol, tengo que
marcharme—me aparté de él y salté por la ventana llegando al
tejado de enfrente.
Sin mirar atrás ni una sola
vez, fui corriendo de tejado en tejado hasta que llegué al
cementerio en las afueras. Entré en un antiguo panteón
completamente abandonado y ruinoso y me resguardé en el frío
sepulcro, disponiéndome a dormir hasta la noche siguiente. El sueño,
como un profundo coma, me sobrevino minutos después cuando el primer
rayo de sol iluminó el cielo y no pude abrir mis ojos hasta que el
último de ellos desapareció.
Cuando me levanté regresé a la
ciudad, lo primero que quería hacer era volver a encontrarme con
aquel hombre, con Reborn. Me di cuenta de que la noche anterior fue
él quien había descubierto muchas cosas sobre mí, mientras que yo
no había resuelto ninguna de mis dudas, aparte claro de su nombre.
Pero sufrí una desilusión cuando llegué a la pensión y descubrí
que no estaba. Por suerte logré seguir su rastro. Con mi olfato, más
agudo que el de cualquier animal, pude rastrear su aroma a
cigarrillos y muerte a través de la ciudad a pesar de los miles de
olores que la inundaban, hasta prácticamente la otra punta de la
misma, saliendo de nuevo a las afueras. Allí le observé, desde un
montículo a unos 400 metros. Iluminado apenas con la luz de la luna
mi excelente visión le veía más claro que en el día. Junto a él
dos hombres arrodillados de espaldas con las manos en la nuca,
rogando por sus vidas. Les apuntaba a la cabeza con su pistola con
silenciador y sin misericordia alguna, sin una palabra les disparó a
la nuca, un tiro limpio a cada uno. Sin nada más, dejando allí los
cadáveres, regresó hacia su coche (o el que supuse su auto) a pocos
metros de ellos.
—Eso te queda más que
degollar. Va más con tu aspecto de mafioso—le dije llegando en
unos segundos a él—. Pero a ti no parece gustarte mucho.
—Así es el trabajo, a veces
gusta más y otras menos—hizo ademán de que entrara en el coche al
lado del copiloto mientras él subía al volante de aquel moderno y
elegante coche negro que sin duda no había sido barato.
El camino hasta la pensión fue
silencioso pero aunque no era incómodo me sentía algo nervioso. Le
observaba por el rabillo del ojo continuamente, embelesado por su
atractivo perfil, aunque él no desvió la mirada hacia mí ni un
segundo. Subí a la habitación junto a él y me tumbé en la cama.
— ¡Ah~ qué gozada! Puede que
lo que más eche de menos de ser humano sean las camas—suspiré
acomodándome.
—Así que es cierto que los
vampiros dormís en ataúdes—sacó de su chaqueta al paquete de
cigarrillos pero cuando fue a llevarse uno a la boca me miró y
cambió de idea.
—Sí, son lo más seguro,
aunque no son precisamente cómodos. ¡Oh! Otra vez—ya volvía a
sacarme información—. Quiero hacerte una pregunta.
—Adelante—se sentó en la
silla junto al escritorio quitándose el sombrero.
— ¿Por qué con el asesinato
de hoy no has disfrutado tanto como ayer? Bueno, mejor dicho ¿Por
qué disfrutaste ayer?—le pregunté recostándome de lado.
—Las pistolas son… demasiado
impersonales. No hay contacto directo, no siento su calor, su sangre,
su sufrimiento… Eso es lo que me gusta. Matar en si no me importa
porque una vez muerto se acaba todo el placer—su penetrante mirada
me hizo estremecer, lo había explicado simplemente pero lo entendí
perfectamente.
Su mente era la misma que la de
un vampiro, con los mismos sádicos pensamientos. ¿Acaso él podía
sentir con igual intensidad el placer del fluir de la sangre? Pero
había una razón por la que yo no estaba cerca de otros vampiros, ni
siquiera de mi creador, y es que el sadismo no era precisamente lo
mío, más que nada porque yo siempre acababa siendo la “víctima”
de la que se aprovechaban.
—Si no te gusta ¿por qué lo
hiciste?—pregunté curioso.
—Es el trabajo, si me pagan
bien me da igual cómo o a quién matar. Tú dices que somos iguales
pero a mí no me lo parece. Unos son presas y otros depredadores—dijo
con una orgullosa sonrisa—. Incluso entre los vampiros debe ser así
¿me equivoco?
Su incisiva mirada me hizo
sentir como si viera todo lo oculto en mi interior como un libro
abierto y me pareció ser incluso su presa.
—Sí… es posible. Hay
vampiros más fuertes y más débiles, cuanto más antiguo se es, más
poder se adquiere—contesté sentándome y mirando hacia otro lado.
—Ju, no me refería a eso—se
levantó y se detuvo frente a mí. Alcanzó mi rostro con su mano y
lo levantó por la barbilla para que le mirara a los ojos—. Ser
presa o depredador es algo natural en cada uno, sin importar la
fuerza o el poder. Incluso ante mí que soy un humano sigues siendo
una presa.
Mi cuerpo se agitó, sentí como
si me fuera a devorar, era increíble cómo un humano podía
sobrecoger a un vampiro, incluso siendo joven como yo. Mis piernas y
brazos temblaban levemente, necesitaba alejarme de él pero no podía
moverme, estaba atrapado en sus ojos como agujeros negros.
—Te-tengo que… comer antes…
de que amanezca—logré decir con un leve hilo de voz.
—Hoh~ así que comer…—se
incorporó con una sonrisa entretenida y pude suspirar algo
aliviado—. Dijiste que no necesitabas matar para alimentarte
¿cierto? ¿Te bastaría con beber de mí?—preguntó aflojando
levemente su corbata y abriendo el cuello de su camisa, mostrándome
bien su yugular.
— ¿Ah? ¿Qui-quieres que me
alimente de ti?—pegunté sorprendido.
— ¿No puedes?
—Bu-bueno… sí… puedo
hacerlo. Ayer comí bastante así que con un litro o incluso menos
tendría suficiente—dije dubitativo.
— ¿Me afectaría en algo que
te alimentaras de mí sin matarme? ¿Me transformaría en vampiro o
en un siervo o algo por el estilo?
—No… para eso tendrías que
beber mi sangre y aun así soy demasiado joven para poder hacerlo.
—Bien entonces ¿A qué
esperas?—me cogió del brazo y me atrajo hacia él, quedando mi
rostro a unos centímetros de su cuello y nuestros cuerpos pegados.
Podía ver su sangre corriendo
por las venas, percibía su olor y escuchaba los latidos
sorprendentemente calmos de su corazón. Y mi instinto de vampiro
tomó el control de mi cuerpo, o al menos lo intentó. A un instante
de que mis colmillos se clavaran en Reborn, pude frenarme y me aparté
bruscamente de él cayendo sobre la cama.
—N-no… no puedo… no sé si
podría detenerme-
—Hazlo—se abalanzó sobre mí
en la cama como una pantera—. Yo te detendré cuando sea
necesario—me dijo con un rostro serio y tajante.
No podía negarme, me sentía
controlado por aquel hombre. Levanté la manga de su chaqueta y
camisa, observé las azuladas venas y la sangre moviéndose por ellas
y el hambre gritó en mi cabeza. Mordí su brazo poco más arriba de
su muñeca y comencé a beber aquella ambrosia dadora de vida. Suena
demasiado poético ¿no? Pero así lo sentía, llenaba mi boca y
bajaba por mi garganta aquel líquido cálido y salado que para el
paladar de un no-muerto era mayor delicia que cualquier manjar
humano. Todo a mi alrededor desaparecía, mi mente se nublaba
sintiendo solo la sangre brotar y saciarme. Nada más existía en
aquellos momentos. Pero entonces, en medio del deleite, Reborn
arrancó de mi boca su brazo mientras sujetaba mi cabeza contra la
cama. Forcejeé soltándome sin dificultad de su agarre para poder
morderle de nuevo, sumido en una especie de trance, pero cuando vi su
rostro jadeante y pálido pude reaccionar.
—Ah… L-lo… siento…—observé
su brazo, sangrando y con la carne desgarrada.
Deseaba beber más, mi apetito
se había despertado y no lo había conseguido saciar, pero logré
controlarme. Mordí mi pulgar y con mi sangre, apenas unas gotas,
cubrí su herida y esta se cerró con la misma velocidad que la mía,
y lamí las últimas gotas de sangre que se deslizaban por su brazo.
A gran velocidad, para que no pudiera detenerme, me levanté de la
cama y llegué hasta la ventana pero cuando agarré el cerrojo para
abrirla su mano sujetó la mía situándose a mi espalda.
— ¿Te ha gustado la
comida?—cogió mi rostro y lo giró para mirarme a los ojos.
Mis piernas temblaron, temí
caer al suelo. Su cara se acercó a la mía, mi respiración se
agitaba cada vez más y siendo incapaz de reaccionar sus labios se
juntaron a los míos y su lengua invadió mi boca que aún sabía a
sangre.
—Un vampiro dócil cual
cordero—rió cuando se separó de mis labios.
Su burla me hizo reaccionar, lo
aparté de mí empujándole sobre la cama y salté por la ventana
perdiéndome en la noche.
Mi mente estaba desconcertada
¿Qué demonios había pasado? ¿Por qué le había mordido y me
había sentido tan bien con ello? ¿Por qué Reborn había hecho
aquello? Dejando a un lado el hecho de que ya de por sí era raro que
me dejara o más bien exigiera que le mordiera, más extraño era lo
que había sentido haciéndolo. Cuando normalmente me alimentaba de
un humano solo sentía el placer de la sangre fluyendo en mí, sin
embargo en aquel momento sentí mucho más, todo mi cuerpo se excitó.
Una sensación similar a la que tenía al beber sangre vampírica que
no tenía comparación a la humana. Pero lo que más alterado me
tenía era aquel último… contacto. ¡¿Por qué diablos me había
hecho aquello?! Mis labios seguían sintiendo un leve hormigueo que
no conseguía hacer desaparecer por mucho que los frotaba. Hasta que
el profundo sueño me invadió no pude sacarme aquel momento de la
cabeza y fue lo primero que recordé cuando el sol se ocultó.
Nada más levantarme fui en
busca de una presa. Estaba completamente hambriento, para un vampiro
joven es necesario comer todos los días y la noche anterior no había
bebido ni la mitad de lo que precisaba. Pero por alguna razón no fui
capaz, tenía hambre pero mi estómago estaba cerrado y no tenía
ganas de acechar a nadie. Me fui al centro de la ciudad, en busca de
algo de distracción que me quitara de la cabeza el pensamiento de
Reborn, que no desaparecía por mucho que intentara y temía que al
final cayera en la tentación de ir a buscarle. Pero desgraciadamente
desde que me había transformado en vampiro la vida nocturna humana
que de mortal tanto me gustaba ya no me resultaba atractiva. Era
demasiado superficial y los ruidos y olores eran molestos a mis
perfectos sentidos. Aun así lo intenté pero al cabo de una hora
entre bares y discotecas, harto ya de negar las copas que me ofrecían
y de ahogarme con el humo del tabaco y los perfumes de las mujeres,
me alejé de aquella zona y decidí dar simplemente un paseo por las
calles menos bulliciosas.
Pero no fue una buena idea.
Desde lejos escuché la voz de Reborn y parecía tener una animada
charla con una mujer. La curiosidad pudo conmigo, camuflándome en
las sombras me acerqué hasta poder verle. Estaba con aire seductor
junto a una pelirroja mujer muy atractiva que le invitaba a subir a
su casa. Y él aceptó. Sentí un extraño dolor en mi pecho, deseé
matar a aquella mujer y no haber conocido nunca a aquel dandi. Y lo
que más me enfurecía era que aquel tipo de sentimiento humano tan
trivial siguiera incordiándome aun como vampiro. Me marché de allí
de muy mal humor tras ver al sicario entrar en el piso de la mujer. A
una velocidad que un humano solo podría alcanzar corriendo, caminé
por las nocturnas calles sin que la gente siquiera me viera pasar a
su lado. El hambre bramaba en mi cabeza aumentando mi cabreo así que
cuando vi a un par de chicos bebiendo en un solitario parque decidí
que serían mi comida.
— ¡Ey! ¿Qué es lo que
quieres?—me preguntó a malas uno de ellos al verme acercar.
—Beber…—contesté
relamiéndome los labios.
—Pues cómprate tu propio
alcohol—gruñó otro bastante cocido ya.
— ¿Alcohol? Ese es el elixir
de los descerebrados—reí a un palmo del primero—. Yo tomaré
algo más…sustancioso.
Paralizado por mi mirada, el
chico no pudo resistirse cuando rodeé su cuello con mi mano y lo
acerqué para hincar mis dientes en él. Mientras succionaba la
cálida pero contaminada sangre, el otro borrachín intentó huir
gritando alterado pero le di alcance con su amigo bajo mi brazo.
Viendo que el alcohol en vena era mayor incluso que el de su
compañero, decidí simplemente romperle el cuello. Al otro, del que
apenas había bebido, le desgarré la garganta y le dejé
desangrándose sobre su compañero. Aquella no había sido una buena
elección, mi cabeza se sentía mareada por la mundana droga que
contenía la sangre y apenas había podido beber ya que me resultaba
repugnante. De pronto sentí su presencia, de la cual no me había
percatado por el desenfreno de la caza.
— ¿Una mala cosecha?—me
giré y le vi, asomado a la ventanilla de su coche con un cigarrillo
en la mano.
No fui capaz de contestar, era
precisamente la persona que menos quería ver en aquel momento. Le
lancé una despectiva mirada y desaparecí de allí rápidamente,
temiendo perder la templanza (la poca que tenía) ante él. Sin
querer tener más encuentros desafortunados aquella noche y a pesar
del hambre que me reconcomía por dentro, regresé al cementerio, a
aquel apacible y calmo lugar donde el único huésped, a parte de los
silenciosos vecinos bajo tierra, era el vigilante nocturno con sus
ronquidos.
Cuando desperté a la noche
siguiente en mi cabeza solo había un pensamiento “Sangre, sangre,
sangre…”. Si seguía ayunando pasaría factura a mi poder. Pero
de nuevo esa no sería una buena noche, en mala hora conocí a aquel
humano asesino. Al salir del cementerio, tras apenas haber caminado
unos 100 metros lo sentí muy cerca de allí y escuché los gritos
ahogados de un hombre. Y mi maldita curiosidad me traicionó. Me
acerqué para ver qué clase de asesinato cometería esta vez y me
quedé impactado cuando vi a su víctima desnuda, amordazada y atada
a una antigua verja en desuso. Con un bisturí en su mano, Reborn se
acercó al muchacho moreno y comenzó a cortar su piel haciendo
extrañas marcas mientras éste se retorcía y lloraba. En su rostro
se dibujó una malévola sonrisa y, guardando el bisturí, hundió
los dedos en los cortes, profundizando en su carne y retorciéndolos
provocando cada vez más dolor en él. Sin duda Reborn disfrutaba con
el sufrimiento de aquel joven y no podía negar que yo también, con
sus lágrimas, su sangre, sus quejidos, los latidos de su corazón
desbocados esperando el momento en que se parara.
— ¿Quieres comer?—Reborn se
dio la vuelta y su mirada fue directa a mí.
¿Cómo pudo encontrarme a pesar
de estar oculto en las sombras? Pero no pensé mucho en ello. El gran
apetito que sentía me hizo avanzar, hipnotizado por el brillo rojo
de la sangre.
—Veo que tú también te
excitas con la tortura—rió observándome de reojo bajo el ala del
sombrero.
En ese momento me recobré,
dándome cuenta de que había visto el bulto en mi pantalón. Muerto
de vergüenza e indignado salí corriendo de allí, olvidándome de
la comida. Debí haber mantenido la compostura pero me fue imposible.
Corrí a toda velocidad, lejos, muy lejos de la ciudad, deseando que
el aire nocturno borrara de mi cabeza el desagradable recuerdo. Pero
era inútil, la mente de un vampiro jamás olvida nada. No fue hasta
la media noche que me tranquilicé y paré, sin saber siquiera donde
me encontraba. Estaba agotado, apenas me quedaba energía y
necesitaba comer cuanto antes. Pero si quería regresar al cementerio
a tiempo y evitar el sol tenía que ponerme inmediatamente en marcha
sin demorarme un solo segundo ya que mi velocidad no sería la misma
por falta de energía y motivación. Logré llegar a tiempo, minutos
antes de que el primer rayo asomase en el horizonte. Pero mi cuerpo
estaba resentido, mi fuerza y mi rapidez apenas eran superiores a las
de un humano y especialmente era molesto el tremendo dolor de cabeza
que me abrumaba. Pero por suerte el desvanecimiento que sucedía al
amanecer lo borró todo, al menos hasta el nuevo anochecer.
Un doloroso despertar, mi mente
conmocionada por el hambre me impedía sentir cualquier otra cosa.
Tembloroso y cansado salí del sepulcro y lo primero que vi fue su
elegante silueta de espaldas apoyada en la entrada del panteón. Pero
ni siquiera tenía energías para malgastar enfadándome o huyendo.
Me dirigí a la salida pasando a su lado y me detuve cuando me
encontré con una mujer en el suelo, atada con esposas de plástico y
con una mordaza, temblando de terror.
— ¿Tienes hambre?—me
preguntó Reborn sin moverse.
—No necesito tu caridad. Puedo
cazar yo mismo—tuve que controlar mi atroz hambre para no lanzarme
sobre ella.
— ¿Caridad? En absoluto, es…
una disculpa por lo de ayer. Acéptalo por favor.
Era claramente una mentira, un
hombre como él jamás se disculparía. Pero el hambre no entiende de
prudencia. Mi cordura desapareció en el momento en que la mujer se
cortó el brazo con un canto del suelo. La sangre brotó levemente y
su olor invadió mi mente, haciendo desaparecer el olor a podredumbre
del cementerio, el fresco aire de la noche, los sonidos de la
naturaleza e incluso la presencia apabullante de Reborn. Sin que
pudiera controlarme, sin siquiera querer hacerlo, me abalancé sobre
la mujer y mis colmillos se clavaron en su cuello. Comencé a sorber
su sangre, que fluyó por mi cuerpo calentándolo y recobrando las
energías perdidas. Tan deliciosa, tan sabrosa, sin duda con hambre
se disfruta todavía más la comida. Aunque durante un instante sentí
que tenía un sabor diferente al habitual, poco me importó en ese
momento. No paré de beber hasta saciar mi sed, cuando ya no quedaba
gota de sangre en su cuerpo. Solté a la mujer y relamí mis labios
sin dejar que una sola gota de sangre se desperdiciara.
— ¿Estaba buena?—me
preguntó acercándose despacio a mí.
—Sí… aunque sabía…
extra-…ña… ¿Qué…?—mi cuerpo comenzó a sentirse anormal.
El calor aumentaba por todas
partes, mis sentidos seguían aturdidos a pesar de haber saciado ya
mi hambre y todo mi cuerpo vibraba, sintiendo un hormigueo desde lo
más profundo hasta mi piel. Me costaba moverme y era incapaz de
levantarme, incluso enfocar la vista en un punto era difícil.
—Así que funciona—se agachó
frente a mí y cogió mi rostro con la punta de sus dedos,
observándome minuciosamente.
—Qué… me has…
hecho…—pregunté entre jadeos.
—La otra noche me di cuenta de
que el alcohol que habían consumido esos chicos te afectó cuando
bebiste su sangre. Así que pensé que también podría afectarte
otro tipo de… droga, si la bebías con la sangre de esa chica—lamió
un hilo de sangre que se deslizaba por mi barbilla.
Me aparté torpemente de él
pero rodeó mi cintura con un brazo y me pegó a su cuerpo mientras
se quitaba el sombrero, dejándolo sobre una estatuilla que adornaba
la puerta del panteón.
—No te preocupes, te aseguro
que lo vas a disfrutar—acarició mi rostro y enredó sus dedos en
mis cabellos—. Bueno, al menos yo sí lo disfrutaré.
Su risa me hizo estremecer, ¿qué
demonios estaba pensando aquél sádico? Sus labios se fundieron con
los míos ahogando mis jadeos y jugando lengua con lengua. Intentaba
resistirme pero estaba tan débil que ni siquiera podía apartarle.
Irritado mordí su labio con uno de mis colmillos y al fin apartó su
boca de mí.
—Ya veo, vas a seguir peleando
hasta el final. No importa, ya te quitaré ese orgullo tan inútil
que tienes—me cogió y me tumbó en el frío suelo, a escasa
distancia del cadáver de la mujer.
Tras observarme unos segundos
con aquellos gélidos ojos, sacó su navaja y acarició mi mejilla
con el frío metal, deslizándola suavemente por mi cuello sin llegar
a cortarme. Pero cuando alcanzó mi ropa la desgarró velozmente, mi
camiseta y mis pantalones, hasta la ropa interior quedó hecha
trizas, dejándome completamente desnudo bajo él.
—Tienes un lindo cuerpo, nada
mal—observándome fijamente deslizó los dedos por mi pecho—.
Pero se vería aún mejor recubierto de rubís.
El filo de la navaja se clavó
en mi pecho y mientras bajaba se iba hundiendo más y más en mi
carne. Quise dejar de percibir aquello pero, quizás por la droga,
fui incapaz de hacerlo y lo sentí intensamente, con mis sentidos
vampíricos que parecían estar agudizándose aunque seguía sin
poder moverme apenas. Cuando llegó a mi estómago ya toda la hoja
estaba hundida en mi carne e incluso desgarraba mis intestinos. La
sangre brotó y sentí la brisa nocturna en mis tripas. Mi mente se
llenó de aquellas sensaciones y no era solo dolor, por mucho que me
pesaba también sentía placer, un placer diferente al que daban unas
caricias.
—Bas…tardo-… ¡Uh~!—su
mano acarició los bordes del corte, haciendo que mi cuerpo se
agitara.
— ¡Je! Justo como esperaba,
la droga perfecta. Puedes sentir todo lo que hago ¿verdad?—me
preguntó acariciando mi mejilla con sus labios.
—Nn… Para…mn- —me besó
de nuevo y ni siquiera pude detenerle, era un gran experto con su
boca.
De pronto sentí algo tanteando
mi agujero. Reborn liberó mis labios pero su rostro se quedó cerca,
mirándome fijamente.
—Vamos a probar esta otra
parte—guió con la mano su falo, metiendo apenas un centímetro la
punta en mi interior.
Estaba sorprendido y asustado
¿Por qué hacía aquello? Y entonces, de una sola brutal embestida,
metió todo el miembro en mi interior, desgarrando mi intestino,
provocándome un profundo dolor. Con mi espalda arqueada temblaba y
me costaba respirar.
—Oh~ qué bien se siente tu
culo—rió moviéndose despacio.
Yo ya no podía hablar, las
lágrimas brotaban descontroladas por mis ojos. Pero él no se
compadeció en absoluto. La navaja se deslizó por mi pecho y lo rajó
desde el hombro hasta la cadera opuesta, dos veces formando una
equis. Hundió dos dedos en el punto donde se cruzaban los cortes y
dejó que las heridas se cerrasen, dejando solo el agujero donde
retorcía sus dedos. Los gritos y gemidos salían desenfrenados de mi
garganta y probablemente él lo disfrutaba más que nada. Rasgó mi
vientre despedazando los músculos desde el lugar donde seguía
abierto y metió ahora por completo su mano en él, entre mis
intestinos.
— ¿Te gusta cómo se siente
mi polla dentro de ti?—me preguntó frotando su miembro desde mi
interior a través de las paredes del intestino.
Con sus embestidas cada vez más
fuertes comenzó a apuñalarme por todo el torso hasta quince veces,
mientras veía el placer en su rostro. Cuando acabó observó las
heridas cerrarse, con una gran sonrisa. Mi sangre salpicaba su rostro
y ropas pero regresaba a mí quedando pulcro, sin tan siquiera
despeinarse. La luz de la luna iluminaba su perverso rostro que me
miraba atentamente con aquellas perlas negras. Resultaba tan hermoso
y aterrador a la vez. La navaja destelló manchada del rubí líquido,
sacó la lengua para lamerlo pero reaccioné a tiempo de detenerle
agarrando su brazo, incorporándome levemente.
—No… la bebas… ah…
puede… matarte…—le dije jadeante.
—Vaya, qué lástima—desistió
de hacerlo y se centró de nuevo en mi cuerpo.
En ese momento me di cuenta de
que ya podía moverme, el efecto de la droga se había pasado. Sin
embargo no le detuve. Ya me había corrido un par de veces y quién
sabe cuántas más me corrí. Disfruté de aquello más que de
cualquier otra cosa en toda mi vida y probablemente él también ya
que se corrió quizás tantas veces como yo, derramando todo su semen
dentro de mí con su verga caliente y palpitante, sin sacarlo en
ningún momento de mi interior.
Poco antes del amanecer Reborn
al fin se cansó y me dejó tranquilo. En mi cuerpo no quedó marca
alguna de su sadismo, sin embargo mi entrada estaba a rebosar de su
simiente.
— ¿Quieres beber?—me
preguntó sentado a mi lado mostrándome su muñeca desnuda.
No lo dudé ni un segundo, por
venganza o por hambre mordí su brazo y bebí el delicioso jugo sin
contenerme. Fui recuperando mi energía poco a poco con el elixir
esta vez sin contaminar, aferrándome a él que me sostenía en sus
brazos con sorprendente gentileza. Cuando llegó al límite apartó
su brazo de mi boca y relamió su herida.
—Vas a ser un buen juguete—rió
robándome un beso de nuevo.
—Soy un vampiro—dije con
apenas un susurro—. No seré el juguete de ningún humano. ¿Acaso
no tienes suficiente con las mujeres que te beneficias?
— ¿Oh~? ¿Crees que con ellas
puedo divertirme como lo he hecho contigo? Puedo rajarte y destrozar
tu cuerpo tantas veces como desee y la muerte no incordiará. Vendré
a buscarte siempre que me apetezca hacerlo así que más te vale
estar aquí.
Su feroz mirada me hizo temblar
de pies a cabeza y solo pude asentir. Se levantó de allí y,
cogiendo el cadáver de la mujer en brazos, se marchó dejándome
solo en la puerta del panteón a pocos minutos de que el sol
despuntara.
Quise escapar, quise huir de
aquel lugar y de aquel hombre pero mi cuerpo no opinaba lo mismo.
Había disfrutado tanto o más que él, jamás había sentido de
forma tan intensa, ni siquiera el momento en que fui transformado
cuando bebí la maravillosa sangre de mi creador y reviví todo lo
que él había vivido. Hice de aquel cementerio mi casa permanente,
esperando ver su silueta cada noche que despertaba y salía del
sepulcro. Y no fueron pocas las veces que eso sucedió.
FIN
premisa: aborrezco la violencia y no son muy atraída por las historias de vampiros. Aunque he leído con atención el cartel, la curiosidad se hace cargo y hago clic en "lee el FanFic" (no conozco este término). Mi sorpresa es grande, fanfic = novela (?) y comienzo a leer... aparte la trama, que en algunos puntos falté, reconocí un trabajo impecable, tanto en la presentación que en la fluidez del texto, y me dije: esto sí que es saber escribir. Congratulations al autor por el excelente trabajo.
ResponderEliminarAntes que nada: El término fanfiction (abreviado fanfic o fic) hace referencia a relatos de ficción escritos por fans de una película, novela, anime, obra literaria, etc (Wikipedia). Es el término que más encontrarás cuando busques relatos basados en series. No todas las obras que tengo aquí son basadas en una serie pero como la mayoría sí lo son, lo pongo como término general.
EliminarY ahora muchísimas gracias por tu comentario, me hiciste sonrojar, no creo de verdad merecer una crítica tan buena (y además la primera crítica de verdad que recibo en mi vida, no un simple "me gustó"). Ya estoy trabajando más en la trama para mis trabajos actuales porque sé que es mi gran fallo así que espero que disfrutes más los próximos si te apetece leerlos (y si llego a finalizar alguno)
en primer lugar, gracias por resolver mi brecha sobre FanFic y ahora que sé el término a mayor razón confirmo lo que escribí. créeme! cuando digo un trabajo impecable es porque el texto fluye y esto significa un atención tanto en la puntuacion que en los diálogos (será que he leído muchos libros y por eso me doy cuenta del más mínimo detalle.) Debes estar orgullosa, porque tienes un hermoso dono!
EliminarTe lo agradezco mucho, un comentario así, de alguien que realmente sabe, me anima a seguir escribiendo y esforzarme mucho más en ello. Muchas gracias por haber leído la historia y por la crítica, de verdad.
EliminarHola, te ganaste mis respetos, siempre me ha gustado el rebornxlambo; y pues he de decirte que tu fic se ha convertido en una pequeña parte de mi. Tienes una excelente redacción y la trama es muy buena, gracias por haberlo publicado.
ResponderEliminarNo se si leeras esto, pero debo alabarte, eres una gran escritora, tu forma de narrar es fluida y te hace sumerger mas y mas en la trama, tu redaccion es sorprendente es como si leeyera un libro (enserio) ademas me hiciste amar mas el.RL pues a decir verdad siempre he amado esta pareja, y tu me hiciste amarla aun mas n.n simplemente mis respetos eres una gran esctitora y tienes un gran talento.
ResponderEliminarEspero y escribas mas de esta linda pareja
Lo amé,dios,eres tan buena escribiendo. Por lo general leo muchos fic's con SM y violencia pero el tuyo me sorprendió demasiado,me encanto es simplemente perfecto!! Lo volveré a leer un millón de veces.
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