Título: El Demonio Castigado y el Íncubo
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Original ♥ Konome y más...
Autor: KiraH69
Género: Shota-Yaoi
Clasificación: +18
Advertencias: Lemon
Capítulos: 16 (2 de 16) Primer Libro
Resumen: A un poderoso demonio lo han castigado por un pecado del pasado quitándole sus poderes y prohibiéndole disfrutar. Pero un íncubo, demonio que se alimenta de sexo, es demasiada tentación. Los personajes (salvo el demonio castigado que es original mío) están sacados del manga yaoi Tokyo Yaban no Chizo (The Map of Tokyo Savage) del mangaka Dr. Ten.
Las clases empezaron y los días
comenzaron a pasar en aquella habitación. Hageshii debía irse a
pasear todos los días después de cenar si no quería ver como
Takashi y Konome hacían el amor y a ellos no les habría importado
que lo hiciera, más de una vez se lo propusieron.
El íncubo salió del baño
recién duchado con una toalla en los hombros y se lanzó a la cama
junto a Hageshii, quien estaba leyendo un manga, y se metió entre
sus piernas poniéndose a ver los dibujos.
—Konome, estás
empapado y me estás empapando—le dijo cogiendo la toalla mientras
el otro sujetaba el libro y comenzando a secar su cuerpo—.
"Humm... esto es demasiada tentación"—pensaba mientras
secaba sus muslos.
El pequeño alzó la cabeza,
miró un momento a Hageshii y le dio un lametón en la mejilla.
Kuroichi se quedó shokeado por unos segundos para después secar el
pelo del íncubo como si nada.
—"Cálmate, cálmate, es
solo un niño, muy tentador pero solo un niño"—se decía a si
mismo intentando pensar que tan solo estaba secando a un gato
— ¿Disfrutas?—preguntó
Takashi que también salía del baño con tan solo una toalla
rodeando su cintura.
—Solo le estoy
secando—contestó Hageshii sonrojándose un poco—, cosa que
deberías haber hecho tú. ¿O prefieres que coja un resfriado?
—Claro que no, iba a secarle
ahora pero tú te me has adelantado—le contestó sentándose frente
a ellos.
— ¿Podrías vestirte al
menos?—le dijo desviando la mirada.
Takashi rió y se vistió
después de lanzarle una sudadera para el pelinegro. Tras ponérsela
al pequeño este le abrazó y le dio un besó en la mejilla. El
íncubo frotó su cuerpo suavemente contra el de Hageshii y lamió su
mejilla. El joven estuvo a punto de caer ante aquella tentación pero
enseguida lo apartó y lo sentó frente a él.
—Konome, por favor, yo no soy
comida—le dijo acariciando sus cabellos.
El íncubo se sentó otra vez
entre sus piernas y se puso a ver de nuevo el manga. Hageshii rodeó
su cintura con los brazos inocentemente, disfrutando del aroma que
desprendía el pequeño y de la suavidad de su cuerpo. Se sentía
como abrazar a un pequeño peluche.
— ¿Ese manga lo has hecho
tú?—le preguntó Takashi.
—No es de tu
incumbencia—contestó como siempre, sin tan siquiera mirarle.
—Es de Hagii, así dibuja
Hagii—dijo Konome sonriente.
—Hablando de dibujos, si no me
pongo a ello andaré retrasado de nuevo—dijo cambiando de tema
antes de que Takashi dijera nada más.
Se levantó y se sentó en el
escritorio. Se puso a dibujar siendo observado con curiosidad por
Konome, como siempre. Tras haber terminado una página la siguiente
se le atascó, cosa que le solía suceder. Tras maldecir y estrujar
un par de hojas consiguió acabarlo con la tercera.
— ¿Hagii, te gusta?—preguntó
Konome poniéndole en frente uno de los dibujos que había desechado
pintado por él.
—Pintas muy bien
chiquito—le dijo acariciando su cabeza provocando que el íncubo
agitara la cola y las orejas contento—. ¿Te gusta mucho pintar?
Konome afirmó rotundamente con
la cabeza. Hageshii regresó a su tarea y al poco rato le entregó un
dibujo al pelinegro. Este le miró extrañado y observó el dibujo.
— ¿Soy yo?—preguntó
sorprendido.
—Sí, es para que lo
pintes—contestó volviendo a su trabajo.
En el dibujo se veía a un niño
con orejas y doble cola de gato muy parecido al íncubo, rodeado por
muñecos y dulces de esos que le gustaban al pequeño como
chocolatinas y piruletas. Konome rió y saltó de alegría. Se lanzó
sobre Hageshii abrazándole y lamió sus mejillas. El joven lo apartó
sonrojado.
—Konome, no me lamas, no soy
comida—le dijo volviendo a su trabajo.
El pequeño se tumbó en el
suelo y comenzó a pintar aquel dibujo que tanto le había gustado.
Takashi observaba atento la
interacción que tenían ambos. Las acciones de Hageshii eran
extrañas (para como era él) cuando estaba con Konome. Con el
pequeño era amable y dulce, al contrario que con el resto del mundo.
Kuroichi era obstinado de una forma respetuosa, siempre despreciaba a
los demás pero nadie podía quejarse porque nunca faltaba al
respeto. El mayor dudaba que Hageshii mostrara aquel lado tierno y
amable a cualquier otra persona y sabía que si él podía verlo era
porque estaba con el íncubo. No sabía la razón de aquello, porqué
trataba al pequeño de forma distinta, pero esperaba poder
averiguarlo pronto.
El moreno entregó el dibujo ya
pintado al moreno. Este lo colgó en la pared como había hecho con
el del primer día.
— ¿Por qué los pones
ahí?—preguntó el pequeño observándolo.
—Porque me gustan las pinturas
de los niños, me alegra que quieras pintar uno de mis dibujos.
El pelinegro agitó la cola
feliz y siguió observando como Hageshii trabajaba.
Continuará...
Wiii continuación.
ResponderEliminarGracias por seguir ^^
Yo también tengo curiosidad por saber de que se conocen esos dos~~ jujuju.