Categoría: Original
Género: Yaoi
Clasificación: +14 años
Advertencia: Lemon, Incesto, Violación
Capítulo: 13 de 14 Finalizado: No
Resumen: Sexo Muerte y Rock, las tres palabras que más le gustan al protagonista de esta historia
Un misterioso guitarrista llega a una nueva ciudad. Allí comienza a tocar en un bar de mala muerte donde se encuentra con joven muy inocente por el que empieza a sentir interes. Su jefe le manda hacer un trabajito especial que le dará problemas.
Por la noche Argón salía del local y se encontraba directamente con un Sora de extraño especto.
— ¿Qué haces tú aquí? ¿No deberías estar ya durmiendo?—realmente le sorprendía aquella visita, no presentía nada bueno.
El moreno se lanzó sobre el guitarrista y le golpeó fieramente varias veces antes de que reaccionara. Argón lo empujó contra la pared tomando distancia.
— ¿Qué coño haces? ¿Se te ha ido la olla?—el pelinegro estaba molesto, no esperaba un ataque de esa forma.
—No vuelvas a acércate a Ryou! ¡No vuelvas a tocarle! ¡Ryou es mío! ¡Nadie más puede tocarle! ¡Bastardo!!!—el ojimamba histérico se lanzó de nuevo contra el pelinegro y comenzó a dar golpes.
Argón bloqueaba la mayor parte de los golpes y devolvía el doble. Sora actuaba como un loco, ni tan siquiera pensaba los golpes que daba.
“— ¿A qué viene esto de repente? Sabía que esto podía pasar pero es extraño que pase tan pronto. No creo que Nao le haya dicho algo del beso. Puede haber sido Gin?”
El pelinegro dio un rodillazo en el estomago al moreno y dos puñetazos más dejándolo tendido en el suelo medio inconsciente.
— ¿Acaso te crees que puedes vencerme en una pelea? Soy mucho más fuerte y ágil que tú y sobre todo más experimentado. Si estás obsesionado con tu hermano es tu problema, yo haré lo que quiera con Ryou. Si quiero follarle o usarle para lo que sea no es asunto tuyo, regresa a tu casa y llora como el crío que eres.
Argón se marchó de allí dejando al ojimamba sin apenas poder moverse.
“— ¡Maldito Gin! ¡Si esto ha sido cosa suya me lo va a pagar!”
~~~~~~~~~~~SEXO~~~MUERTE~~~ROCK~~~~~~~~~~~~
Sora regresaba a su casa ya de madrugada cuando se había recuperado de sus heridas gracias a algunos cuidados del dueño del local.
—So-Sora ¿Qué te ha sucedido?—Ryou estaba muy preocupado por la desaparición de su hermano y el aspecto que tenía al regresar.
— ¡Ryou! No puedes volver a acercarte a ese bastardo. Esto me lo ha hecho Argón, él no es bueno, solo quiere aprovecharse de ti—agarró a su hermano por los brazos apretándolo, mirándolo fijamente con los ojos muy abiertos.
—Sora, me haces daño ¿Qué te pasa?—el rubio miraba con temor a su hermano intentando apartarse de él.
—Ese Argón solo quiere violarte y usarte, solo se está divirtiendo contigo y me dio una paliza.
—No, él no puede haber hecho eso, él no es malo—lo que decía su hermano solo podían ser locuras, no sabía lo que le habían hecho pero lo que le decía era imposible.
—Tienes que creerme, soy tu hermano ¿A quién vas a creer más? No voy a dejar que él te tenga. Tú solo puedes ser mío.
— ¿Qué? ¿Qué quieres decir?—Ryou temblaba, nunca había visto a su hermano mayor de ese modo.
—Ryou, no voy a dejar que nadie más te tenga.
El moreno besó al pequeño en los labios entrometiéndose en la húmeda cavidad a la fuerza. Ryou forcejeaba intentando apartarle pero era demasiado alto y fuerte para él. Sora lo metió en la habitación y lo tumbó sobre la cama.
—S-Sora ¿Qué estás haciendo?—las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas del ojiaqua.
—Tranquilo, vas a disfrutar, te lo aseguro.
Le sacó la chaqueta del pijama al pequeño y comenzó a lamer su pecho dejando pequeñas marcas a su paso. El ojiaqua intentaba resistirse pero su cuerpo era aplastado por el de Sora y sus manos sujetas sobre su cabeza con una de las de él.
—Ryou, sabes tan bien, siempre me ha encantado tu sabor. Mira, tus pezones ya están duros. Y por aquí abajo también hay algo que se está despertado—acarició la entrepierna del pequeño bajándole el pantalón.
— ¡No! Hermano para por favor…—suplicaba el rubio, sintiendo escalofríos por todo su cuerpo.
— ¿Parar? No puedo hacer eso con todo lo que estás disfrutando, sería muy cruel.
Bajó sus manos acariciando su cintura y sus caderas, en ese momento el ojiaqua intentó golpearle para que se apartara pero volvió a agarrarle. Le ató las manos a la espalda con su camiseta.
—So-Sora… por… favor…
El moreno no escuchaba ninguna súplica del pequeño. Agachó la cabeza hasta su miembro, lo besó e la punta y comenzó a lamerlo con ansia. El pequeño se retorcía y no podía evitar gemir ante aquel inevitablemente placentero contacto. El moreno degustaba aquel miembro ya endurecido como había hecho tantas veces en sus fantasías. Le dio un pequeño mordisco en la punta y poco después el rubio se vino en la boca del mayor, quien saboreó con gusto el jugo de su hermano.
—Her-hermano, déjalo ya…—las lágrimas no dejaban de salir incontrolables.
Aquel no era su hermano o no se comportaba como tal. Sora levantó las piernas del pequeño y tras lamerse los dedos metió uno en su interior.
—Ah! ¡No!—la espalda del ojiaqua se arqueó e intentó apartarse pero el moreno lo sujetó fuertemente.
— ¿Te gusta verdad? Lo estás disfrutando, puedo verlo en tu cara. Te gusta sentir mis dedos dentro de ti. Ya te pones duro otra vez—la sonrisa en el rostro de ojimamba parecía la de un loco.
Introdujo otro dedo sin dejar de moverlos. Su respiración era acelerada e inconstante y su entrepierna nunca había estado tan dura.
—Ya no puedo aguantar más—sacó rápidamente sus dedos del interior del rubio y comenzó a introducir la punta de su miembro—no te imaginas cuanto he soñado con esto.
— ¡No! Sora, no lo hagas… por favor ah!
El ojimamba había metido de un empujón más de la mitad de su miembro.
—Ryou, que estrecho eres, siento que me estás succionando. Que bien se siente en tu interior, está tan caliente.
Comenzó a masturbarlo al tiempo que envestía con furia. El pequeño gemía y se retorcía por aquel enorme dolor sin dejar de llorar.
“— ¡Argón! ¡¡Ayúdame, por favor Argón!!”—eso era lo único que aparecía en su mente.
Necesitaba salir de aquello y el único en el que pensaba era en el pelinegro.
El rubio volvió a venirse entre los estómagos de ambos y seguidamente el moreno se vino en su interior gritando su nombre. Se tumbó sobre el ojiaqua quedando el rostro en el hueco de su cuello.
— ¿Lo has disfrutado verdad? Siempre he soñado con hacerte el amor pero nunca pensé que sería tan bueno—el moreno sonreía satisfecho.
Las lágrimas caían ahora silenciosas por las mejillas del pequeño. Sora se quedó dormido profundamente sobre el rubio y cuando este se recuperó un poco del shock se zafó de él soltando las ataduras de sus muñecas, vistiéndose y saliendo de la casa con el cuerpo adolorido sin apenas poder andar. Intentó orientarse en la noche con la cabeza muy confusa. Cayó al suelo medio inconsciente, sintiendo aquel frío nocturno que lo invitaba a dormir un largo sueño. Sintió caer algo cálido sobre él y unos brazos levantándole del suelo y después de eso solo oscuridad.
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Género: Yaoi
Clasificación: +14 años
Advertencia: Lemon, Incesto, Violación
Capítulo: 13 de 14 Finalizado: No
Resumen: Sexo Muerte y Rock, las tres palabras que más le gustan al protagonista de esta historia
Un misterioso guitarrista llega a una nueva ciudad. Allí comienza a tocar en un bar de mala muerte donde se encuentra con joven muy inocente por el que empieza a sentir interes. Su jefe le manda hacer un trabajito especial que le dará problemas.
Por la noche Argón salía del local y se encontraba directamente con un Sora de extraño especto.
— ¿Qué haces tú aquí? ¿No deberías estar ya durmiendo?—realmente le sorprendía aquella visita, no presentía nada bueno.
El moreno se lanzó sobre el guitarrista y le golpeó fieramente varias veces antes de que reaccionara. Argón lo empujó contra la pared tomando distancia.
— ¿Qué coño haces? ¿Se te ha ido la olla?—el pelinegro estaba molesto, no esperaba un ataque de esa forma.
—No vuelvas a acércate a Ryou! ¡No vuelvas a tocarle! ¡Ryou es mío! ¡Nadie más puede tocarle! ¡Bastardo!!!—el ojimamba histérico se lanzó de nuevo contra el pelinegro y comenzó a dar golpes.
Argón bloqueaba la mayor parte de los golpes y devolvía el doble. Sora actuaba como un loco, ni tan siquiera pensaba los golpes que daba.
“— ¿A qué viene esto de repente? Sabía que esto podía pasar pero es extraño que pase tan pronto. No creo que Nao le haya dicho algo del beso. Puede haber sido Gin?”
El pelinegro dio un rodillazo en el estomago al moreno y dos puñetazos más dejándolo tendido en el suelo medio inconsciente.
— ¿Acaso te crees que puedes vencerme en una pelea? Soy mucho más fuerte y ágil que tú y sobre todo más experimentado. Si estás obsesionado con tu hermano es tu problema, yo haré lo que quiera con Ryou. Si quiero follarle o usarle para lo que sea no es asunto tuyo, regresa a tu casa y llora como el crío que eres.
Argón se marchó de allí dejando al ojimamba sin apenas poder moverse.
“— ¡Maldito Gin! ¡Si esto ha sido cosa suya me lo va a pagar!”
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Sora regresaba a su casa ya de madrugada cuando se había recuperado de sus heridas gracias a algunos cuidados del dueño del local.
—So-Sora ¿Qué te ha sucedido?—Ryou estaba muy preocupado por la desaparición de su hermano y el aspecto que tenía al regresar.
— ¡Ryou! No puedes volver a acercarte a ese bastardo. Esto me lo ha hecho Argón, él no es bueno, solo quiere aprovecharse de ti—agarró a su hermano por los brazos apretándolo, mirándolo fijamente con los ojos muy abiertos.
—Sora, me haces daño ¿Qué te pasa?—el rubio miraba con temor a su hermano intentando apartarse de él.
—Ese Argón solo quiere violarte y usarte, solo se está divirtiendo contigo y me dio una paliza.
—No, él no puede haber hecho eso, él no es malo—lo que decía su hermano solo podían ser locuras, no sabía lo que le habían hecho pero lo que le decía era imposible.
—Tienes que creerme, soy tu hermano ¿A quién vas a creer más? No voy a dejar que él te tenga. Tú solo puedes ser mío.
— ¿Qué? ¿Qué quieres decir?—Ryou temblaba, nunca había visto a su hermano mayor de ese modo.
—Ryou, no voy a dejar que nadie más te tenga.
El moreno besó al pequeño en los labios entrometiéndose en la húmeda cavidad a la fuerza. Ryou forcejeaba intentando apartarle pero era demasiado alto y fuerte para él. Sora lo metió en la habitación y lo tumbó sobre la cama.
—S-Sora ¿Qué estás haciendo?—las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas del ojiaqua.
—Tranquilo, vas a disfrutar, te lo aseguro.
Le sacó la chaqueta del pijama al pequeño y comenzó a lamer su pecho dejando pequeñas marcas a su paso. El ojiaqua intentaba resistirse pero su cuerpo era aplastado por el de Sora y sus manos sujetas sobre su cabeza con una de las de él.
—Ryou, sabes tan bien, siempre me ha encantado tu sabor. Mira, tus pezones ya están duros. Y por aquí abajo también hay algo que se está despertado—acarició la entrepierna del pequeño bajándole el pantalón.
— ¡No! Hermano para por favor…—suplicaba el rubio, sintiendo escalofríos por todo su cuerpo.
— ¿Parar? No puedo hacer eso con todo lo que estás disfrutando, sería muy cruel.
Bajó sus manos acariciando su cintura y sus caderas, en ese momento el ojiaqua intentó golpearle para que se apartara pero volvió a agarrarle. Le ató las manos a la espalda con su camiseta.
—So-Sora… por… favor…
El moreno no escuchaba ninguna súplica del pequeño. Agachó la cabeza hasta su miembro, lo besó e la punta y comenzó a lamerlo con ansia. El pequeño se retorcía y no podía evitar gemir ante aquel inevitablemente placentero contacto. El moreno degustaba aquel miembro ya endurecido como había hecho tantas veces en sus fantasías. Le dio un pequeño mordisco en la punta y poco después el rubio se vino en la boca del mayor, quien saboreó con gusto el jugo de su hermano.
—Her-hermano, déjalo ya…—las lágrimas no dejaban de salir incontrolables.
Aquel no era su hermano o no se comportaba como tal. Sora levantó las piernas del pequeño y tras lamerse los dedos metió uno en su interior.
—Ah! ¡No!—la espalda del ojiaqua se arqueó e intentó apartarse pero el moreno lo sujetó fuertemente.
— ¿Te gusta verdad? Lo estás disfrutando, puedo verlo en tu cara. Te gusta sentir mis dedos dentro de ti. Ya te pones duro otra vez—la sonrisa en el rostro de ojimamba parecía la de un loco.
Introdujo otro dedo sin dejar de moverlos. Su respiración era acelerada e inconstante y su entrepierna nunca había estado tan dura.
—Ya no puedo aguantar más—sacó rápidamente sus dedos del interior del rubio y comenzó a introducir la punta de su miembro—no te imaginas cuanto he soñado con esto.
— ¡No! Sora, no lo hagas… por favor ah!
El ojimamba había metido de un empujón más de la mitad de su miembro.
—Ryou, que estrecho eres, siento que me estás succionando. Que bien se siente en tu interior, está tan caliente.
Comenzó a masturbarlo al tiempo que envestía con furia. El pequeño gemía y se retorcía por aquel enorme dolor sin dejar de llorar.
“— ¡Argón! ¡¡Ayúdame, por favor Argón!!”—eso era lo único que aparecía en su mente.
Necesitaba salir de aquello y el único en el que pensaba era en el pelinegro.
El rubio volvió a venirse entre los estómagos de ambos y seguidamente el moreno se vino en su interior gritando su nombre. Se tumbó sobre el ojiaqua quedando el rostro en el hueco de su cuello.
— ¿Lo has disfrutado verdad? Siempre he soñado con hacerte el amor pero nunca pensé que sería tan bueno—el moreno sonreía satisfecho.
Las lágrimas caían ahora silenciosas por las mejillas del pequeño. Sora se quedó dormido profundamente sobre el rubio y cuando este se recuperó un poco del shock se zafó de él soltando las ataduras de sus muñecas, vistiéndose y saliendo de la casa con el cuerpo adolorido sin apenas poder andar. Intentó orientarse en la noche con la cabeza muy confusa. Cayó al suelo medio inconsciente, sintiendo aquel frío nocturno que lo invitaba a dormir un largo sueño. Sintió caer algo cálido sobre él y unos brazos levantándole del suelo y después de eso solo oscuridad.
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