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Gamberradas

Título: Gamberradas
Autor: KiraH69
Fandom: Original
Género: Yaoi         Longitud: One-shot
Clasificación: +18         Advertencia: Lemon
Resumen: Llega un nuevo alumno a la clase de 2ºC. Se llama Nozomi es un otaku al que se le reconoce a primera vista porque va lleno de merchandising. Debido a su aspecto peculiar todos se ríen de él pero no parece importarle lo más mínimo. Ryu, un compañero de clase, quiere ser su amigo, pero Nozomi tampoco parece muy interesado en ello. Los gamberros del colegio le toman como objetivo, pero Nozomi no se quedará sentado, responderá a todas sus bromas mientras Ryu seguirá intentando ser su amigo.




—Por favor, todos, prestad atención—el profesor intentaba hacerse oír por encima de las charlas que mantenían sus alumnos.
Todavía no había sonado la campana así que los alumnos de la clase 2-C no se veían en la obligación de hacerle caso alguno, querían aprovechar aquellos últimos momentos para contarse todo lo que habían hecho durante el fin de semana, aun sabiendo que tendrían el almuerzo y parte de la tarde para hacerlo.
—Hoy se nos incorporará un alumno nuevo—comenzó a hablar a pesar de que nadie le hacía caso—. ¡Silencio! Por favor, espero que todos le deis un buen recibimiento y os comportéis como buenos compañeros. ¿Escucháis?—era inútil, nadie tenía interés en lo que hablaba, por muy alto que lo dijera parecía caer en oídos sordos.
Al fin la campana sonó, las conversaciones comenzaron a disolverse y todos los alumnos se sentaron en sus sitios mientras los últimos atrasados entraban por la puerta. Y tras todos ellos entró un chico que ninguno había visto antes. Se paró junto al profesor y escribió su nombre en la pizarra.
—Chicos, os presento a Nozomi Kuroda. Se unirá a nuestra clase a partir de hoy—les dijo el profesor.
— ¡Yoh!—contestó Nozomi como único saludo, sin expresión alguna en su cara.
Todos los alumnos comenzaron a mirarle de arriba a abajo y a murmurar con sus compañeros. El joven no parecía tener ningún interés en ellos, miraba a las musarañas esperando a que el profesor le permitiera tomar asiento. Vestía ya el uniforme, el mismo que se llevaba en todas las escuelas públicas, recto y negro. Pero Nozomi lo vestía de un modo poco apropiado, la chaqueta estaba desabrochada y, en lugar de llevar una camisa blanca, tenía una camiseta naranja con el nombre “Highschool of the Death” y el dibujo de su protagonista. También llevaba un par de cadenas enganchadas al pantalón con la forma de los totems de MäR, un cinturón blanco con el nombre Death Note y manzanas rojas por todo él y un colgante con la sonriente y sangrienta luna de Soul Eater. En su oreja derecha lucía un pendiente igual al de Orochimaru. Además de todo eso, su cabello estaba en punta teñido de azul y lo adornaban unas gafas rojas que recordaban a las de los protagonistas de muchos animes. Ni siquiera sus ojos se libraban, llevaban lentillas naranjas con pupila alargada.
—Hey, hey, ¿has visto eso? Tenemos a un friki salido directamente de la tele—rió un chico al fondo de la clase, hablando bastante alto para que todos pudieran oírle.
El profesor, probablemente pensando lo mismo, no dijo nada mientras la mayoría de la clase se ponía a reír. Pero Nozomi no pareció molestarse por ello, no les hizo caso alguno y se fue al pupitre al fondo junto a la pared que el profesor le indicó.
—Hola, me llamo Ryūichi Isagi, puedes llamarme Ryu—le dijo sonriente su compañero de la mesa de enfrente.
—Yoh—contestó sin prestarle mucha atención, acomodándose en la silla como si fuera a dormirse.
—Am… Espero que podamos ser amigos…—insistió el joven de pelo y ojos castaños.
Comparado a Nozomi, aquel chico era completamente normal, a parte de una cara algo atractiva y el cabello un poco más largo, nada le distinguía del resto de jóvenes.
—Mm—contestó con pinta de estar aburrido.
—Silencio todos ya, vamos a empezar con la clase—anunció el profesor cansado de los murmullos nada disimulados.
Durante el resto del día Nozomi no abrió la boca y nadie se le acercó, incluso Ryūichi, que quería ser su amigo, no se atrevía a decirle nada viendo que él no tenía ganas de conversar. Durante el almuerzo Nozomi desapareció sin que nadie se diera cuenta a pesar de su aspecto llamativo.
Mientras tanto, un grupo de tres jóvenes con el pelo decolorado, aspecto desgarbado y andares amenazantes rondaba los pasillos del instituto. Dos de esos chicos pertenecían a la clase 2-C y uno de ellos era quien había hecho el comentario despectivo acerca de Nozomi.
—Koji, mira eso, al friki parece gustarle comer solo—dijo uno de ellos al mirar por una de las ventanas de la parte trasera del instituto.
Nozomi estaba sentado sobre el césped contra la pared del edificio, comiendo un bocadillo a la vez que leía un manga.
— ¿Ese es el chico nuevo?—comentó Koji, el más alto de ellos.
—Sí, con esas pintas va pidiendo a gritos que se metan con él—rió el último.
—Bien, pues escuchemos su petición—una perversa sonrisa se dibujó en el rostro de Koji.
Dos de los jóvenes se marcharon y al poco rato regresaron con un par de cubos.
— ¿Sigue ahí, Takashi?—preguntó uno al que se había quedado vigilando.
—Ahí está, pero ya ha terminado de comer—contestó el joven con tupé abriendo despacio la ventana.
—Bien, entonces tú primero, Boo—le dijo Koji.
Sin dudarlo, Boo lanzó un cubo lleno de pegamento disuelto que habían conseguido en el laboratorio de química sobre Nozomi y, antes de que pudiera reaccionar, Koji lanzó un cubo lleno de serrín. El joven quedó completamente cubierto por aquella pegajosa mezcla pero no dijo una sola palabra, tan solo levantó la cabeza cautelosamente para observar a sus atacantes con una expresión serena.
—Vaya, ¿te encuentras bien? Eso parece un tanto… pringoso—rió Koji sin molestarse en ocultarse.
No hubo respuesta, Nozomi se marchó de allí directo a los vestuarios de gimnasia. Ya se esperaba algo como aquello, estaba bastante acostumbrado, pero lo que más le molestaba era que hubieran manchado todos sus complementos. Sacó de la mochila su uniforme de gimnasia, que todavía no había guardado en la taquilla, y dejó toda su ropa manchada junto a él en uno de los bancos. Se metió en las duchas rápidamente para quitarse aquella porquería del pelo y la cara, tarea que resultó algo más difícil de lo que había pensado. Sin embargo, cuando salió de la ducha con la toalla enrollada a la cintura, se encontró con que su chándal había desaparecido y solo quedaba su ropa manchada. Otra jugarreta más de aquel trío macarra. Se quedó un momento mirándola pensando qué podría hacer.
—Hey, Nozomi, puedes usar mi chándal si quieres—le dijo Ryūichi entrando al vestuario.
—No lo necesito—contestó cogiendo su ropa para lavarla todo lo posible—. ¿Qué haces aquí?
—He oído rumores por los pasillos de que te habían echado un cubo de serrín por encima. He venido a ver cómo estabas—respondió sentándose en el banco.
—Bien—contestó tan inexpresivo como siempre.
— ¿Cómo que bien? Estás lleno de serrín. Han sido esos gamberros ¿verdad? Los de clase—preguntó viéndole de reojo mientras lavaba su ropa—. Deberías decirle-
—No te metas, no necesito la ayuda de nadie—por primera vez le vio fruncir el ceño.
—Uh… De acuerdo, pero si necesitas una mano puedes recurrir a mí—le dijo sonriente.
—Mm.
Sin embargo Nozomi no recurrió a nadie, no le dijo a nadie lo qué había sucedido a pesar de que algún profesor se lo preguntó. Todos le miraban en clase y según caminaba por los pasillos, estaba llamando la atención más de lo que le habría gustado pero le importaba más bien poco.
Al día siguiente, los tres gamberros comenzaron la mañana metiéndose con Nozomi. Bajo la mirada de los profesores tan solo se burlaban verbalmente de él pero estaban esperando el momento en que pudieran quedarse a solas.
—Buenos días Nozomi—le saludó Ryūichi al entrar en clase.
—Yoh.
—Ah… Siempre tan expresivo—suspiró cabizbajo—. ¿Estás teniendo problemas con esos tipos?—le preguntó.
—No te metas—contestó sin dejar de leer el manga en sus manos.
—Vale, vale. Pero me preocupa, esos no son de los que te dejan tranquilo con una broma.
— ¡Heh!—Ryūichi se sorprendió al escuchar aquella risa y no entendía a qué se debía.
A la tercera hora comenzó la clase de gimnasia y la clase 2-C se llenó de risas.
— ¿¡P-pero qué coño!?
— ¿¡Qué es esto!?
Takashi y Boo gritaban furiosos con unos chándales rosas en las manos. La ropa de gimnasia, que normalmente era azul claro, se había teñido de un rosa claro.
— ¿¡Quién demonios ha hecho esto!?—preguntó Takashi mirando a todos sus compañeros que intentaban disimular su risa.
Entonces ambos gamberros miraron directamente a Nozomi, quien seguía cambiándose tranquilamente con un chándal nuevo, y este les devolvió la mirada y tras un segundo sonrió amplia y perversamente.
—Tú… has sido tú…—gruñó Boo con los dientes apretados.
— ¡Vamos chicos, todos al patio!—gritó el profesor de gimnasia haciendo sonar su silbato.
A los dos gamberros no les quedó de otra que ponerse el chándal rosa y salir a correr más avergonzados que en toda su vida.
—Nozomi, ¿de verdad has sido tú?—le preguntó Ryūichi sorprendido, cuando nadie les escuchaba.
—Ya te dije, no necesito ayuda—su rostro volvía a ser tan tranquilo como siempre.
—Sabes que después de esto se meterán aún más contigo, ¿verdad? Más agresivamente—le advirtió.
—Lo sé, será entretenido—Ryūichi sintió que Nozomi se divertía bastante con aquello.


— ¡Hahahaha! ¿En serio hizo eso? Ese chico tiene agallas—reía Koji mientras sus dos amigos le contaban lo que había sucedido en gimnasia.
—Sí, pero se las arrancaré una a una—Takashi apretaba los puños deseando golpear algo.
—Es un puto friki, te juro que no durará ni una semana—maldijo Boo.
—Tranquilos, mañana le jugaremos otra, no os preocupéis—les animó Koji.
Y así lo hicieron, cuando Nozomi fue a los casilleros de los zapatos a la mañana siguiente se encontró con que sus zapatillas no estaban.
— ¡Oh! Nozomi, seguro que alguien tiene algún par de repuesto, podríamos pedírselo…—dijo Ryūichi mirando a sus compañeros que parecían estar ignorándolos.
Pero Nozomi no esperó, entró en el instituto completamente descalzo sin preocuparse. El joven no llevaba su chaqueta del uniforme, la había dejado secando porque había estado hasta tarde quitándole todo el serrín. Llevaba puesta una camiseta negra de manga larga con la intención de disimular todo lo posible pero el dibujo de Bleach en el frente no ayudaba mucho. Había lavado tanto su pelo que le había quitado todo el tinte temporal azul así que se había dado uno rojo y se había puesto un pañuelo verde alrededor; mientras que las lentillas las había cambiado, por puro capricho, por unas del mismo verde esmeralda. Solo le faltaba el parche en el ojo para ser igual que Lavi. Pero a pesar de todos los cambios en su cabeza, las gafas protectoras no habían desaparecido, ahora colgaban de su cinturón.
—Nozomi, hoy no te escapes, comamos juntos—se susurró Ryūichi antes de que la clase terminara—. Es mejor si no andas solo, por esos tres.
—Ya te he dicho que no necesito ayuda—contestó sin molestarse en bajar la voz.
—No es ayuda, solo quiero compañía para comer, ¿de acuerdo?—le dijo poniendo la mano sobre el manga que estaba leyendo para asegurarse de que le escuchaba.
—Sí, sí, ahora no molestes más—respondió apartando su mano.
— ¡Silencio ahí atrás!—gritó el profesor para llamarles la atención.
Nada más sonó el timbre, Ryūichi se giró rápidamente para comprobar que Nozomi seguía allí. Suspiró al comprobar que su compañero no se había movido.
—Menos mal, creí que te esfumarías—comentó mientras sacaba su bento.
—Te dije que me quedaría, ¿no?—respondió guardando los libros que ni había mirado y sacando de su mochila el bocadillo.
— ¿Esa es tu comida? ¿No traes bento?—le preguntó Ryūichi girándose para comer en su misma mesa.
—No sé cocinar tanto como para prepararme un bento. Estoy bien con un bocadillo—contestó dando un gran bocado.
— ¿Cocinas tú en casa?—preguntó extrañado.
—Sí.
—Oye… Podrías extenderte un poco más en la respuesta ¿no?—dijo molesto.
—Cocino yo porque vivo solo. Hace poco que lo hago así que apenas sé hacer bocadillos, huevos fritos y ramen instantáneo—contestó algo incómodo por hablar tanto.
—Oh… ¿Entonces vienes de otra ciudad sin tu familia?—Ryūichi estaba contento por haber conseguido sacarle algo al fin.
—Correcto, tenía que cambiarme de colegio pero mis padres no podían venir por el trabajo, así que estoy solo. ¿Y tú?—no le interesaba realmente pero no quería hablar más de sí mismo.
—Vivo con mis padres, mi hermano mayor y mi hermana pequeña cerca de aquí—explicó animado.
— ¿Y por qué haces esto?—si no preguntaba algo más le tocaría volver a hablar y no podría seguir comiendo su bocadillo.
— ¿Huh? ¿Hacer el qué?
—Comer conmigo, hablar conmigo, todo eso.
—Bueno, es lo que hacen los amigos, ¿no? Yo solo quiero ser tu amigo—contestó agarrándole una mano, intentando que le creyera.
—Supongo, ¿pero por qué quieres ser mi amigo? Nadie más quiere serlo, todos me miran mal y muchos se burlan de mí. Nadie se acerca a mí, seguramente por miedo a que esos matones la tomen también con ellos. ¿Por qué tú sí te acercas?—sí tenía curiosidad por ello.
— ¡Oh…! Me gustaría decir algo como “me da igual lo que puedan hacerme esos tipos” o “haré lo que sea por un amigo aun si el resto me da de lado”, sin embargo no puedo verme tan heroico como eso. No tengo miedo porque sé que no me pasará nada. Mi hermano es uno de esos tres gamberros que se meten contigo, Koji, el mayor de todos. Él está en tercero y todo el mundo le tiene miedo, por eso nadie se meterá jamás conmigo y, por esa misma razón, tampoco tengo ningún amigo—contestó algo cabizbajo.
—Y como yo ya soy acosado por ellos, crees que no me importará ser tu amigo porque ya no podría ser peor y en todo caso incluso podrían aprovecharme de tu influencia para que me dejen tranquilos—Ryūichi se quedó algo sorprendido por aquello y temió quedarse solo de nuevo—. No necesito la ayuda de nadie para librarme de unos gamberros de tres al cuarto y, mientras no seas como él, me trae sin cuidado quién sea tu hermano. Así que puedes hacer lo que quieras, pero no me responsabilizo de nada.
— ¿Eh? ¿Eso quiere decir que está bien que sea tu amigo?—preguntó sorprendido.
—Repito, haz lo que quieras—contestó Nozomi sin querer mirar la gran sonrisa en el rostro de su compañero.
— ¡Yey! ¡Genial!—exclamó tan fuerte que incluso se oyó por encima de la charla de sus compañeros.
—No grites, no es para tanto, no soy bueno como amigo ni creo que tengamos los mismos gustos. Que sea conveniente no quiere decir que sea bueno—veía llegar lo peor.
—Eso no lo puedes saber todavía, no me conoces en absoluto. ¿Qué tal si me cuentas tus gustos y yo los míos?—su sonrisa era demasiado brillante.
—Paso, mis gustos son más que evidentes y los tuyos no me interesan—respondió acabándose el bocadillo.
—Vaya, así no podremos-
—Me voy, tengo algo que hacer—interrumpió levantándose.
— ¿E-espera, qué vas a…?
Nozomi se esfumó tan rápido que ni pudo seguirlo y no regresó a clase hasta que el profesor apareció.
—Hey Nozomi, ¿vamos juntos a ca- sa…?—preguntó Ryūichi al acabar la clase, pero Nozomi ya había desaparecido de nuevo—. ¡Ché! Parece un fantasma.
Bajó rápido a las taquillas de los zapatos esperando alcanzarle pero sus zapatos ya no estaban. Agotado física y mentalmente se quedó allí un momento, intentando pensar en la forma de hacer lazos más fuertes con su nuevo amigo.
— ¡Ryu! ¿Qué haces tan deprimido?—le llamó su hermano llegando a las taquillas.
— ¿Qué pasa? ¿Te ha dado plantón alguna chica?—le preguntó riendo Takashi.
— ¿O ha sido ese friki? Te he visto comiendo con él. ¿Ahora sois amiguitos?—inquirió Boo algo molesto.
— ¡No jodas! ¿Te has juntado al friki? Hermanito, busca mejores compañías—le dijo Koji mientras abría su taquilla—. Pero qué…
— ¿¡Wa!? ¿Y mis zapatos?
— ¡Y los míos!
Al abrir sus respectivas taquillas, los tres gamberros se encontraron con que estaban vacías.
— ¡Esto es cosa del friki!—gritó Takashi.
—Mierda, no podemos salir con las zapatillas… ¡Ryu, ve a casa y tráenos unos zapatos!—le ordenó su hermano.
—Jaja, ni lo sueñes—rió entretenido—. Os lo merecéis por haberle quitado las zapatillas.
— ¡Ryu!
— ¡Oh! ¡Mira, mira, hermano! ¡Tus zapatos saben volar!—rompió en carcajadas al ver los zapatos de los tres colgados en los cables de la luz.
— ¡¡Hijo de puta!!
— ¡¡Ese friki cabrón…!!
Ryūichi no podía dejar de reír mientras regresaba a su casa. Pensaba que Nozomi realmente sabía enfrentarse a gamberros como su hermano y se divertía con ello.


—Es extraño, después de la jugarreta de ayer pensé que harían algo terrible pero no ha pasado nada—comentó Ryūichi mientras barría la clase cuando acabaron ya al día siguiente.
—Espero que hayan aprendido la lección, se me acaba la paciencia con ellos. No me he cambiado de escuela para seguir con las gamberradas—murmuró Nozomi barriendo junto a las ventanas—. Y por cierto, ¿qué haces tú aquí? Me tocaba barrer con otro de clase ¿no?
—Ya, pero quería quedarme contigo por si acaso, no sea que te pillaran a solas y la armaran—le dijo sonriente.
—No necesito que nadie me ayude, tampoco el hermanito del macarra—aunque no parecía enfadado por ello.
—No estoy aquí para ayudarte como su hermano, sino para acompañarte como tu amigo—le dijo completamente serio.
—Ya, ya, no sobreactúes, no es necesario.
Entonces escucharon un ruido en ambas entradas de la clase.
— ¿Qué ha sido eso?—preguntó Ryūichi corriendo hacia la puerta trasera—. ¡Hey! ¡Estamos encerrados!
Sacudió la puerta pero no se abría. Corrió hacia la otra puerta pero tampoco podía abrirla.
— ¡Pasad buena noche, chicos!—gritó Koji desde fuera de la clase.
— ¿¡Hermano!? ¡Sácanos de aquí!—gritó golpeando la puerta.
—Me temo que no, esto te pasa por juntarte con el friki anormal—contestó riendo.
— ¡Hermano! ¡Hermano!
Por mucho que Ryūichi gritó no hubo más respuesta, ambos estaban allí encerrados sin modo de salir.
— ¡Mierda…! Lo siento Nozomi, esto es por mi culpa—le dijo girándose hacia él—. ¿Huh? ¿Nozomi? Sabes que estamos encerrados, ¿no?—le preguntó viendo que seguía tan tranquilo como antes.
—Lo sé. No te alteres, no es para tanto—contestó acabando de barrer.
— ¿Cómo que no es para tanto? Tendremos que pasar aquí la noche y yo tengo hambre—pensando que no podría comer hasta la mañana su estómago comenzó a rugir.
Sin decir nada Nozomi se acercó a su mochila y sacó de ella un bocadillo, entregándoselo a Ryūichi. También sacó ya de paso un spray de pintura negro.
— ¿Qué es eso?—preguntó observándole.
—Un bocadillo, es mi cena así que déjame un cacho—respondió acercándose a la pared trasera.
— ¡No, me refiero a eso otro! ¡Wah!—gritó sorprendido. Nozomi se cubrió boca y nariz con el pañuelo del pelo y comenzó a pintar sobre la pared—. ¡Quieto! ¿¡Qué estás haciendo!?
—No te preocupes, mantente alejado—le dijo tranquilo sin dejar de pintar.
— ¿¡Que no me preocupe!? ¡Estás haciendo un grafiti en la clase!—estaba histérico pero no podía, o no quería, hacer nada.
Al poco rato Nozomi terminó de pintarrajear las paredes y se dirigió a los pupitres de Takashi y Boo. Pintó un poco dentro de uno de ellos, manchando los libros y los bordes, y después dejó el bote de pintura en el pupitre del otro.
— ¿Estás pensando en inculparlos de esto?—preguntó Ryūichi comenzando a entender.
— ¿Tú qué crees?—Nozomi cogió su mochila y le dio a Ryūichi la suya.
—Pero si nos quedamos aquí sabrán que hemos sido nosotros y no hay modo de salir—le dijo preocupado.
— ¿Ah, no?—una suave risa hizo estremecer a su compañero.
Nozomi se acercó a las ventanas, cogió una silla y reventó el cristal de una de ellas. Aquellas ventanas solo se abrían con una manilla especial que no tenían así que no había otro remedio. Por suerte era ya tarde, el colegio había cerrado así que no había nadie que lo escuchara o los viera.
— ¡E-espera! ¡¡Estamos en un segundo piso!!—gritó Ryūichi.
Nozomi se cubrió las manos con el pañuelo y una camiseta de su mochila para no cortarse y se subió a la ventana. No lo dudó un segundo, saltó por la ventana y aterrizó en el suelo con sorprendente facilidad. Ryūichi corrió hacia la venta y se quedó boquiabierto al verle.
— ¡Vamos, cúbrete las manos y salta!—gritó mirándole desde abajo.
— ¿Bromeas? Yo no puedo hacer eso—contestó aterrado.
Nozomi se quedó un momento pensativo y entonces se fue sin decir nada. Ryūichi pensó que le había dejado allí abandonado y que acabaría recibiendo la culpa de todo. Pero entonces Nozomi regresó arrastrando un par de colchonetas. Las colocó bajo la ventana y se quedó mirando a su compañero.
— ¡Salta!—le gritó.
—P-pero…—Ryūichi no sabía qué hacer, estaba aliviado porque no le abandonara pero aun así estaba aterrado por saltar.
— ¡Ryu! ¡Salta ya! ¡Tenemos que largarnos rápido!—le dijo alzando los brazos hacia él como si le fuera a coger.
—Nozomi… me has llamado por mi hombre… Es la primera vez—estaba realmente emocionado.
—Claro, somos amigos, ¿no? Salta de una vez—le dijo ya impacientándose.
—Amigos… ¡Sí!—estaba tan entusiasmado con que Nozomi le viera también como un amigo que saltó inmediatamente.
Aterrizó sobre las colchonetas y se quedó un momento allí tumbado, con la mente en blanco. Nozomi se acercó a él y le extendió una mano.
—Vamos, hay que recoger esto—le dijo agarrando su mano y levantándole de un tirón.
—S-sí…—Ryūichi estaba fascinado por aquello, aún no podía creer lo que había hecho gracias a su nuevo amigo.


— ¿Ya te has enterado? Han expulsado una semana a mi hermano y a los dos de clase por las pintadas y por romper la ventana—le dijo Ryūichi regresando a clase a la última hora tras haber ido a investigar.
— ¿Quieres que me sienta culpable?—preguntó Nozomi sin dejar de leer su manga.
—No, es justo por lo que hicieron. Si no nos hubieras sacado habríamos estado encerrados hasta esta mañana—le dijo apoyando sobre su mesa.
—No lo hice porque fuera justo. Recibirán lo que me den, si no reaccionas cuando se meten contigo seguirán molestándote continuamente—replicó—. Además, no soy del tipo que se queda sin hacer nada cuando le incordian.
—Eso me parece bien, pero ahora deberíamos cuidarnos. Mi hermano y sus amigos no se quedarán sin hacer nada después de esto—estaba bastante preocupado, conocía muy bien a Koji.
—Esto tiene una mecánica muy básica: la pelota pasará consecutivamente de un lado a otro de la red hasta que uno de los dos bandos no pueda golpearla más. Quien dé el remate más potente ganará y quien no resista la contienda perderá. Esos chicos son unos novatos en esto comparados conmigo, no tienen ninguna oportunidad, yo ganaré esta guerra—explicó mirándole muy serio.
—Un partido, una contienda, una guerra… Aclárate y escoge uno, no mezcles términos—rió su compañero.
— Oye, he hablado completamente en serio—parecía molesto pero el tono de su voz no había cambiado en absoluto.
—Lo sé, lo sé, es que me ha impresionado tanto que me estaba asustando-
— ¡Suficiente! ¿Queréis prestar atención?—les gritó el profesor golpeando la pizarra.
Al acabar la clase Ryūichi consiguió que Nozomi le esperara y salieron juntos. Salían tranquilamente, sin embargo la calma desapareció al encontrarse con los tres gamberros poco más allá de la entrada del colegio.
—Vaya, hermanito, ¿dando un paseo con tu friki-amigo?—le preguntó Koji con una malvada sonrisa.
—Am… Hermano… qué…—Ryūichi parecía bastante asustado.
—Bien, tenemos algunas cosas pendientes con tu amigo—Takashi hizo crujir sus nudillos.
—Ryu…—Nozomi cogió a su compañero disimuladamente por la muñeca y él le miró confuso—. ¡Corre!
Nozomi salió corriendo, arrastrando a Ryūichi con él y los tres gamberros se apresuraron a ir tras ellos.
— ¡No-nozomi! ¿Qué haces? ¿No se supone que te enfrentarás a ellos?—preguntó sorprendido por la velocidad a la que corría su amigo.
— ¿Bromeas? Soy bueno devolviendo bromas pesadas pero no soy nada bueno en el cuerpo a cuerpo. ¿Tú me has visto? No tengo músculos ni fuerza que valga, aunque correr no se me da mal—le dijo sin frenar lo más mínimo.
Iban pocos pasos por delante de los gamberros y no conseguían dejarles atrás.
—Es-espera… Si me dejas podrás ir más rápido, te estás conteniendo por mí—le dijo entre jadeos, yendo casi a rastras.
—Ni hablar. Somos amigos, ¿no? Nunca se deja atrás a un amigo—sentenció serio—. Allí, el parque.
Cuando giraron en una esquina se encontraron con un gran parque, rodeado de frondosa vegetación. Entraron en él y, antes de que los gamberros les vieran, se escondieron entre los matorrales y se quedaron completamente quietos. Fue una suerte ya que Ryūichi apenas podía dar un paso más.
—Ah… Ah… No…zomi… Qué velocidad…—jadeaba agachado junto a su compañero.
—Ya te dije, no se me da mal correr, suelo hacerlo cuando me pillan por algo gordo—respondió con la respiración más calmada que la de su compañero.
Mientras Nozomi observaba a través de los arbustos por si los gamberros aparecían, Ryūichi le observaba a él admirado. Su corazón estaba latiendo muy rápido pero no era por la agitación de haber corrido. Se sentía muy nervioso estando tan cerca de su amigo, casi tumbado encima de él. No pudo resistir el impulso y le besó, apenas juntando sus labios, sorprendiendo a Nozomi.
— ¿Qué es esto? ¿Otra broma?—preguntó cuando se apartó.
— ¿Eh? ¡Ah! ¡No, no, esto… yo…! Cre-creo que me gustas—intentaba calmarse pero era totalmente imposible, creía que el corazón iba a salirse de su pecho.
— ¿Solo lo crees?—su expresión no cambiaba ni un ápice.
—Bu-bueno… es que… es la primera vez que me gusta un chico… y estoy algo confuso—realmente no sabía cómo había llegado a tener esa clase de sentimientos por su amigo.
—Mm… Siendo así está bien—respondió tras pensarlo un segundo.
— ¿Huh? ¿Cómo que está bien?—no entendía a qué se refería exactamente con eso, en realidad no solía entenderle muy a menudo.
—Está bien si quieres que salgamos juntos, es problemático salir con mujeres—respondió tranquilamente.
— ¿Por qué es problemático salir con chicas?—preguntó confuso. ¿Solo saldría con él por eso?
—Porque las chicas no corren, se quedan ahí esperando que las protejas y ya te he dicho que no soy bueno peleando. No digo con esto que saldría con cualquier chico, nunca me han interesado, pero está bien si es contigo—aquellas palabras y la sinceridad con la que las decía dejaron completamente paralizado a Ryu.
—En-en-entonces…—tartamudeó tembloroso.
—Repitamos lo de antes, fue demasiado rápido—le sujetó por la nuca y le besó nuevamente, esta vez uniendo sus labios más intensamente.
Ryūichi estaba completamente aturdido, no sabía si aquello había sido un “pues vale” solo porque era fácil y conveniente o una declaración de amor al estilo de Nozomi. Pero pronto no pudo seguir pensando en nada, su mente se quedó completamente en blanco mientras el beso se iba intensificando. La lengua de Nozomi entró en su boca sin resistencia alguna y jugueteó en su interior mientras la saliva se deslizaba de una a otra.
—Vaya, vaya, dos tórtolos en el parque.
—Haciendo cosas sucias a la vista de todos.
Los tres gamberros aparecieron frente a ellos, pero por el lugar contrario al que los esperaban. Ryūichi se separó rápidamente, por un momento sintió que su corazón se paraba.
—Her-hermano… yo…—estaba en shock, no sabía qué hacer.
—No me llames hermano, no reconozco a una marica como mi hermano. Menuda pareja hacéis, el marica solitario y el marica friki. Esto va a ser el bombazo del siglo cuando todos se enteren—rió Koji mirándoles altanero y despreciativo.
Mientras soltaba estupideces, Nozomi se puso las gafas protectoras y sacó de su mochila un bote de spray. De pronto soltó el bote entre los pies de los gamberros y un gas salió rápidamente, invadiendo todo el lugar, rebosando entre las plantas. Nozomi cubrió con su pañuelo los ojos de Ryūichi y le arrastró consigo, saliendo a toda velocidad de allí.
— ¡No-nozomi! ¿Qué era eso? Mis ojos… mis ojos queman. No veo…—le dijo dando torpes pasos.
—Tranquilo, deja que yo te lleve, solo corre y confía en mí—le pidió corriendo sin parar.
—Oh… Sí… confío en ti—estaba tan sorprendido por sus palabras y su mano sosteniéndole era tan firme que no pudo decir más y simplemente corrió tras él sin poder ver nada.
Tardaron apenas tres minutos en llegar a la casa de Nozomi. Un pequeño salón-comedor, con un baño y una cocina. El futón estaba tirado en el suelo desecho, la mesa estaba cubierta por mangas y un tazón sucio, las paredes se recubrían de estanterías repletas de mangas y figuras y el suelo estaba lleno de cajas de mudanza aún sin abrir.
—Mm… ¿Estamos en tu casa? Qué lástima que no pueda ver, realmente quería saber cómo era—no veía pero según era guiado se daba cuenta de que no era muy grande y además estaba abarrotado.
—No te preocupes, pronto estarás bien—le sentó en el futón y se fue a por agua fría.
—Por cierto, ¿qué era ese gas?—preguntó mientras palpaba a su alrededor.
—Eso era una bomba casera de algo parecido al gas lacrimógeno. Casi no te ha afectado al cubrirte los ojos así que el escozor se irá en seguida, por el contrario esos tres lo pasarán un poco peor—le explicó mientras le refrescaba los ojos.
— ¿La hiciste tú? ¡Wao! Eso va todavía más allá del gamberrismo corriente—rió bastante impresionado.
—Bueno, antes yo no era un… gamberro normal. Se supone que estoy aquí para reformarme pero no me dejan—debía estar molesto por ello pero realmente le divertía.
Con gentileza mojaba los ojos de Ryūichi que todavía no podía abrir. Le miraba fijamente, pensando en todo lo que había sucedido antes de llegar allí. Aunque no lo aparentara, se lo estaba tomando muy en serio porque él mismo no comprendía del todo sus sentimientos. No sabía porqué aquel chico se había metido de pronto tan profundo en su cabeza aun habiendo intentado evitarlo.
— ¿Y te gusta vivir solo?—le preguntó Ryūichi intentando romper el silencio algo nervioso.
—Ahora sí—respondió sintiendo cómo su autocontrol desaparecía.
Viéndole tan indefenso y tan vulnerable, sin poderse defender ante un ataque, Nozomi no pudo resistirlo y se lanzó sobre él. Cayeron sobre el futón y ahogó la sorpresa de Ryūichi con sus labios. Sujetó sus brazos esperando que forcejeara pero no lo hizo.
—Ah… No-nozomi…—jadeó cuando separaron sus bocas.
—Sé que es pronto pero quiero hacerlo, tengamos sexo—le dijo impaciente.
—Um… E-está bien pero… pensé que yo sería el de arriba. Quiero decir, soy el mayor, en edad y tamaño…—tartamudeó apurado.
—Lo eres por muy poco. Has sido tú quien se ha declarado y quienes se declaran son las chicas ¿no? Además ahora no ves nada así que simplemente siente lo que yo haga—concluyó la discusión.
Nozomi desabrochó su camisa y se sorprendió al ver que su piel bajo la ropa era bastante pálida. Se inclinó sobre el pecho de Ryūichi y le besó, lamiendo su cuello hasta sus tetillas y succionando los rosados pezones. Todo el cuerpo de Ryūichi se estremecía con el suave y gentil contacto de Nozomi, no podía ver nada así que sus sentidos los llenaban las caricias cada vez más intensas. Nozomi desabrochó el pantalón que estorbaba en su camino y se deshizo rápidamente de él.
— ¡Ah! ¡Espera! ¿Sabes cómo hacerlo con un chico?—le preguntó Ryūichi ya que él tampoco estaba muy seguro.
—Sí, en los mangas se aprende mucho. Alguna vez he leído mangas yaoi, los de romance no son lo mío pero hay algunos muy buenos—explicó mientras le quitaba también los calzoncillos.
— ¿Eso… eso quiere decir que no lo habías hecho antes?—preguntó sorprendido por su soltura.
—No, soy virgen con chicos y con chicas—contestó sin importarle.
Nozomi alzó las piernas de Ryūichi, levantando su trasero y apoyándolo sobre su pecho.
—E-espera… qué vas a- ¡Uhn! ¡No-nozomi…!—gimió al sentir la lengua de su compañero en su entrada.
Lamió alrededor de su agujero, cubriéndolo con su saliva y después introdujo su lengua, moviéndola en su interior para abrirle poco a poco. El cuerpo de Ryūichi se agitaba y Nozomi le sostenía firme para que no escapara.
—Hoh… Te has puesto duro solo con mi lengua en tu trasero—rió suavemente.
— ¡Es tu culpa! ¡Eso se siente extraño!—gritó muriéndose de vergüenza.
—Ya, ya, tranquilo—le dejó sobre el futón y se arrodilló a su lado—. Yo también me he puesto duro y solo te he lamido.
Nozomi cogió la mano de su compañero y la guió hasta su entrepierna. Ryūichi se sorprendió al sentir el calor que desprendía y lo duro que estaba. Desabrochó la cremallera de su pantalón y, apoyando la cabeza en su regazo, lamió la erección de Nozomi por encima del calzoncillo.
—Oh… Qué húmedo está…—murmuró cuando lo desvistió por completo.
—Claro, estoy excitado. Tú también estás muy mojado aquí—llevó su mano al trasero de Ryūichi y comenzó metiendo uno de sus dedos en él—. Abre más tus piernas.
Mientras su entrada era dilatada, Ryūichi comenzó a lamer la verga de Nozomi, llevándola todo lo profundo que podía en su garganta. Su fuerte olor y sabor lo estaba aturdiendo más de lo que ya estaba y no quería detenerse.
—Ah… Ya, si sigues voy a correrme…—le dijo intentando apartar su cabeza, pero Ryūichi lo estaba disfrutando quizás más que él—. La primera vez prefiero hacerlo dentro de ti.
Con aquellas palabras Ryūichi se apartó y Nozomi se apresuró en ponerse entre sus piernas. Las separó, juntando las rodillas al pecho, y frotó su miembro contra la entrada, forzándolo a entrar lentamente.
— ¡Aah! ¡No-nozomi… no entra! No puede…—gimió tembloroso, aferrándose al futón.
—Pronto se moverá mejor, solo tienes que relajarte—le dijo intentando contenerse para ir lento.
Besó con dulzura sus labios y dejó que los gemidos se perdieran en su boca hasta que consiguió entrar hasta el fondo.
—Nozomi… está dentro de mí… Tú polla está dentro de mí…—se abrazó con fuerza a los hombros de su compañero.
—Sí, está toda dentro, es muy apretado. ¿Te gusta?—le preguntó acariciando su cabello.
—Lo amo… es increíble… Tan duro y caliente…—sus caderas comenzaban a sacudirse por sí mismas.
—Bien, entonces me moveré ahora.
Nozomi comenzó a moverse lentamente en el interior de Ryūichi, sacando su miembro casi por completo y después penetrándole hasta el fondo. Sus paredes se aflojaban cada vez más hasta que Nozomi pudo moverse libremente cada vez más rápido. Los gemidos llenaban la habitación, deleitando los oídos de su compañero. Nozomi quería llegar todavía más profundo, tumbó de lado a Ryūichi y levantó una de sus piernas, sintiendo que alcanzaba todavía más lejos.
—Ah… N-nozomi… estás tocando… ese punto…—gimió con fuerza, aferrándose al futón.
Todo su cuerpo se sacudía, temblaba de arriba a abajo, no podía soportarlo más. Sin que tan siquiera rozara su miembro, Ryūichi se corrió apretando en su interior aún más el falo. Nozomi tampoco pudo contenerse más, resultó tan excitante que derramó toda su simiente en el interior de Ryūichi.
—Ugh… No he podido resistirlo, demasiado bueno—suspiró algo molesto consigo mismo.
—Nn… Nozomi… Se siente extraño—jadeó intentando incorporarse.
— ¿Es incómodo mi semen?—preguntó intentando contener una risilla.
—No sé… Es muy caliente y raro—estaba bastante avergonzado y la forma tranquila con que hablaba Nozomi lo era todavía más.
—Vamos, te lavaré—le dijo ayudándole a levantarse.
Andando torpemente, Ryūichi consiguió llegar al baño. Nozomi echó un largo chorro de jabón en la esponja hasta que rebosó de espuma.
—Ponte de rodillas, apóyate aquí—le dijo poniéndole contra la bañera—. Abre bien tus piernas o no podré llegar bien.
—Nozomi… puedo hacerlo yo mismo…—le dijo sintiendo cómo su rostro entraba en calor.
—No, lo haré yo, es mi responsabilidad—respondió sin dejar que se moviera.
—T-tú siempre dices que no necesitas ayuda, yo tampoco la necesito—no podía ver de todo aún pero aquello era demasiado.
—Esto no es ayuda, voy a disfrutarlo más que tú—contestó relamiéndose los labios.
Nozomi usó sus dedos para abrir la entrada de Ryūichi y dejar salir el semen que rebosaba.
— ¡N-no! Me estoy… poniendo duro de nuevo…—gimió sin aguantar los placenteros dedos moviéndose en su interior.
—Está bien, podemos repetir si quieres—la verdad era que él también tenía una erección.
Cuando sacó todo el semen de su interior, Nozomi le sentó en el suelo y frotó con la esponja sus muslos y su entrepierna. Tras quitar el jabón con la ducha, Nozomi se inclinó sobre su miembro y comenzó a lamerlo.
—Nozomi, puedo… puedo…—no se atrevía a preguntarlo por la posible respuesta.
— ¿Quieres entrar en mí?—preguntó sacando el miembro de su boca.
—Mm… Sí… ¿Puedo?—su miembro palpitaba tan ansioso como él.
Sin responder, Nozomi se quitó toda la ropa y se arrodilló sobre Ryūichi. Cubrió sus dedos con gel y lo usó para dilatar su entrada.
—Oh… Nozomi…—con el agua de la ducha cayendo sobre él, Ryūichi comenzaba a ver un poco mejor con sus ojos aliviados—. Estás… Mm… ¡Muy sexy!
Frotó ambos miembros juntos mientras Nozomi seguía dilatando su propia entrada. El rostro de su compañero se veía por primera vez vulnerable, intentaba contenerse pero no podía evitar mostrar el placer que sentía. La saliva se acumulaba en la boca de Ryūichi, observando aquel delicioso manjar que se agitaba sobre él como tanto lo había deseado. Se lanzó a su cuello y le mordió y succionó, dejando una intensa marca en él.
— ¿Es que eres un vampiro?—le preguntó Nozomi intentando no gemir.
—L-lo siento… No he podido evitarlo—respondió ansioso por continuar.
—Ah… No se puede evitar. Estoy tardándome demasiado—sacó los dedos de su interior y guió el miembro de Ryūichi hasta rozar su entrada.
—Está… está bien, hasta que estés listo…—aunque en realidad quería continuar rápido.
—Calla y ayúdame, no puedo yo solo—replicó, costándole meter el miembro.
— ¡S-sí!—exclamó nervioso.
Separó las nalgas de Nozomi y le ayudó a introducir la punta del falo. Sosteniéndose en los hombros de Ryūichi, Nozomi usó su peso para bajar sobre el miembro y en apenas un momento ya lo tenía dentro casi por completo.
—Ah… ¡Ah! ¡Qué caliente…! ¡Wa! Siento que me derrito dentro de ti…—le dijo Ryūichi apretando con fuerza sus nalgas.
— ¡Ya cállate! Tu polla está más caliente que yo—le dijo algo avergonzado.
Se abrazó a Ryūichi para que no viera su rostro y comenzó a moverse. Sus cuerpos pegados se frotaban, ardiendo cada vez más; la humedad del agua se mezclaba con la de sus fluidos, encharcando sus entrepiernas. Hacía apenas unos minutos que lo habían hecho pero ya se sentían como si llevaran semanas de abstinencia.
—No-nozomi… muévete más rápido… por favor…—le pidió, moviendo él mismo sus caderas.
Los gemidos y el sonido de sus cuerpos chocando resonaban en las paredes del baño y continuó hasta que ambos quedaron exhaustos. No pisaron la calle en todo el fin de semana, Ryūichi apenas hizo una llamada a sus padres diciéndoles que se quedaba a dormir en la casa de un amigo y a ellos no les quedó de otra que aceptarlo.
—Tus padres van a cabrearse—comentó Nozomi.
Era ya lunes por la mañana y la pareja se dirigía al colegio con sus cuerpos agotados como si hubieran corrido una maratón.
—No me importa, no me arrepiento en absoluto—contestó con una gran sonrisa.
En aquel momento nadie podría arrebatarle la gran felicidad que llenaba su interior, no cabía en sí de la euforia que sentía.
—No me culpes luego a mí si te castigan, no quiero saber nada.
La actitud de Nozomi parecía seguir siendo la misma que al principio, pero era solo en apariencia, Ryūichi sabía que ahora compartían los mismos sentimientos.
— ¡Oh! Problemas…—murmuró Ryūichi.
El hermano de Ryūichi y sus dos seguidores les estaban esperando a una calle de la puerta principal de la escuela. Les habían visto y ya no había forma de ocultarse. Los tres matones parecían estar de un humor de perros, especialmente Koji.
—Vaya, vaya, no estaba seguro de si aparecerías por la escuela después de pasar el fin de semana con el otro marica—gruñó acercándose a ellos en actitud amenazante.
—Ah… um… hermano…—no sabía qué decir, lo único que quería era huir de allí, tiraba de la chaqueta de Nozomi pero este no le hacía caso y no se movía del sitio.
—Vamos a dar una lección a un par de mocosos como vosotros y os pondremos en el camino correcto—esas palabras sonaban realmente extrañas viniendo de la boca de Koji.
— ¡No-nozomi vámonos!—gritó Ryūichi aterrado, agarrándole del brazo.
—Ya me harté—contestó Nozomi soltándose—. Aquí se acaba el juego.
Sacó del bolsillo de su pantalón una pistola eléctrica y la apuntó directamente al matón que estaba casi encima de él. Se escuchó la vibración de la electricidad y el brillo azulado del hilo que pasaba entre los dos electrodos iluminó el rostro de Koji a pocos centímetros.
— ¿¡P-pero qué coño!? ¿Cómo tienes algo así?—preguntó dando un paso atrás.
—Para lidiar con una sanguijuela creo que lo mejor es electrocutarla. ¿Qué opinas, probamos contigo?—contestó con una perversa sonrisa—. Si vuelves a amenazarnos o a meterte con nosotros, quieras o no recibirás los 3.000.000 de voltios. Eso incluye cuando estés en vuestra casa con Ryu y va para los tres. ¿He sido claro?—la pistola chisporroteó amenazante.
— ¡Ché! Bastardo… No merece la pena, vámonos—les dijo Koji alejándose con los otros dos gamberros.
No quería admitirlo pero estaba temblando, la mirada de Nozomi era demasiado sombría y estaba claro que hablaba en serio.
—Wao… ¡Eso ha sido genial! ¿De dónde has sacado ese arma? ¿Es de verdad? ¿No es ilegal?—preguntó Ryūichi impresionado.
—No preguntes cosas que no debes saber. Esos idiotas nos dejarán en paz y eso es lo que importa—contestó guardando la pistola eléctrica.
—Sí, has ganado la guerra—sonriente le dio un beso en la mejilla.
—Si vas a premiarme hazlo bien—Nozomi le agarró del cuello de la chaqueta y le bajó a su altura para besarle, sin preocuparse de quién estuviera alrededor.

FIN

9 comentarios:

  1. Yaay~~ Me encantó *^* Adoro los chicos con la personalidad de Nozomi.

    Y un puntazo hacerlos sukes *¬* Deberian haber muchos mas mangas y fics con personajes asi.

    Espero que subas algun otro pronto.

    Gracias.

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  2. WOOOOOO!!!! esta genial...me facino, se supone que me iba a pober a ver un cap de Inuyasha pero al ver este finc no vi nada jejejejejje.....estubo genial!!! y ese el el fin de la historia, no habra continuacion?....me encanto Nozomi y me dio miedo en varias ocaciones jejeje....espero leer más ^¬^.....tienes managas hechos por ti?? O-O

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  3. Me alegra mucho que os guste, a mí también me gustan mucho los chicos con la personalidad de Nozomi ^^.
    Por el momento este es el final, no tengo intención de continuar con la historia pero nunca se sabe.
    Por desgracia todavía no tengo ningún manga hecho por mí, no se me da bien dibujar, pero estoy buscando a alguien que sepa hacerlo y me ayude a adaptar uno de mis fics.

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  4. Woooo eso es genila!!.....te ayudaria en lo del manga si no fuera que no se dibujar jejejjejejejje ^¬^U........pero mi amiga Dani si sabe, de hecho yo soy como su editora ¬¬....jejejejje aunque nunca me cumple, es como chiaki de Sekaiichi......pero la comprendo no tiene tiempo por la escuela y su trabajo......bueno....espero ver pronto un manga tuyo y otro finc

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  5. Waaa esta genial n.n me encanto desde el principio hasta el final, y si estaria genial que lo convirtieran en manga
    Gracias >('-')<

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  6. waaaa...ese fic estuvo realmente genial, me encantó Nozomi, el hombre mas sexy q quiero conocer (sonrisa perversa)....ME ENCANTÓ....REALMENTE ESTUVO GENIAL

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  7. estuvo muy lindo *0* te quedo lindisimo ¡¡¡
    Ojala subas algo mas como sukes xD ok no ahah pero encerio hermoso *¬*

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  8. me...m-me ENCANTA!!!! *0* quiero seguir leyendo más y más hasta quedarme ciega (ºoº)/

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  9. ME ENCANTOOO!!!! *O* me harias realmente felix si siguieses con la historia. Yo se dibujar y te ayudaria encantada pero dado k un tio solo me sale bien una vez al mes como k no >.<

    SIGE ESCRIBIENDO :3

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