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Putos vampiros [cap2]

Título: Putos Vampiros

Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale/Stiles Stilinski: Steter

Autor: KiraH69

Género: Slash, Yaoi

Clasificación: +18         Advertencias: lemon, disforia

Capítulo 2 de ?

Resumen: Un puto vampiro transforma a Stiles y manda a la mierda todo el esfuerzo que había hecho con su transición.

Capítulo 2

 Cuando se acercaba el amanecer y Stiles comenzó a sentir un picor en la piel, Peter bajó todas las persianas del apartamento y este se quedó en una completa oscuridad. Ambos aún podían ver en la oscuridad, los ojos de ambos brillando. Peter le miraba fijamente con una expresión que parecía de fascinación. Stiles se percató de que aún no había visto sus propios ojos brillando. Se levantó y se miró en el espejo sobre la cómoda. Rojos. Como la sangre, como un alfa.

—¿S-soy un alfa?—preguntó en un susurro con algo de titubeo.

—No, no existe esa jerarquía entre los vampiros. Todos tienen esos mismos ojos, aunque eso no los hace menos hermosos.

Los ojos de Stiles brillaron más intensos por un instante. El corazón de Peter no vaciló en una sola de sus palabras, nunca lo hacía.

—Voy a poner una cortina en la habitación para asegurarme de que no entra nada de luz y mañana las pondré en el resto del apartamento.

Peter desapareció antes siquiera de que pudiera pensar algo que decir. No se le daba bien aceptar cumplidos, no estaba acostumbrado a ello, y era aún más difícil con alguien como Peter que raramente dedicaba palabras amables a otros.

Las persianas eran lo bastante gruesas y tupidas como para no dejar pasar la luz, pero Peter se aseguró clavando una tela gruesa sobre la ventana.

—¿Tienes sueño o estás cansado?—le preguntó Peter.

Stiles frunció el ceño pensativo. En realidad no se sentía cansado como se sentiría normalmente, no había sentido el bajón de adrenalina habitual tras una pelea ni le molestaban los ojos tras haber pasado horas investigando en el ordenador. Ni siquiera había bostezado (nunca pensó que echaría de menos los bostezos), pero su cuerpo se sentía con menos energía, como si tuviera que esforzarse más para hacer cualquier cosa. Era una sensación muy sutil, pero parecía ir haciéndose más fuerte según amanecía.

—Creo que... ¿algo así? Puede que me afecte el día—era difícil de explicar cuando ni siquiera él lo comprendía.

—Es posible que ralentice tu sistema. ¿Quieres que te deje descansar?

Stiles agachó la mirada y se mordió el labio. No estaba seguro de si se quedaría dormido y no quería quedarse solo con su propia mente durante todo el día, pero tampoco quería obligarle a dormir durante el día. No quería que cambiara su rutina por culpa de su nueva situación.

—También puedo quedarme—sugirió Peter ante su indecisión—, si te parece bien dormir conmigo.

—Si duermes durante el día, te volverás nocturno.

Peter sonrió y comenzó a abrir la cama.

—He sido nocturno la mayor parte de mi vida, no será un problema.

Se metieron en la cama y al principio Stiles intentó mantenerse a un lado, pero tardó pocos minutos en acabar acurrucado junto a Peter. Era ridículo intentar aparentar a estas alturas. Además, era demasiado tentador. El calor del lobo parecía ahora aún más intenso que antes, tal vez porque su propio cuerpo se había vuelto más frío. Era como estar abrazado a una estufa. Una estufa que olía muy bien. Solo quería estar rodeado de ese olor, era reconfortante, cálido y fresco, como tierra y bosque y lluvia, y al mismo tiempo se le hacía la boca agua, toda esa sangre bajo la piel, tan deliciosa y llena de poder.

Sintió saliva deslizarse por la comisura de sus labios y por un momento pensó que estaba babeando en sueños, hasta que se dio cuenta de que su boca estaba pegada como una sanguijuela al cuello de Peter mientras lamía y succionaba, empapando la piel con su saliva. Se apartó bruscamente y casi salió volando de la cama de no ser por la mano de Peter que lo agarró por la pantorrilla cuando estaba a punto de caer.

—Oh, dios, oh, dios, lo siento mucho, madre mía—repetía aún aturdido.

—Stiles, Stiles, cálmate. No ha pasado nada—intentaba ocultarlo, pero sus labios se curvaban en una sonrisa.

—Pero, pero te he...

—Ni siquiera me has mordido, solo estabas chupando, y si me hubiera molestado te habría detenido cuando empezaste hace media hora.

—¡Oh, dios!—se cubrió la cara con ambas manos. ¡Había estado chupándole el cuello a Peter media hora! Y por la marca roja que apenas había comenzado a desvanecerse, no había sido muy amable.

—Son tus instintos, no es nada malo—le aseguró apretando su pierna.

—Pues vaya instintos—suspiró. Frunció el ceño cuando se le ocurrió una extraña idea—. ¿Si te mordiera te transformarías? ¿Serías un vampiro-hombre lobo o un hombre lobo-vampiro? ¿Vampiro lobo o hom-?

—Ya va a anochecer, ¿tienes hambre?—le interrumpió, levantándose de la cama.

—Hey, es en serio, no quiero transformarte, uh...—Stiles vio de refilón la erección en los pantalones de Peter y daba gracias por no poder volver a sonrojarse. Era algo natural, una reacción muy habitual y no tenía nada que ver con que hubiera estado chupándole el cuello durante media hora. ¿Verdad?

—No puedes transformar a alguien que, de entrada, no es humano y según tengo entendido tampoco puedes transformar a un humano con un mordisco. Según creo tendrías que darle a beber de tu sangre también. Y hablando de sangre, ¿tienes hambre?—repitió.

—Mm... P-puede. Aunque no se siente como siempre—su estómago no rugía, era más una sensación en sus venas. Se dio la vuelta cuando abrió el armario para cambiarse de ropa.

—Iré a conseguir algo de sangre. Vuelvo enseguida—apretó su hombro y salió por la puerta vestido como si no acabara de despertarse.

Tras escuchar la puerta cerrarse, Stiles se aventuró fuera de la habitación. Aún no había anochecido, probablemente el cielo aún estaría rojo-anaranjado fuera, pero las persianas no permitían que entrara luz en el apartamento. Comprobó su móvil. Aún no había llamadas ni mensajes de su padre. Se pasó la siguiente hora escribiendo mensajes a sus profesores y a la universidad para comunicarles que tendría que dejar el curso por motivos personales. Tras año y medio de máster, realmente lamentaba tener que dejarlo. De no ser por las prácticas, podría terminarlo, pero así era imposible.

Olió la sangre antes de que se abriera la puerta. Su cuerpo reaccionó sin pensarlo. Se levantó del sofá de un salto y aterrizó a unos cuatro metros, cerca de la entrada. Peter entró con una bolsa térmica en la mano.

—¿Ansioso?—preguntó al verle esperándolo allí.

—Solo, um...—retorció el borde de la camiseta entre sus manos, quizá tuviera más hambre de la que pensaba.

—Está bien, es natural. Vamos al baño, no quiero sangre en el parqué, otra vez.

Lo guio al baño de la mampara rota con una mano en su espalda. Ya no quedaba ni rastro de los fragmentos de cristal.

—He traído dos bolsas, puedo ir a por más si lo necesitas—dejó la bolsa térmica junto al lavabo y sacó una bolsa de sangre como la que te pondrían para una transfusión—. Es del grupo más común para que no se percaten. No sé si los vampiros notáis diferencias entre grupos sanguíneos, pero podemos comprobarlo en el futuro.

Stiles cogió la bolsa entre sus manos y la miró con algo de duda mientras su boca salivaba.

—Cómo...

—Solo déjate llevar—le susurró, frotando su espalda. Era un alivio tenerlo a su lado y saber que no le miraría como a un monstruo si bebía aquella sangre.

No pudo aguantar más, hundió sus colmillos (¿cómo los había sacado?) en la bolsa de plástico. La sangre fluyó en su boca y fue como si unos fuegos artificiales de colores estallaran en su mente. Cerró los ojos y gimió mientras tragaba el frío líquido con ansia. Peter lo sujetaba rodeando su cintura con un brazo porque su cuerpo se tambaleaba como si las piernas le fallaran. Stiles se apoyó contra él con la cabeza echada hacia atrás mientras devoraba hasta las últimas gotas de su nueva comida y un hilo de sangre se deslizaba por la comisura de sus labios.

Cuando la bolsa estuvo vacía, la soltó y disfrutó del sabor que quedaba en su boca. Se apoyó contra Peter y dejó caer la cabeza sobre su hombro. Inspiró hondo y aquel delicioso olor se mezcló con el sabor de la sangre. Sentía que su cuerpo ardía a pesar de que la sangre había estado fría.

—¿Quieres la otra bolsa?

Apenas fue consciente de ello cuando Peter le habló, pero negó con la cabeza. No era más sangre lo que quería ahora. Levantó la cabeza y besó a Peter sin dudarlo, solo hambriento. Un gruñido vibró en el pecho del lobo y Stiles habría reído de no estar tan ocupado. Tomó su rostro con ambas manos y lo besó con el mismo ansia con la que había bebido la sangre. Peter respondía con las mismas ganas, guiando el beso a algo más coherente. Stiles gimió cuando Peter lo agarró con ambas manos por las caderas, pero después se quejó cuando esas mismas manos lo apartaron.

—¿...?—olvidó respirar y se forzó a tomar aire—. ¿Peter?

—Stiles—Peter ejerció un poco más de fuerza cuando Stiles volvió a intentar besarle—, necesito saber que no haces esto inducido por la sangre.

Stiles frunció el ceño y sacudió la cabeza para aclarar sus pensamientos.

—Uh... No, sí que... um... me ha puesto muy cachondo, pero no me ha hecho besarte. Si no fueras tú, no lo habría hecho—se habría ido a masturbar a la habitación, pero no habría besado a cualquiera.

—Con eso me vale.

Peter reanudó el beso y Stiles rodeó su cuello con los brazos. El lobo lo acercó y Stiles pudo sentir su erección contra su pubis. Movió sus caderas contra él y Peter gruñó, pero esta vez en lugar de apartarlo, lo agarró por las nalgas y lo levantó. Stiles ahogó un grito entre sus labios y lo rodeó con sus piernas. Peter lo llevó al salón y lo tumbó en el sofá, presionando su cuerpo contra él. Stiles gimió, acercándolo aún más con sus piernas. Se alegraba de no tener que respirar porque no quería que aquel beso terminara. ¿Por qué no lo había hecho antes? El lobo presionó su erección contra él y Stiles se retorció con un necesitado gemido. No podía creer que se hubiera puesto tan duro por él cuando solo se habían dado unos besos.

Entonces sintió su mano deslizándose bajo su camiseta y fue como sumergirse en un baño helado. Su cuerpo se tensó y agarró la muñeca de Peter con fuerza no del todo humana. Peter se quedó inmóvil al instante. Le miró preocupado, incorporándose hasta dejar de presionar su cuerpo.

—Dime lo que necesitas—le dijo con calma, esperando pacientemente a que aclarara sus mente.

Stiles se forzó a respirar porque por algún motivo eso le ayudaba a tranquilizarse. No estaba seguro de qué necesitaba, pero sí sabía cuál era el maldito problema.

—Tiempo muerto—pidió.

—De acuerdo—Peter se apartó y le ayudó a levantarse. No parecía en absoluto molesto por haberle cortado el rollo de repente, solo parecía preocupado—. Creo que deberíamos hablar antes de seguir con esto. No quiero que te sientas incómodo ni hacer nada que te haga daño en ningún momento.

—¿Por qué ahora? Quiero decir, ¿es mi cuerpo? Antes no... ¡Ugh!—se tiró del pelo al tiempo que sacudía la cabeza. ¿Por qué tenía que perder su elocuencia en momentos como este?

—Vamos a enfriarnos un rato—le dijo, levantándose del sofá.

—¿Te gusto ahora porque mi cuerpo ha cambiado?—la idea era aterradora, pero tenía que saberlo.

Peter le miró con una expresión suave en su rostro. Era extraño verlo así, nunca se mostraba así delante de otros.

—Stiles, si hubieras tenido sentidos agudizados antes, te habrías dado cuenta de que estoy interesado en ti desde antes de que fuera legal. Mi sobrino me amenazó más de una vez por la forma en que olía cuando estabas alrededor. Si tus amigos hubieran tenido un mínimo de control sobre sus habilidades, también se habrían dado cuenta.

Stiles sintió algo cálido en su interior. Era un alivio saber que Peter no se sentía solo atraído por su cuerpo actual. Sabía que Peter no haría algo así, pero necesitaba oírlo.

—Vale, entonces podemos seguir.

Se levantó y se acercó a Peter, retomando su posición con los brazos alrededor de su cuello y los labios contra los suyos. Peter le permitió besarle durante unos segundos antes de apartarse un poco. Stiles se quejó, intentando perseguir sus labios.

—Primero tenemos que hablar sobre lo que puede hacerte sentir mal.

Stiles resopló. No quería pensar en ello, solo conseguiría deprimirse.

—¿No podemos solo... besarnos y restregarnos hasta que nos corramos y hablar de ello en otro momento?—preguntó algo frustrado.

Peter sonrió y se inclinó para besar su cuello y Stiles ladeó la cabeza sin necesidad de que se lo pidiera.

—De acuerdo—suspiró como si fuera un gran esfuerzo.

Stiles tiró de él de vuelta al sofá y esta vez fue él quien se tumbó sobre el lobo. Peter lo agarró casi de forma automática por el trasero y Stiles movió sus caderas contra él, haciendo que ambos gimieran. Siguieron besándose mientras Stiles se contoneaba y Peter lo animaba apretando sus nalgas. Tenían que hablar antes siquiera de quitarse la ropa, pero restregarse contra aquel musculoso cuerpo y las maravillosas habilidades para besar de Peter eran suficiente en ese momento. Todo su cuerpo estaba caliente y podía escuchar ya la humedad en sus calzoncillos cuando su sexo se abría al frotarse contra la erección de Peter. Podía olerlo junto al presemen de Peter y lo que supuso era su excitación. Con sus nuevos sentidos era abrumador y resultaba difícil concentrarse en una cosa, incluso sus movimientos eran descoordinados, pero no importaba porque todo se sentía bien.

Un movimiento le hizo sentir particularmente bien, una corriente recorrió su cuerpo y Stiles se incorporó buscando que se repitiera de nuevo. Los ojos del lobo estaban brillando, sus pupilas dilatadas, y respiraba con pesadez. Apretó sus manos, casi garras, en sus nalgas y era evidente que se esforzaba por mantenerse quieto y no embestir.

—Adelante, ve a por ello—le dijo Peter con voz ronca.

Era justo lo que estaba haciendo. Solo podía pensar en llegar ahora que había sentido aquello. Se aferró a la camiseta de Peter y comenzó a mover sus caderas más rápido, sintiendo la erección de Peter abrir su entrada. ¡Malditos pantalones! ¿Por qué no se los había quitado? Pero ahora no había tiempo para eso, iba a...

Echó la cabeza hacia atrás y gimió, presionando contra Peter sin moverse más. Peter lo agarró por las caderas y comenzó a embestir, estimulando su orgasmo, haciéndolo más fuerte y más largo al tiempo que se corría en sus pantalones. Stiles cayó sobre el lobo y ambos se quedaron inmóviles mientras disfrutaban de los efectos de sus respectivos orgasmos. Peter jadeaba y su corazón latía acelerado. Stiles estaría en la misma situación de no ser porque su corazón ya no latía y no necesitaba respirar. Aun así, podía sentir el latido fantasma de su corazón por sus venas.

Stiles no se movió de allí, ¿por qué lo iba a hacer? Se sentía demasiado bien allí tumbado y Peter no parecía molesto en absoluto.

—Debería colocar las cortinas para cuando amanezca—comentó Peter, formando constelaciones distraídamente en su espalda con los dedos—. O cocinar algo.

Stiles intentó levantarse, pero Peter se lo impidió con un brazo a su alrededor y emitió un quejido. Stiles rio entre dientes y ocultó el rostro en su cuello.

—No hace falta que pongas las cortinas, creo que sería mejor que regresáramos a Beacon Hills—susurró sin levantar la cabeza.

—¿Estás seguro?

—Quiero poder practicar con mis nuevas habilidades y qué mejor lugar que hacerlo que en el bosque justo detrás de casa. Además, no tiene sentido quedarme aquí si no puedo ni trabajar ni estudiar—quería un lugar más tranquilo para salir y adaptarse a sus nuevos sentidos y poderes, y ahora al fin Beacon Hills era el lugar tranquilo que aparentaba.

—De acuerdo. No quiero que nos arriesguemos a que amanezca así que nos pondremos en marcha mañana en cuanto anochezca.

Stiles asintió con un murmullo y se acomodó sobre Peter. El lobo arrugó el rostro al sentir el semen secándose en sus pantalones, pero estaba demasiado cómodo como para decir nada y estropear el momento.

Un rato después, Peter preparó algo para comer (o cenar o lo que fuera). Otra cosa que Stiles lamentaba perder. Ni siquiera su olor le atraía aunque estaba seguro de que Peter era un gran cocinero. Comprobó su móvil mientras le veía comer, pero aún no había nada. Era probable que su padre hubiera visto el mensaje cuando no podía responder y después se hubiera olvidado de él.

Se tumbaron en la cama para ver Netflix, pero ninguno le prestó atención a la película que pusieron cuando Peter le preguntó si había pensado en sus líneas rojas. Stiles se quejó, pero Peter insistió.

—Es importante, Stiles. Quiero hacer cosas contigo, desde hace mucho tiempo, y tú te pones cachondo bebiendo sangre—Stiles se cubrió la cara con las manos, no podía creer que lo repitiera en un momento como aquel. Él lo había dicho en el calor del momento, pero eso era distinto—. No quiero que la próxima vez te sientas mal ni por un segundo.

Stiles resopló y se incorporó, comenzando a mover nerviosamente las manos, retorciendo el borde de la camiseta entre ellas sin mirar a Peter en ningún momento.

—No menciones nombres de...—señaló vagamente a su entrepierna y pecho—, mis partes. Um... Mi pecho... Estaba bien con él antes, pero ahora, n-no sé...

—No tienes que darme explicaciones. No importa que ni siquiera lo comprendas, importa cómo te sientas—le dijo, acariciando su espalda sin acercarse demasiado para no agobiarlo.

Stiles asintió y respiró hondo.

—No toques mi pecho ni me quites la camiseta. Zona restringida—lo soltó de un tirón para que no le diera tiempo a titubear entremedias—. Lo demás no me molesta, aunque echo de menos... um... no importa.

—Sí importa, Stiles, claro que importa. No solo lo que no te gusta, también lo que te pueda hacer sentir bien.

Se mordió el labio y agachó la cabeza.

—Sabes eso que pasa con esta medicación cuando, um, el clítoris se agranda hasta que es como un pequeño...

El volumen de su voz fue descendiendo hasta que Peter no habría podido oír aquella última parte de no haber tenido superoído.

—Stiles—Peter se inclinó y susurró en su oído con su mano descendiendo lentamente por su espalda—. ¿Te gustaría que lo llamara polla o nombres similares?

Stiles emitió un gemido y apretó los muslos.

—Sí...—respondió casi sin voz.

—Déjame chupártela entonces.

Stiles habría emitido un lastimoso sonido de no ser porque se había quedado sin aire. Asintió con energía y llevó las manos a sus pantalones. Comenzó a bajárselos y entonces Peter estaba arrodillado entre sus piernas. Le dio un rápido beso y le bajó los pantalones junto a los calzoncillos hasta dejarlo desnudo de cintura para abajo. Stiles sintió la necesidad de cerrar las piernas, pero en lugar de eso las separó. El gruñido que escuchó le hizo estremecer. Peter le estaba mirando con una expresión hambrienta, sus ojos demasiado azules para ser humanos.

El lobo colocó ambas manos en sus rodillas y besó primero una y después la otra. Descendió por sus muslos, alternando besos entre uno y otro, mordiendo con suavidad la cara interna, solo rozando la piel con sus dientes, haciendo que sus piernas temblaran. Stiles separó aún más las piernas para intentar que fuera al grano.

—Dime lo que quieres, cariño—le dijo Peter con una voz que casi parecía un gruñido, sus labios tan cerca pero aún...

—¡Peter!

—Déjame oírlo—le pidió con un beso en su pubis.

Stiles movió las caderas con un quejido cuando se apartó.

—Nn... Por favor, Peter, chúpamela—suplicó casi con lágrimas.

Sin esperar un segundo, Peter se inclinó y lamió de abajo arriba su entrada. Stiles echó la cabeza hacia atrás con un gemido y se golpeó en el cabecero, pero no le prestó atención. Peter gruñó al saborear su húmedo y caliente sexo y levantó sus piernas por los muslos para comenzar a comerle con ansia. Stiles soltó un intenso gemido cuando lamió su polla y Peter se centró en aquel lugar.

—Sí, sí, Peter, dios, ahí—gimió mientras movía sus caderas inconscientemente buscando más a pesar de que Peter lo mantenía sujeto contra la cama.

Una intensa sensación comenzó a formarse en su sexo y cuando Peter mordisqueó con suavidad su polla, aquella sensación estalló de repente por todo su cuerpo en una oleada tras otra. Dejó de emitir sonidos porque simplemente su mente estaba demasiado ocupada con el orgasmo como para pensar en respirar. Sus piernas se contraían y temblaban mientras Peter seguía chupándolo hasta que el orgasmo se fue desvaneciendo poco a poco.

Abrió los ojos y vio a Peter junto a él, sonriendo con cara de satisfacción, su perilla brillando con sus fluidos. Stiles no podía siquiera estar molesto, el lobo tenía derecho a estar orgulloso. Vio el notable bulto en sus pantalones, pero Peter no parecía tener prisa por ocuparse de ello.

—¿Todo bien?—preguntó, acariciando su rostro con un par de dedos.

—¿Estás buscando cumplidos?—preguntó con una risa.

—Creo que mi trabajo lo merece—replicó con la cabeza erguida.

—Mhmm, has hecho un buen trabajo. Aunque se me ocurre algo mejor para compensarte—deslizó una mano sugerente por su muslo. No se percataba de que sus ojos estaban brillando.

—Solo si realmente quieres hacerlo—respondió aunque sus ganas eran más que evidentes.

—Peter, no necesito respirar. Puedo tener tu polla hasta el fondo de mi garganta tanto tiempo como quiera.

Los ojos de Peter brillaron neón.

—Eso—se aclaró la garganta porque su voz sonó casi como un gruñido—. Sí, de acuerdo.

Stiles sonrió como el gato Cheshire y se dio la vuelta rápidamente para arrodillarse entre sus piernas en una posición casi idéntica a la que acababa de estar Peter. La tela de los pantalones crujió cuando Peter se los quitó, estaba perdiendo un poco el control.

—¿Has hecho esto antes?—le preguntó el lobo.

Stiles le miró arqueando una ceja. ¿Por qué no le dejaba ponerse a ello ya?

—Solo quiero saber si debo guiarte o no.

—Pff... Bueno, digamos que tengo práctica con diversos objetos y también lo he hecho con algún que otro chico. Realmente es lo único que he hecho y, por lo que sé, se me da bien—respondió un poco avergonzado. No porque se la hubiera chupado a unos cuántos chicos, sino porque solo se había atrevido a eso, no había sido capaz de llegar a más.

—Todo tuyo, entonces—respondió, bajándose los calzoncillos.

Dios, era... grande. Nada monstruoso ni fuera de las estadísticas, pero... suficiente para hacerle salivar. Stiles lo agarró con una mano y no dudó un segundo en lamerlo de abajo arriba y meterlo en su boca lentamente y hasta el fondo.

—Joder, Stiles—lo agarró del pelo sin darse cuenta, solo por un instante antes de soltarlo.

Stiles agarró su mano cuando la apartó y la volvió a colocar en su cabeza. Tragó alrededor del miembro en su boca y Peter se estremeció. Joder, se sentía bien, tan apretado y cálido, tan húmedo. Pero no era suficiente. Podía pasarse horas ahí dentro, pero no cuando necesitaba tan desesperadamente correrse.

—Stiles, por favor, no puedo... Necesito que te muevas—le pidió con tono impaciente.

Stiles abrió los ojos y murmuró una disculpa sin sacar la polla de su boca. Se había olvidado de eso. Comenzó a moverse, ayudándose con su mano. Recorría la verga con su lengua mientras su saliva goteaba hasta la base. Nunca había sido tan fácil chuparla. Peter comenzó a respirar con pesadez, el chico era demasiado hábil con su lengua. Quizá sí que tenía fijación oral como había sospechado. Peter agarró su pelo y sacudió sus caderas aunque intentó mantenerse quieto, pero a Stiles no pareció molestarle.

—Voy a... Stiles...

Intentó advertirle, pero Stiles murmuró y Peter no pudo más. Se corrió en el fondo de su garganta, los músculos contrayéndose a su alrededor, exprimiéndolo. Stiles lo tragó todo sin inmutarse y no se apartó cuando terminó. En lugar de eso, deslizó la polla hasta el fondo de su garganta y se acomodó entre las piernas de Peter con la cabeza apoyada sobre su muslo. Estaba obstruyendo sus vías respiratorias, pero ya no necesitaba respirar así que podía estar así horas sin problemas. No sabía por qué, pero aquello lo relajaba, siempre lo había hecho. Peter acarició sus cabellos. Podía ponerse duro de nuevo solo viéndolo tan a gusto con su polla en la boca.

—¿Quieres que ponga otra vez la película?—le preguntó. Ambos se habían olvidado de ella.

Stiles asintió levemente. Peter alcanzó el ordenador sin molestar mucho al chico y lo colocó donde él también pudiera verlo, aunque no importaba realmente, Stiles no aguantó mucho tiempo con los ojos abiertos.

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