Fandom: Tactics Pareja: Ichinomiya Kantaro ♥ Haruka
Autor: KiraH69
Género: Yaoi Capítulos: One-shot
Clasificación: +18 Advertencia: Lemon
Resumen: Haruka se encuentra con un poseído Sugino en el peor momento posible, cuando ha discutido con Kantaro. Sugino intenta tomar ventaja pero Kantaro no puede permitirlo, el devora-demonios le pertenece solo a él.
La pétrida luz de la luna que gobernaba el cielo en su más grande talla, iluminaba los frondosos bosques creando lúgubres sobras engañosas. Desde el pie de un árbol o desde la ventana de la casa, sin saberlo ambos observaban la misma imagen que hacía bullir sus recuerdos y más tristes sentimientos en su interior. Ambos odiaban más que nada discutir con el otro pero no podían evitarlo, como un acto autodestructivo necesario para mantener las máscaras que llevaban.
—Ha~ ru~ ka~—la familiar voz resonó en el bosque.
La silueta del dios de la montaña enfundado en sus voluminosas ropas, escoltado por las blancas alas levemente plegadas, se acercaba danzarín al devora-demonios sentado en el suelo, recostado contra el tronco del árbol. Pero algo extraño percibió Haruka en él, un aura más oscura de lo normal que no le pertenecía. Cuando estuvo lo suficientemente cerca lo supo sin duda, sus ojos estaban vacíos de alma. Puede que fuera su cuerpo pero no era el Sugino auténtico quien caminaba hacia él.
— ¿Otra vez pensando en ese estúpido de Ichinomiya?—le preguntó en cuclillas frente a él—. ¿O estás echando de menos tus recuerdos? Qué irónico.
Se puso a reír ante la seria mirada de Haruka.
—No estoy de humor para ti, desaparece—le contestó sin querer lidiar con incordiantes youkais en ese momento.
—Hum… no es por tus recuerdos—le dijo tornando la risa en una mueca de desagrado—. Solo te molestas tanto cuando has discutido con el exorcista. ¿Por qué no te olvidas ya de una vez de ese inútil y le dejas? Alguien como él no merece tenerte a su lado. Eres un gran demonio, no necesitas estar rodeado de humanos y menos servir a uno. ¡Debería adorarte!
—No he pedido tu consejo—ya temía tener que ayudarle a liberarse de aquella posesión.
—Haruka… ¿por qué no piensas en mí?—Sugino se inclinó sobre él apoyando sus manos a ambos lados sobre el árbol—. Yo puedo hacerte sentir mucho mejor, no volverás a mirar triste la luna por su culpa. Te haré feliz.
Acercó su rostro despacio mientras los largos cabellos se deslizaban a su alrededor. La seductora imagen hizo palpitar el corazón del devora-demonios por un segundo pero no era suficiente. Le bloqueó con un brazo impidiendo que se acercara más.
—No quiero nada contigo—le dijo con una tajante mirada.
—Haruka...—intentó besarle a pesar de su negativa sin siquiera escucharle.
— ¡He dicho que no!—le agarró por los hombros y le intentó apartar.
Pero no lo consiguió, el demonio blanco pasó a modo agresivo y sujetó sus manos sobre la cabeza contra el árbol. Haruka no podía creerlo. ¿Qué era aquella fuerza? ¿Por qué no podía soltarse de él? Y por un momento dudó si era el demonio demasiado fuerte o era él quien no se resistía lo suficiente. ¿Quizás deseaba aquello? Los labios de Sugino cubrieron los suyos y su lengua no encontró mucha resistencia a la hora de entrar en su boca. El calor de otro cubriendo su cuerpo… hacía mucho tiempo que no experimentaba aquella sensación y resultaba refrescante.
—Suéltale—la voz de Kantaro sonó tranquila pero rotunda.
El rostro del joven a unos metros de ellos se veía serio y sereno, casi mortecino por la pálida luz y sin embargo cuando ambos demonios le miraron sintieron que su furia era mayor de la que habían visto jamás, como la calma antes de la tempestad.
—Así que ha llegado al enano inútil—una voz de ultratumba salió de la garganta del tengu blanco—. Así podrás ver cómo hago mío a Haruka.
Sin replicar a su provocación, Kantaro comenzó a recitar sutras que penetraron en la mente de Sugino, clavándose como cuchillas en el demonio que lo poseía.
—¡¡Uagh!! ¡Bastardo! ¡Déjame!—gritaba el youkai de su interior sintiendo cómo le separaban a la fuerza del cuerpo que había poseído.
—Lo siento pero Haruka… ¡¡Es mío!!—gritó completando el exorcismo.
El espíritu del demonio salió del cuerpo de Sugino como una simple sombra y Kantaro lo envió al mundo celestial con una última oración sin dejar que hiciera nada más. El cuerpo del tengu blanco se quedó tendido en el suelo inconsciente a los pies de Haruka. Discretamente el devora-demonios echó un vistazo al peliblanco que no se había movido de su lugar y se sorprendió al ver que la expresión de su ensombrecido rostro no había cambiado mucho. Parecía seguir furioso observando el cuerpo inmóvil, con sus ojos vacíos de la luz que normalmente lo caracterizaba. Entonces el joven se dio la vuelta dándole la espalda y se quedó quieto por un momento.
—Haruka, recuerda que eres mío, no dejaré que nadie más te tenga—le dijo con su seria voz antes de comenzar a cambiar.
Unas palabras posesivas que en cualquier otro momento o de cualquier otra persona le habrían resultado molestas e incluso se habría ofendido pero en aquel instante hicieron palpitar sorprendentemente su corazón.
— ¿Entonces por qué no lo demuestras?—le preguntó el tengu sin moverse de su asiento, mirando la luna—. Hablas muy bien pero todavía no has hecho nada. Un youkai que ni siquiera conozco se ha acercado más a mí que tú en todo el tiempo que llevamos juntos. Dices que soy tuyo pero yo no lo siento así en absoluto.
Tras un instante de silencio en el que Kantaro meditó lo que debía hacer, se dio la vuelta y se acercó de nuevo al youkai sin decir una sola palabra. Dio una patada al cuerpo de Sugino y al ver que no se movía lo agarró por las ropas y lo arrastró hasta unos pocos metros de allí, dejándolo bruscamente en el suelo tras un árbol. Regresó junto a Haruka y se arrodilló sobre él. Sus ojos se encontraron y el youkai sintió como si le atravesara el alma, una mirada más intensa que cualquier otra que hubiera visto antes. Los dedos del humano se enredaron en los negros cabellos y agarrándole de forma hosca devoró sus labios, irrumpiendo en su boca intensamente. Cuando se separaron Haruka jadeaba con un leve rubor en sus mejillas pero su respiración se cortó cuando advirtió la mirada de su amo.
—Eres mío. Tu cuerpo y tu alma, todo es mío y no permitiré que nadie más lo tome—parecía sereno y controlado pero su voz tenía un toque desesperado.
—Siendo así coge lo que te pertenece—le dijo provocativo con la luz de la luna brillando en sus ojos.
El cuerpo de Kantaro se sacudió por dentro y cedió el control a su deseo. Sus dedos alcanzaron el lazo de seda negro que adornaba el cuello del youkai y lo desató lentamente. Observó el blanco y delgado cuello cuando desabrochó el primer botón de la camisa y lo acarició con la punta de los dedos. No pudo dominar más su ansia que creía disimulada ante el otro y besó, mordió y lamió el cuello de Haruka mientras seguía desabotonando su camisa. Sintiendo el aliento del humano en su cuello y la suave piel deslizándose sobre la suya, el cuerpo del devora-demonios se estremeció y un tenue sonido salió de su garganta. Los labios de Kantaro bajaron por su pecho, saboreando cada centímetro de piel, dejando caminos de saliva a su paso. El aroma particular del youkai y el gozoso sonido que emitía su boca embriagaba sus sentidos y turbaba su alma. Ya era incapaz de detenerse, deseaba tenerlo todo de aquel hombre. Mordisqueó ligeramente los rosados pezones y sintió sacudirse el cuerpo de Haruka.
— ¡Ju! Eres más sensible de lo que esperaba—rió con una pervertida mirada.
¿De verdad era ese Ichinomiya Kantaro? Se preguntaba el devora-demonio, sin haber visto jamás antes aquella pasión en los ojos de su amo, ni siquiera tratándose de dinero. Cuando se dio cuenta su pantalón ya había sido desabrochado hábilmente y le despojó de él junto a sus calzoncillos rápidamente. El youkai estaba algo conmocionado, no esperaba que llegara hasta ese punto pero tampoco podía hacer nada al respecto, había sido él mismo quien le había instado a ello. Kantaro separó sus piernas desnudas situándose entre ellas y se inclinó sobre la entrepierna donde el miembro ya estaba bastante duro. Invadido por el fuerte olor, abrió su boca y envolvió con ella el falo, moviendo su lengua por todo él mientras lo acariciaba con sus manos. El cuerpo de Haruka se agitó, mezcló sus dedos con los blancos cabellos y lo empujó sin darse cuenta, llevando el miembro más profundo en su garganta. La humedad, el calor, una sensación comparable a penetrar a una mujer, algo que le resultaba bastante familiar a pesar de no recordarlo.
—Kantaro…—suspiraba el youkai sintiéndose llegar al éxtasis en cualquier momento—. ¡Ah! ¡Qué-! Qué estás…—se sobresaltó al sentir los dedos del humano tanteando su entrada.
—Solo voy a tomar lo que me pertenece—le contestó sacando durante un instante el miembro de su boca.
No se esperaba aquello y no estaba seguro de quererlo o más bien de estar preparado para ello pero después de haberle invitado no podía negarse. Aunque habría preferido ser él quien lo hiciera, heriría menos su orgullo.
Una mueca de dolor apareció en el rostro de Haruka cuando uno de los dedos invadió su interior. Con los ojos fuertemente cerrados no se daba cuenta de que Kantaro le miraba fijamente sin perderse el más mínimo detalle de sus reacciones. Metió el segundo dedo en su interior sin dejar de moverlos circularmente, pero seguía sumamente estrecho y tenso. A ese paso no podría continuar. Sacó de su boca la verga palpitante a punto de correrse y comenzó a atender con la lengua su agujero, cubriéndolo con saliva y lamiendo su interior.
— ¡No! ¡Para! N-no lamas… ahí… Voy a… ¡Ugh!—gritó con aquella extraña sensación recorriéndole.
—Nn… Qué pasa- ¡Uh!—el semen de Haruka salpicó su rostro dejándole sorprendido con los ojos abiertos como platos.
—Ah- um… lo… lo siento…—se sentía avergonzado por haberse corrido de ese modo pero no podía negar que la visión de aquel rostro manchado de su simiente resultaba sumamente hermosa y erótica.
—Hum… Eso ha sido muy maleducado—una pícara sonrisa apareció en su rostro—Correrte en la cara de tu amo sin permiso… mereces un castigo por eso—cogió con sus dedos el blanquecino líquido y lo lamió saboreándolo bien—. Iba a dilatarte más antes de metértela pero así es suficiente.
Bajando su pantalón y levantando las piernas de su compañero comenzó a penetrarle sin darle tiempo a reaccionar. Haruka se aferró fuertemente a las ropas de exorcista e intentó contenerse pero le fue imposible, los gritos o gemidos salieron de su garganta descontrolados, por el dolor y el atisbo de placer que le provocó el miembro de Kantaro perforándole. Duro y mayor de lo que esperaba se abría paso forzosamente en su interior, que lo apretaba como si no quisiera dejarlo ir.
—Estás muy estrecho…casi no puedo moverme—susurró observando cómo su rostro se sonrojaba por momentos—. Si no te relajas no podré seguir.
—I-idiota…cómo voy…a relajarme…—las palabras de su amo le avergonzaban más que sus actos.
Al joven le resultó sumamente adorable la expresión de Haruka en aquel momento y suspiró hipnotizado por ella, pero la mayor reacción sucedió en su miembro que aumentó aún más de tamaño. Ahogó con sus labios los gemidos que salieron en aquel momento del youkai. Dulcemente le besó, dejando que sus lenguas se acariciaran en el interior de sus bocas. Poco a poco sintió cómo el interior se abría y le dejaba moverse con más soltura. La sensación se hizo más grata para ambos y el dolor dio paso al placer. Antes de que se dieran cuenta las embestidas eran cada vez más continuadas y ambos gemían profundamente por el placer que le proporcionaba el cuerpo del otro.
—Haruka… te amo… Amo todo de ti… entrégamelo por favor, no te contengas y entrégate por completo a mí—le pidió desesperado, sintiendo que a pesar de lo que estaban haciendo Haruka aún estaba muy lejos de él.
Repentinamente el youkai le rodeó con sus brazos atrayéndole en un fuerte abrazo, enterrando el rostro en su hombro.
—Ya lo tienes todo. Eres un idiota y no sabías que ya mi alma era tuya y ahora también has tomado mi cuerpo. Todo mi ser es tuyo…—susurró en su oído.
Una súbita felicidad invadió el cuerpo de Kantaro y sin decir una palabra comenzó a embestirle cada vez más rápido y con más fuerza, vertiendo toda su energía en él. Con sus cuerpos acelerados, sintiendo el ardiente calor del otro bajo la atenta luna, los dos jóvenes culminaron en un éxtasis de nuevas sensaciones.
El silencio se apoderó de nuevo del lugar, y al sonido natural del bosque solo se le sumaba el de los jadeos cada vez más suaves de los amantes.
— ¿Puedes sentirlo Haruka? Mi semen está inundando tu interior ¿le gusta?—le preguntó Kantaro con una dulce sonrisa que ya se parecía más a su yo de siempre.
— ¡Idiota! No digas cosas como es- gh- —el humano agarró sus manos que intentaban apartarle y las empujó contra el árbol.
—Por fin eres mío. Tu alma y hasta el último rincón de tu cuerpo… el youkai más poderoso de todos, Haruka el devora-demonios. Después de tanto tiempo buscándote y deseándote… soy tan feliz—su voz no era más que un leve susurro junto al oído de su amante.
—Tonto… no eres más que un niño tonto—Kantaro se veía como un chiquillo encaprichado con un juguete y se veía realmente adorable.
—Haruka, volvamos a casa—le dijo saliendo delicadamente de su interior. Volvía a ser el mismo chico alegre de siempre—. Quiero hacerlo en el futón, dos o tres veces más, da igual.
— ¡¡¿Qué?!! ¡¿Más?!— ¿Cómo iba a hacerlo más veces si ya le costaba levantarse?
— ¡Claro! ¡Quiero hacerlo muchas, muchas veces! Quiero escrutar cada rincón de Haruka.
Resultaba vergonzoso y humillante pero la visión de aquel chico tan feliz dando vueltas bajo la blanca luz y las estrellas resultaba demasiado hermosa como para pensar en eso. El youkai se vistió y los dos amantes se marcharon juntos de allí olvidándose de Sugino que seguía inconsciente en el bosque.
—Haruka…
— ¿Huh?
— ¿Tú quieres ser mío?—le preguntó mientras caminaba delante de él.
—Si no quisiera no lo sería—contestó aún ruborizado con el ceño fruncido.
— ¿Sabes Haruka? Yo también soy tuyo—rió feliz sorprendiendo al devora-demonios.
FIN
Lo he amado *^* Te ha quedado genial x333 a ver cuando termino de ver ese anime que lo tengo a medias xD.
ResponderEliminarKantaro x Haruka ...yo hubiera preferido Haruka x Kantaro xD.. aun asi me gusto/
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